Que el sentido, mamado desde niño, de
lo que es la Vida, alma mater de principios fundamentales y comunes a todo ser
humano, coincide con, esos otros sentimientos, pomposamente llamados derechos
universales y a los que yo, personalmente, soy reacio, por el sólo hecho del
bombo y platillo que se les quiere dar desde los diferentes estamentos
sociales, políticos o administrativos; por no hablar de los novedosos
"movimientos ciudadanos".
Creo, sinceramente, que nos regodeamos
en la suerte de buscar palabras rimbombantes a lo que es mucho más sencillo.
Intentamos, es una manera de hablar, acaparar el protagonismo, egocéntrico,
desde las diferentes instituciones, queriendo hacer prevalecer e incluso,
dogmatizar, lo que pensamos o, aún peor, lo que nos viene mejor.
La ley, los principios, los amoldamos
a lo que a nuestro bolsillo le viene bien.
Dicho todo esto y sin perder de vista
los fundamentos aceptados por la Historia, la Prehistoria era otra cosa, esos
organismos nacidos para socorrer y en muchos casos paliar las carencias que se
dan en algunos gobiernos o regímenes
políticos, bajo mi modesto punto de vista, caen, con relativa frecuencia, en el
error de tirar de la cuerda, más o menos, según "caiga bien" a la
opinión reinante; léase clase política o social, la que una norma no sé por
quién escrita, dictamina lo que es políticamente correcto o no. Casi siempre
por modas.
La idea que da pie al nacimiento de
estas organizaciones, está fuera de toda duda. La honestidad de querer luchar
por unos ideales puros, inmaculados, incluso inocentes, es la razón fundamental
de la existencia del ser humano. No conozco ninguna asociación, al menos de las
comunes, que nazcan con un propósito funesto; cuyo fin sea "acabar con el
mundo".
Es como en la religión. Cualquiera de ellas se basan en
principios morales que, con matices, vienen a ser los mismos.
Me gusta la coherencia en todos los
órdenes de la vida; el equilibrio del mundo, incluso el físico, el material, el
que pisamos todos los días, está configurado por la ligazón entre sus fuerzas
naturales. Incluso subsiste a los propios ataques recibidos por quienes tenemos
la obligación de protegerlo.
Y entre la ingente cantidad de
asociaciones creadas para proteger esto, aquello y lo de más allá; me espanta
la cantidad de cosas que sentimos necesidad de proteger y lo dispuestos que
estamos a dar derechos de pernada a las cosas más insignificantes creadas por
el hombre como herramientas para su uso; olvidándose, en muchos casos, del
verdadero motor para quien están fabricadas las herramientas; el propio
individuo.
Las actuaciones de las diferentes
organizaciones que preconizan a "timbalazo" digno del emperador más
célebre de la historia, sus luchas por los derechos del Hombre, o de la Mujer,
para los picajosos, a veces parecen ser silbatos con sordina cuando el
mencionado "emperador", se pone, cual vestidura talar, bandas de
colores llamativos cruzándole el pecho; y digo yo, modesto hombre, con
minúscula, de este planeta, que a igualdad de felonía la respuesta debe de ser
pareja, independientemente del ejecutor del acto, sea de palabra, obra u
omisión, como nos enseñaron nuestros maestros cuando éramos niños.
Y es muy poco político por mi parte, pero
honesto, presentarme a un concurso que Amnistía Internacional auspicia, y
darles el pequeño tirón de orejas correspondiente; pero soy así.
La innegable labor que desarrolláis en
pos de garantizar, lo que en muchos regímenes es imposible garantizar más que
con la denuncia y, al menos, darlo a conocer, y me refiero a los más
elementales derechos, los humanos como es el Derecho a la Vida, en un afán de
equilibrar balanzas que justifiquen la neutralidad que se os supone con buen
criterio, denuncian situaciones, por ejemplo de presos, que si los comparamos
con otros encerrados en países tercermundistas, aunque el calificativo no sea
políticamente correcto, el referéndum a
favor de las cárceles de los Estados de primer nivel, iba a ganar por goleada
y, aunque seguro que existen excepciones como en todos los ámbitos de la vida,
hay una tendencia generalizada a ver la paja en el ojo ajeno y nuestra viga, la
ideológica, que la descubra, léase vea otro...
La tortura, execrable por naturaleza,
es practicada por todos los Estados del planeta, sin excepción; y, sin embargo,
son mejores portadas las de un signo determinado que las de otros ¿Hay que
callar unas y denunciar otras? ¡Por supuesto que no! Hay que denunciar todas
las que se detecten. Pero eso; de las
que se tengan constancia; no aquellas como las del dicho: "aprovechando
que pasa el Pisuerga..."
