viernes, 7 de agosto de 2015

A ti, olivo


Robusto tronco, retorcido y viejo,
centinela  arbóreo de hogar amigo,
tu enorme copa proporciona  abrigo
a verdes olivas tinte verdejo.

Tu corte es profundo, no un bosquejo;
un costurón, recuerda el castigo
que hiende tu esqueleto, ombligo
de un linaje milenario y añejo.

Ensortijada y rugosa corteza,
envoltura exterior, gabán de lujo
que muestra al mundo tu fina nobleza.

Olivo grande, estás lleno de embrujo
que impregna el aire de sutil belleza
y  pareces los  trazos de un dibujo. 



Para  Certámenes 2015 - Mis Escritos. (Argentina).

jueves, 6 de agosto de 2015

Hermana pobre, pero rica


Entré en la Papelería, por algunos conocida como "hermana pobre", de esas otras de más boato denominadas Librerías.
Era antigua la estancia; mostradores raídos por el tiempo; olor a madera carcomida por insectos moradores en sus entrañas. Parecía abandonada a su suerte, como sus dueños, una pareja de ancianos dispuestos a que el negocio lo llevaran sus propios compradores.
Eran la imagen de su establecimiento; recubiertos con guardapolvos azules hasta la altura de sus tobillos; y, sin embargo,  acudían solícitos ante cualquier pregunta de los potenciales compradores y activos fisgones, que pasaban las horas muertas revolviendo las montañas de libros apilados en la parte  más profunda de la papelería.
Y husmeando en los montones, encontré una perla a la que tuve que mirar y remirar para hacerme comprender a mí mismo, que sí era el libro que parecía ser; que realmente ese libro era una edición primitiva de hacía siglo y medio de una gramática que se estudiaba, por entonces, en el bachillerato.

Lo compré de inmediato. Un merodeador, me miró con piedad al ver el "pastón" que iba a dejar por un libro zarrapastroso. Me insufló júbilo el guiño que el dueño de aquella tienducha me lanzó al pagar.


Para el II Premio de Micro-relatos RNE. Radio Nacional de España, con la colaboración de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros. Madrid.

Mujer de otro tiempo



Naciste en cuna señorial,
de linaje, aristocrática,
ajena a hazaña mediática
más postrera y vocacional.

Fuiste niña juguetona,
traviesa, titiritera
a lomos de esa grosera
novela, color Tizona.

Tus andanzas buscan laureles,
intentan hacer camino
con hermano, buscas destino
y luchar contra infieles.

Más, no será así tu futuro,
el Destino te esquiva
y te mantiene cautiva
en una celda, con muro.

Es un aviso sucinto
que el cielo envía, Teresa,
es el Cielo, que te besa,
que visita tu recinto.

Y casi con suerte, por chiripa
descubres otra faceta,
la vida como una asceta
que tus reparos disipa.

Te lanzas a la aventura
fervorosa, monacal,
con una fuerza vital
que no tiene tu figura.

Es, sin duda, inoculada
por una fuerza divina
dulce y fuerte que domina
tu voluntad azorada.

Pero tu tesón , tenaz
hace que el camino andes
y con tus pasos, agrandes
tu labor, más eficaz.

Te visitarán visiones
escalofriantes, viles,
que te herirán cual buriles
tallan a tus procesiones.

Otras, más místicas,
portaron a tus escritos
versos como ramitos
de chiribitas artísticas.

Y la vida que elegiste
quiso poner  por modelo
la reforma del Carmelo;
con tu perfección, hiciste.

Más la Iglesia se rebela,
aunque sea de puntillas,
formando algunas capillas
que a tu mente traspapela.

Y te vas, marcas distancia,
dejas solas a tus monjas,
no escuchando las lisonjas
de boca, sabor a rancia.

Y ya no paras Hermana
de fundar más monasterios
diecisiete, cual misterios
de un rosario de semana.

Sólo un juez austero y frío
termina con tus trasiegos
y vuelve tus ojos ciegos,
aquellos con tanto brío.

Solo puede con tu talle,
tu alma seguirá intacta
y en los hombres se refracta
tu vagar de calle en calle.



