martes, 21 de junio de 2016

Himno Policía Nacional



La vocación de servicio a los demás,
aúna esfuerzo, en colectivo,
cuando, en torno, a un mismo motivo,
a un empeño, común,  te sumarás.

En tu uniforme azul colgarás
misiones de ayuda humanitaria,
junto a la más común, la ordinaria:
por mantener el orden, lucharás.

Y así, cada mañana,
al clarear el día,
un toque sublime
tu mente ilumine
el alma de vigía
de nave capitana.

Y  a tu destino cederás
el azar de la vida solidaria:
vida y muerte; fragmentaria
disyuntiva, que siempre portarás.


Para el Premio para la Creación de la letra del Himno Oficial de la Policía Nacional. Fundación Policía Española.

Un domingo de mi juventud


Giré  a mi derecha y entré en el último tramo de la calle que, sin remedio, desembocaba en el Espolón. Era un mediodía de un tercer domingo de un mes de diciembre de principios de los setenta. La espesa niebla ahogaba la garganta y al propio alma que no lograba atisbar más allá de unos pocos metros. Aquél mes de diciembre estaba resultando verdaderamente prolífico en aquellos densos velos blanquecinos.

La persistencia de los mismos, hacía imposible al mismísimo sol, enviar sus rayos con la suficiente intensidad como  para calentar, aunque sólo fuera someramente, a la desprotegida ciudad.

El frío se metía hasta el mismísimo tuétano de unos huesos que gemían implorando, a las poco eficaces prendas de abrigo, que cumplieran con la misión para la que habían sido fabricadas.

Las sombras de los escasos transeúntes, parecían fantasmas creados por mi propia imaginación; pero ante las desdibujadas muecas que sus rostros dibujaban al percibir mi presencia, comprendí que la misma sensación debían de sentir ellos respecto a mi furtiva aparición desde la nada.

El "gps" por entonces no comercializado, pero que desde que el mundo es mundo todos llevamos en nuestro interior con más o menos éxito, me obligó a cruzar en una supuesta línea recta y  en diagonal la plaza. Tarea nada fácil pues los árboles, impresionantes, y unos preciosos jardines en días de visibilidad, ayudaban a la pegajosa bruma en su pertinaz idea de disuadirme en mi propósito.

Esquivé, porque el destino así lo quiso, un grueso tronco de árbol que, como por arte de magia, se interpuso malévolamente en mi camino. Tropecé un par de veces con los bordillos de los citados parterres del jardín y esbocé una tímida sonrisa, aunque dubitativa, al vislumbrar a un par de metros frente a mí, la inequívoca , aunque desdibujada, silueta de un coche parado; lo que confirmaba al mapa del terreno grabado en mi cerebro que había llegado  al lado opuesto...de la nada.

El semáforo apenas se asemejaba a la titilante lucecilla del Belén que mi padre se afanaba por aquellas fechas en montar en mi casa; su casa, naturalmente.
Esta escasa iluminación, provocó que un conductor dechado de reflejos, detuviera a tiempo su vehículo y evitara llevarme por delante. Yo ni le había oído. Si oí, alto y claro, la enumeración de mis parientes de los que el buen hombre se acordó una vez sobrepuesto del susto.

La cosa cambió un tanto cuando llegué a la otra acera;  allí había un tramo de soportales que con una relativa eficacia, intentaban mantener un poco a raya a la niebla. Lo conseguían a medias.

Bajé por una estrecha calle en la que se encendía y apagaba un hermoso helado de neones multicolores que no hizo sino agudizar más la sensación de frío que atiborraba mi cuerpo.

Volví a meterme por una callejuela que era donde estaba el bar en el que había quedado con mis amigos. Abría la tosca puerta de madera que crujió sin duda uniéndose al lamento de mis huesos  ante el aire frío que se colaba en la estancia a la vez que yo y una inmensa neblina cálida, mezcla de humo de tabaco y calor de fogones y de los cuerpos que allí se apiñaban huyendo de lo mismo que yo, abofeteó mi cara poniéndomela, de sopetón, de un rojo carmín como si de un clavel reventón se tratara.

Las risas de mis amigos pasaron pronto. A medida que el frío salía de mí cuerpo porque el calor se iba incautando de él y mis despojos respondían sin quebrantos, me olvidé de la niebla que seguía impertérrita intentando colarse por cualquier rendija que se lo permitiera.

Mientras saboreaba un modesto Rioja, que era lo que el bolsillo de unos muchachos se podían permitir en aquellos tiempos, recordé que no había visto a Espartero, quien sin duda seguiría tozudamente sobre su caballo en uno de los lados de "su plaza"; y me acordé, igualmente, si el querido vendedor de  "pipas" habría tenido el valor de haber ido, un domingo más,  a su puesto del Espolón.