Necesitamos un vuelco en nuestras
escalas de valores. Inciso, no al estilo de las nuevas banderías, muy en boga
en estos últimos años; en serio. Necesitamos, a la usanza de aquellos
ejercicios espirituales que hacíamos de chavales, mirar nuestro interior
descarnadamente, como cada uno sólo podemos mirarnos a nosotros mismos y
definir lo que verdaderamente enriquecerá nuestro macuto en la trayectoria de
nuestra vida.
Y vosotras, organizaciones totalmente
válidas para aquellos casos que, como decía al principio, se escapen de la
formal diplomacia entre los Estados, tendréis que desarrollar la imaginación
hasta límites insospechados para denunciar y mediar en las situaciones
realmente ubicadas en la divisoria de la vida o la muerte.
Me tenéis que convencer, sabiendo de
antemano, que vuestros puntos programáticos son nobles; es un poco y vuelvo a
las frases hechas, aquello de..."qué buen vasallo si hubiera buen
señor..." Y de eso se trata. Sobre todo asepsia.
Igual que no es de recibo que un ex
ministro a reglón seguido, o no, ocupe un sillón del consejo de administración
de la empresa estatal de turno; será recomendable que en vuestras
organizaciones, hablo genéricamente, no me gusta el término "oenegé",
demasiado mediatizado y sirviendo de paraguas a grupos incontrolados y con
fines, por desgracia crematísticos, se depurara, miedo me da la palabra, puede que os resulte
"facha", se evitaría el reclutamiento de esos mismos políticos,
naturalmente de otros bandos, pues, sin querer, quiero pensarlo así, hacen el
mismo efecto de enlodamiento si hay que luchar por causas que, mientras estaban
de ministros, hacían la vista gorda con tal o cual Estado, fueran cuales fueran
los intereses por los que callaban.
Conocéis los nombres y los casos mucho
mejor que yo. No es un ataque frontal a Amnistía Internacional. Sí me han
sorprendido, a lo largo de vuestra ya extensa historia, actuaciones incluso con
reos confesos y convictos en esta vieja antes llamada Patria, nombre que ahora...tampoco
es políticamente correcto.
Hablo de casos de acercamiento a
criminales, sin paliativos, un centenar de kilómetros para que sus familiares
les tengan cerca... suena a chascarrillo de sainete de Jardiel Poncela si no
fuera tan serio el tema.
Por cierto. Existen en las
hemerotecas, puntuales documentos fotográficos, de destacados miembros de estas
organizaciones, me refiero a las que velan tan "celosamente" por los
derechos humanos, en manifestaciones "patrioteras" pidiendo a gritos
la libertad de un individuo que, sólo, había descerrajado un tiro en la nuca de
otro; seguramente por pensar de distinta forma que él.
No he visto a ningún defensor de estos
derechos, sobre todo el primordial, el de la vida, junto a una viuda o hijo de
un asesinado por cualquiera de las banderías que, durante décadas, han campado con la mayor impunidad por este
país; eso sí, faltaba tiempo para pedir
que se les alojara dos portales más allá del que vivían sus familias...
Algo falla ¿no os parece?
Sigo creyendo que sois necesarios;
imprescindibles tal vez; entre otras razones por las propias imperfecciones de
los actuales sistemas políticos; pero necesitáis dar un paso al frente.
Necesitáis desprenderos de las rémoras
que os chupan la sangre con cantos de sirena que saben a rancios y que sirvan
para la nostalgia, pero para nada más. Y seamos honestos, con los aires de esos
cantos de libertad, se han llenado muchas fosas comunes en nuestra vieja y
civilizada Europa. Hay, por tanto, demasiados ejemplos en nuestra reciente
historia. La europea, no quiero a caer en localismos.
Doy por sentado que trabajáis intensamente, la inmensa
mayoría, no todos, altruistamente, sin
desmayo, sin horas; de manera entusiasta; sé lo que son los ideales; es lo
único capaz de mover a un pueblo. Quizá tengáis que replantearos si una única dirección
es la correcta; es posible que haya otras vías que merezcan ser dignas de
explorar. Puede que os llevéis, los no maleados, sorpresas agradables. Los hombres desde
nuestra propia existencia, tenemos la extraña manía de morir por ideales
nobles, sin atender a credos ni al color de piel.
Es una opinión honesta y fuera de cualquier odio ¡Faltaría más!
Para el I Certamen de Relatos
Cortos, Derechos Humanos. Amnistía
Internacional Andalucía.