Para el Concurso de Literatura V Centenario Santa Teresa de Jesús. Las universidades Católica de Ávila, San Pablo CEU, Cardenal Herrera CEU, Abat Oliba CEU, Universidad Católica de Valencia, Francisco de Vitoria y San Jorge de Zaragoza.

Contubernio


Intriga, palabreja inquietante
por sí misma, sin pareja,
sola, antigua, añeja,
sin remedio, intrigante.

Recreadora danzante
de escenas en la calleja
y que el "coco" aconseja
no mirar hacia adelante.

Es, cuando menos, chocante,
eriza pelos, refleja
una sensación pelleja,
de pavor casi fragante.

Confabulación mutante,
maquinación que nos deja
lío, ardid, treta verdeja,
sinónimo de algo crispante.

Adrenalina chirriante
temblor de carne, madeja
de una lana pelleja
que nos cambia el semblante.

Enredo, embrollo liante,
maniobra, comadreja
que a su presa despelleja,
de manera tan campante.

Treta, complot cual laxante
repanchingado, apareja
retortijón que se queja
de una congoja importante.

Enigma, curiosidad tunante
que enredas en esa reja
aceitunada, verdeja,
a quien se pone tu guante.



Para el XXI Certamen Literario "Villa de Ermua". Concejalía de Cultura, a través de la Biblioteca municipal. Ermua. (Vizcaya).

Mirar


No hace falta esfuerzo
mayor, que pasear los ojos con candor
para sentir poesía
en todos los estadios
de la vida.

Hace falta
tan sólo ver  con un mirar trasparente
traslúcido, inocente,
que percibas los sentidos
de otros lugares distantes
lejos de personalismos
que evoquen siempre a tu ego
para el que se dedica un pliego
sin pudicia
obviando lo que nos rodea,
sea miseria u opulencia,
belleza sutil o fea
o pobreza que avergüenza.

Escapar  de las ciudades
conlleva paz en el alma
y una variedad cromática
sin desdén de la aromática
que resucita en nosotros
experiencias ya vividas, quizás en aquellas vidas
de ancestros muy alejados
de nuestros novedosos males.

Y ver a la mariposa
zigzaguear en el aire
con tu sombra, con la suya,
es recrear la conciencia
de renovadas pasiones
que están en los corazones
calladas, sin argumentos
para competir con normas
que damos por consentidas
sin rebelarnos ¡cobardes!
y plantar cara a cada día
y que una mirada mía
pueda servir de sonrisa
al músico de la esquina,
a la estatua o bailarina
que en  la calle, a  la intemperie,
juguetea con su arte
y que contigo comparte
con suerte, por una moneda
que con disimulo apático
desliza a esa cajita de latón
o de un simple cartón
que les sirve de cartera.

Mirar es mucho más que todo eso
es querer no perder pautas,
conductas que no se estilan
es ver cómo se perfilan
las vidas de los que importan,
ésas, las más allegadas,
libres de la algaradas
que la sociedad impone
de etiqueta, encorsetadas.

Mirar es revolver nuestro interior
y rebuscar sin temor,
aquellos primeros pasos que aprendimos
con  amor
cuando , incluso el pudor,
nos impedía ser libres
y llorar ante una flor
al contemplar su belleza o el canto de un ruiseñor.

Mirar... es mucho mirar...



Para el Premio de Poesía "José Antonio Torres".  Excmo. Ayuntamiento de Tomelloso. (Ciudad Real).

Como un breviario


Me dormía cada noche con aquél libro que me mecía tiernamente entre sus páginas con palabras dulces, que hacían que mi entrada en el reino de los sueños se enriqueciera de la historia recién leída y me autorizaba adentrar en sus historias y perderme en ellas, durante horas, en las penumbras de la noche.
Y así cada día, cada semana, cada mes, entraba y salía en el mágico laberinto urdido por un autor desconocido que, sin saberlo, conseguía que sus relatos hicieran en mí efectos de sedante que me permitía templar la ansiedad causada por un bicho maldito interno; y,  a través del embeleso de sus narraciones, lograr transitar hacia el mundo del descanso onírico. Conciliar un sueño, más que nunca, reparador.

La magia estaba en los propios libros; pues descubrí que leída la palabra fin de aquél primer libro y tomado otro, el trasvase no fue cruento; es como si se hubieran puesto de acuerdo para que no tuviera el menor problema para seguir inmerso en otras historias que me volvieran a conducir cual Barca Solar por esos mundos del Más Allá; pero sabedores de ser mis guardianes nocturnos y estar prestos a devolverme a mi mundo cada amanecer.