Para el Concurso de Relato Breve, Ciudad de Arnedo, 2016. Casa de Cultura. Arnedo. (La Rioja).

La oruga


Zascandileaba, una oruga atípica, entre las vastas praderías que, para ella suponían, unos modestos metros cuadrados cubiertos de exquisitos tallos verdes de la variada gama de plantas que allí crecían; y, mientras masticaba, acompañando al ruido de sus potentes mandíbulas, entonaba entre dientes, como si fuera un motete, todos los conocimientos que, genéticamente, sus predecesores, durante muchas y muchas generaciones, le habían inculcado de manera automática.

Pero a nuestra oruga le iba la marcha; y, para no olvidarse de ninguno de los recuerdos heredados, constantemente entonaba aquellos misereres. Tanto, que se corrió la noticia del hecho y se la empezó a conocer como la oruga instruida.

Como todos sabemos, la vida de la oruga es efímera,  y pronto, como fase previa a la metamorfosis,  empezó a vestirse con un delicado manto de color índigo. Al mismo tiempo que se convertía en una hermosa oruga de color añil, creció la fama de su extenso conocimiento adquirido; era una devoradora, mental, de todo tipo de lecturas y estudios de cualquier materia.

Y en esa vida corta de oruga llegó su natural transformación; la mariposa voló un día en libertad, contemplando sus prados desde otra perspectiva geográfica mucho más completa y abarcadora; ¡volaba!

En sus últimos aleteos, preludio de su final, la esbelta mariposa recordó con cariño su etapa más primitiva; aquella en que fue conocida por todos por su interés en todos los temas relacionados con el arte y la cultura, como la Oruga Azul.


Para el III Certamen de Relato Breve Guadix en el Día del Libro. Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul". Guadix. (Granada).

El nombre de los mil apellidos


Hablar del cáncer es habitual; incorporamos, en su día,  ese término a nuestro vocabulario cotidiano con un claro estigma de  miedo y de compasión; más si hablábamos de algún caso conocido.

Con el transcurso del tiempo, se ha usado esa palabra de una manera más natural; de manera  corriente. Todo el mundo sabe, conoce o padece,  de personas que llevan cosidos a sus cuerpos alguno de los apellidos que usa el cáncer.

Padecerlo es dramático. Todo el mundo quiere estar sano; no queremos tener el más mínimo dolor; estamos en una sociedad que ha aprendido y descubierto, la enfermedad sin dolor.

La medicina, los científicos, emplean muchas horas de su investigación y mucho dinero, público y privado, para dar con la fórmula del fármaco perfecto que, cual chip milagroso, aborte cualquier intención de dolencia en nuestro organismo.

Y es así cómo hemos incorporado una palabra a la cotidianeidad de nuestras vidas; sin duda porque, lamentablemente, el bichito puñetero de mil apelativos, se ha extendido cual chapapote en el océano. Son pocas las familias que no tienen a alguno de los suyos...contaminado.

Pero la Humanidad, a lo largo de la Historia, siempre ha sabido responder a los imprevistos, por muy funestos que sean, y ha aprendido a convivir e incluso a padecer, con cierta ironía, con el consabido especímen.

Y aquí somos muy machitos los que, teniendo dentro al inquilino en plan okupa, vamos baldeándonos, con pastillas, por muy experimentales que sean y por  no pocas secuelas, daños colaterales, que nos produzcan. Otros, por desgracia, o no pueden contarlo o desgranan cada día, con más o menos ánimo, las cuentas de ese rosario doloroso, no tanto en lo físico, como en lo cerebral.

"Hoy los tiempos adelantan qué es una barbaridad", le decía don Sebastián a don Hilarión en la famosa zarzuela La Verbena de la Paloma. Pues eso, que  entrados en la vorágine de "estos tiempos", donde todo lo aceleramos a la velocidad de un ciberespacio que aún soñamos en descubrir, a ese chip misterioso que bulle en algún lugar de nuestro cerebro, hay que activarlo y, convencerle, que más allá del cáncer hay vida y no me refiero a la de la resurrección, que también, sino a que es necesario, incluso para el mejor control de la propia enfermedad, saber vivir con ella; tratarla de tú a tú, entendiéndola y dándola sus momentos, inevitables, y una vez pasados los más duros, volver a resurgir de las cenizas propias y saber llevar, con alegría (qué fácil de decir), el día a día de esa situación.

Cuando te dicen que tienes cáncer, un sudor ambiguo, de chichinabo, recorre tu espalda en una carrera casi de salvación; es como si tu propio agua se quisiera escapar de la quema que se avecina.