Para el I Concurso de Relatos Breves FILBO - BUENSALVAJE- "El Libro". (Colombia).

miércoles, 5 de agosto de 2015

Ómnibus


No recuerdo el modelo. Eran los principios de los setenta. Tenía sus añitos, pintado de un gris característico retocado mil veces, cada vez que arrancaba una humareda que alternaba del más níveo blanco al más tiznado negro, en un caprichoso juego con el azar; quizás fuera una queja de su mucho corretear por aquella carretera que se conocía al dedillo.
Aquellos escasos doce kilómetros los recorría un par de veces al día, salvo en el período veraniego que, tras el oportuno permiso para declarar abierta la temporada de piscina, el trayecto lo andaba y desandaba un par de veces más, añadiendo dos viajes cada sábado, domingo o festivo.
Los periplos veraniegos parecían ser más de su agrado;  tosía menos o esa sensación daba; probablemente el calor mitigaba sus dolencias aunque siempre comenzaba sus viajes con una dosis de buena carraspera, como de viejo fumador.
El color gris, uniforme, sin ningún tipo de línea superflua que animara su adusta silueta, era debido a que se trataba de un vehículo militar. Sí, su cometido era el de llevar al personal de una base desde la capital al acuartelamiento; y, en verano, como he apuntado antes, trasladar a las familias de ese personal, a mediodía, a la piscina dentro del citado aeródromo.
Iba más contento; se le notaba. Una vez resuelta la ronquera inicial del motor, poco a poco cogía un ritmo de marcha mucho más suelto a medida que se deslizaba primero por las calles de su ciudad y después por la estrecha carretera del itinerario; sin duda, se debía en gran parte, porque los muchachos que llevaba en sus entrañas era un grupo animoso que, en el mismo instante que él tosía anunciando el comienzo del corto viaje, es decir, desde que se ponía en marcha, les servía a ellos como un pistoletazo de salida y se desbocaban cantando a voz en grito, más de lo último, desde las canciones veraniegas de turno de ése verano, hasta las típicas de campamentos light y juveniles; algunas de ellas, con cierta subida de tono hasta que la mirada significativa de alguna de nuestras madres, nos hacía entender que por aquellos derroteros íbamos mal...mejor cambiar el tercio.
Los veranos, aunque en capital de lo que los meteorólogos llaman "del tercio norte peninsular", no dejaban de ser calurosos; incluso tórridos en los meses de la canícula; y a las doce de la mañana hacía calor casi por obligación. por Real Decreto.
Y las ventanillas iban abiertas como aire acondicionado más moderno disponible en aquél longevo vehículo. Al principio los cánticos eran más bien bajito pues el decoro de la época implicaba ser cautos y comedidos siempre, pero sobre todo, mientras deambulábamos por  las calles de la ciudad; una vez salidos al campo, era otra cosa; como si de un coro de Góspel se tratara, poco apoco, gradualmente, se subía el tono de los cánticos llegando a ese momento narrado anteriormente en el que la mirada de una de las madres, bastaba para modular otra vez la voz y las expresiones lingüísticas de la canción.
Servía para disminuir, durante unos breves instantes, el envalentonamiento de unos chavales con ganas, sobre todo, de desfogarse como cualquier chiquillo de esa edad; pero las madres actuaban como los frenos del querido ómnibus; sin necesidad, es verdad, del chirrido que acompañaba a los de nuestro coloso amigo de chapa.
El conductor, con la experiencia de quien lleva conduciendo muchos años y la química que existía, a simple vista, entre máquina y humano, le manejaba con una suavidad propia de quien trata a un enfermo casi irreversible y se le mima para que pueda proseguir, con la mejor calidad de vida posible, un poco más su andadura, nunca mejor dicho, por el mundo.
Y aquél viejo ómnibus, palabra muy del argot aeronáutico, iba y venía a voluntad de quien se lo pedía y guiaba, llevando un tropel de personas a su solaz y lujoso veraneo para aquellos tiempos. Era ser privilegiados poder tener una piscina de aquellas características,  completada con instalaciones deportivas e, incluso, un pabellón, también del argot, una especie de "hotelito", en el que se podía comer por un módico precio, muy módico, siempre y cuando no se nos olvidara que aquello seguía siendo un estamento militar.
Una vez recuerdo que al bueno del autobús le costó un poco más subir el último repecho hacia la base; escaso, pero suficiente para que le flaquearan las fuerzas y tuvo que parar un rato en la cuneta de la carretera para recuperar fuerzas; pero cual ave Fénix, resurgiendo de sus cenizas, a los diez minutos, gargajeando de nuevo el motor, volvía a arrancar con cierta alegría hacia su destino; seguramente pensando en las dos horas largas  en las que podría descansar en su querida cochera a la sombra, resguardándose del sol y recibiendo, cariñosamente, un manguerazo refrescante por parte de su conductor y amigo.