Eso hay que digerirlo. A cada cual le lleva su tiempo. No es mejor si se tarda poco o se tarda mucho; lo importante es terminar por aceptar lo que portas e incorporarlo a tu "modo de vida"; al menos lo que buenamente se pueda.

Y te hacen un millón de pruebas en las que, a tenor de cómo vayan detectando tus diferentes estados anímicos a lo largo de ese proceso, te van dando "una de cal y otra de arena", para ayudarte a digerir, como si de encimas gástricas se tratara, el "asunto". Y el asunto es indigesto. Y el que diga que no ... miente. Por mucha "frialdad" que se quiera dar, las entrañas son de uno y duelen, en el sentido literal de la palabra.

Entre pruebas y más pruebas tu cuerpo se rebela ¡vaya si se rebela! contra tanta química que le encasquetan; no sólo ya la propia quimioterapia, aunque sea la mucho más benévola en pastillas, sino que, además, con la ingente de contrariedades que te puede acarrear, los llamados daños colaterales, te tienen que ir dando los preparados adecuados para reparar la vía de agua desencadenada a mayores.

Y, como es natural, uno está expuesto, incluso más, a las típicas enfermedades, estacionarias o no, que pululan por nuestros alrededores y que, casualmente, te acuerdas de que existen cuando tus defensas están un pelín adormiladas ¡Pues qué bien!

Con este panorama embriagador, te echas a la calle cada mañana con la intención de comerte el mundo. Y esa debe de ser la voluntad que hay que tener. El exceso de ímpetu ante las menguadas facultades físicas que se poseen, suele pasarte factura, pero es en ese momento cuando hay que pensar que llegará pronto, casi en lo que se piensa, la oportunidad de sentarnos sosegadamente y descansar lo que se tercie; tampoco en demasía, no vaya a ser que hagamos despertar a nuestra compañera de viaje la pereza y luego no nos la quitemos de encima ni con el viejo asperón.

La feria la cuenta cada uno como le va y la ve; que son dos cosas parecidas. Pero a esa feria se puede ir de "miranda", como un pasmarote o vestido de faralaes y traje campero, según el gusto, dispuestos a cerrar la última caseta de la "madrugá".

Había un viejo dicho en un anuncio publicitario de la televisión, en blanco y negro,  de mi infancia que decía: "ya vendrá el verano"; y para los que andamos averiados, es una frase que nos viene muy bien ante la lucha diaria contra el "animalico". Porque hay que tener fe en esta vida; cada mañana, debemos tener presente que hay que seguir luchando, segundo a segundo, sabiendo que en ello ¡oye! nos va la vida; y creo que por nosotros y por los que nos rodean; esos pacientes sanos a los que la enfermedad tanto les afecta. Si nos ven con el talante adecuado, les ponemos inyecciones de energía y, a la vez, les sirve para poder hinchar un poco más el pecho y que el aire, ese que casi no notan por la congoja, limpie de miasmas los recovecos de sus pulmones y puedan libarse de una cruz que cual Cirineo, nos ayudan a llevar.


Para el Concurso Literario ACLBS.  Asociación Cultural de Les Botigues de Sitges. (Barcelona).

Convenio laboral romano



Seamos sinceros; trabajar gusta a cuatro chalados que, presumiblemente, no tienen ninguna manera mejor de pasar el tiempo; ni rascándose la barriga, refrendo de la imagen que se está dando, por la mayoría de los políticos,  actualmente en todo el Estado, antes llamado España; a secas.

Si englobamos al tejido sindicalista, pues apaga y vámonos. He sido miembro un porrón de años de un comité de empresa, como independiente, y he constatado que, con las oportunas excepciones, buena parte de los componentes de ese "tejido", sólo se preocupaban de generar reuniones en horas laborales, faltaría más, y lo único que les inquietaba era que, esas reuniones, no durarán más allá del horario de trabajo; esto es... al toque de sirena salían zumbando sin preocuparse si se habían o no estudiado los puntos que aún quedaban en el inservible, "orden del día".

Es por esto que tienen la fortuna, los que no estén jubilados y tengan un trabajo dado los tiempos que corren, de que nuestro sindicalistas, no hayan leído el panorama vacacional que existía en la Roma de los Césares. Viene a decir el estudio que por cada día de trabajo, había dos de juergas y cachondeos. No está nada mal la cosa.

Seguro que algún político avispado, lo incorpora a su programa electoral;  y, lo que es peor, sea el punto motivador de sus votantes.

Que los sindicalistas lo lean... difícil. Sólo se leen así mismos...y poquito. Repiten máximas arcaicas, demodés por una sociedad que necesita, imperiosamente, mover el culo para volver a poner a esta nación donde le corresponde.