Ignoro el final de la historia; yo me fui. No me extrañaría que todavía estuviese recogido en alguno de los museos del estamento militar. Desde luego, por su trayectoria, bien se lo había ganado.


Para el 15º Concurso Literario "Cuentos sobre ruedas". Alsa. Madrid. www.alsa.es

¿Qué es?


A nadie asalta la duda
de que es un período dado
a últimos del dieciocho,
puede que dulzón bizcocho
y un tema un tanto trillado
si porta  espada desnuda.

Pero es atemporal el tema,
podrá agruparse  un momento
por corriente de la moda
más no pretende esta oda
cortar las alas al viento
de una manera mema.

Es consustancial al hombre
ahora, mañana, continuamente
tener momentos galantes,
quizás más se dieran antes,
hoy resulta más prudente
para que nadie se asombre.

Romántico, no es parecer lunático
no es un ser de otro planeta,
es portarlo dentro de uno
como un aullido lobuno,
que en una noche inquieta
vaga por el monte, errático.

Todos, sí o no,  aceptemos
ese estigma impregnado
convive en nuestra mente
de una manera latente,
tranquilo y agazapado
hasta que lo utilicemos.

Románticos por transmisión
ancestral, de las cavernas
sólo un falso pudor
impuesto del exterior
nos impiden cosas tiernas
por un recato, simplón.


Para el IV Certamen Internacional de Pleamar de la Poesía Romántica. Centro Cultural Kemkem y radio la Voz de Quequén. (Argentina).

Mezcolanzas


En este mundo convulso, no sólo por naturaleza, sino porque el género humano nos empecinamos en hacerlo aún más, nos topamos con que, literariamente hablando, reflejamos esa misma vida desordenada con la que viajamos adosada en nuestra propia chepa.
Y así, lo que en la prensa o telediarios, siempre habíamos sabido distinguir como Editoriales o artículos de opinión; hoy en día, es muy frecuente que no pasen de meros relatos. Doy la máxima relevancia al género; pero no admito que lo que pertenece a un tipo determinado de manera de escribir, por el artículo treinta y tres, se le pase a llamar de otra manera; por mucha innovación  que se esté dando, por ejemplo, en el medio periodístico.
Puede que sea una voz disonante; puede que en mis afirmaciones exista una parte de ignorancia o atrevimiento; pero creo, honestamente, que se está bajando mucho el listón que debe de mantener un profesional del medio cuando se le ataca tan visceralmente desde sus mismas trincheras con tertulianos del tres al cuarto que utilizan "palabros", en vez de vocablos de un lenguaje que pasa por ser el más rico y variado del mundo.

Zapatero, el remendón, a tus zapatos.  Claro que hay plumas excelsas fuera del periodismo; pero por el bien de las generaciones que nos achuchan por detrás, convendría hacer un esfuerzo y arrinconar a esas personas que tan poco bien están influyendo, como mínimo, en nuestro idioma.


Para la III Convocatoria a Colaboradores de la Revista Literaria Visor.

Asombro


Anonadado
veía los verdes prados
con ojos tiernos.
Acomplejado
por el amor derrochado
en los cuadernos
al ser pintado
con dulce esmero cuidado
esos inviernos.
Y disgustado
incluso, enfadado
con los infiernos,
al ser otro el premiado
por su acabado
y así enorgullecernos.


Para el II Certamen Literario de Poesía y Relato Breve "El Rincón del Arte Haiku - San". Asociación Halcones de la Amistad.