Saturnales, Lupercales, Quirinalia, Sol Invictus, Bacanales o los Juegos de Apolo, son excusas suficientes para que unas mentes cuadriculadas y,
algunas, incluso usuarias de guantazos pedagógicos, al grito de: "todo el monte es orégano", en esta maltrecha España, se tumbe a la Bartola, en el sentido más literal de la frase, todo quisque; y esperen a que nuestros nietos vengan a intentar arreglar lo que nosotros, por vagos o peor aún, por hacernos los egipcios y mirar al tendido, no hemos querido solucionar.

Mal panorama, España, mal panorama...


Para el Séptimo Concurso de Relatos Breves de Diari de Terrassa. (Barcelona).

Mi nombre


Te alejas, sin remedio,
pernoctarás en camas de otros lares
visitarás, hastiado, otros bares
que no arrebatarán tu tedio.
Recorrerás, abstraído, sin notar
el aroma dulzón de las especias
que juegan, en salobres peripecias,
por las calles que concluyen en el mar.
Dile a Ceuta mi nombre;
grítaselo a las olas, en noche oscura;
susúrraselo al Hacho con dulzura
¡Llora! No importa que seas hombre.
Y en el acantilado, cabizbajo,
verás  pasar veleros,
perpetuos compañeros
de quien busca un atajo.
Volverás a mí enseguida;
será una ilusión disparatada
entre ella y yo que soy tu amada;
y por ambas, lleva la cabeza erguida.


Para el XXI Certamen Poesía y Narrativa Breve, Habla de mi, 2016.  Casa de Ceuta en  Barcelona.

Cadaco


(Juego de Construcción, en nuestras calles)

Recuerdas a otro espacio,
aquél de corcho,
en tardes invernales
de años primaverales;
niño rechoncho
o desgarbado de pelo lacio.

Fragmentos de edificios
que aspiraban
a ser la inspiración
de algún que otro ladrón
de ideas que, intentaban,
jugar a otros oficios.

Y tú, cuadrática estructura,
revives en mi mente
sillares de colores
que hicieron de actores
en obra adolescente;
ahora ya madura.


Para el 2º Premio de Poesía, Miguel Baón. Fundación Cultural ORMEÑA de Villacañas. (Toledo).

martes, 7 de junio de 2016

Querido amor


Si fuera adolescente, creería, que te andas escondiendo, entre la gente, con ánimo de pícaro diablillo o diablesa, dispuesto a ponerme a prueba; en juego secular, desde que el mundo es mundo, que se tiene a bien hacer cuando chocan y saltan chispas al cruzarse dos miradas juveniles.

Y te busco entre el tumulto, intentando descubrirte disfrazado en el carnaval más puro, el de la propia vida; exento de ropajes y abalorios que camuflen nuestra verdadera figura; nuestro ser.

Si fuera un zagal, correría campo arriba buscando el cielo en el que, seguro, estarías a hurtadillas, escrutando mis idas y venidas desde una nube juguetona a modo de almohadón para tus sueños.

Si aún tuviera años que permitieran gozar de esa ilusión, mucho más física y ausente de razón; intentaría meterte en un frasquito y conservarte en el tiempo, no un ratito. Para aquellos momentos que, inoportunos, terminan por llamar a nuestra puerta con un aldabonazo, mortal sablazo, que revela  al corazón el paso de la vida; y en mayor o menor cuantía, también de la ilusión.

Pero tranquilo; aún juego a tu juego; y aún persigo tu sombra, tu huella que marca mi camino...


Para el XV Concurso de Cartas de Amor de Mujeres, Santa Bárbara de Caudete.

Camino


Ciclópea construcción, "atinajada", sanguinolenta, rojiza, formando contraste con el mantel verde que forman tus viñedos. Cromáticos; cambiantes; devenidos en lunares negros, rojos o violetas que, a modo de luciérnagas jaspeadas, reflejan la luz prestada por el astro sol.

Caminar un amanecer por entre este rectilíneo laberinto, ayuda a despejarse de los fantasmas que, inevitablemente, todo ser acarrea consigo; rémoras que, adosadas a su alma, zigzaguean acompasando el propio deambular de su casero.

Andares, que rastrean otros;  ancestrales mensajeros,  por ese camino, de guerras y de amistades, al capricho muchas veces de su propia condición real. Variopinto paraje soleado, al sosiego del tiempo. Al resguardo de los vientos que La Montaña, cercana, impide que te afecten los rigores del invierno más frío.

Tus granados racimos atesoran los ingredientes que conformarán diestramente mezclados, los sabores que, indefectiblemente, diferenciarán tus caldos de otros, linderos o lejanos; de cuna afín u oriundos de apartadas latitudes.

Y en medio de ese mar de hojarasca enramada, paseo aireando mis fantasmas, mientras celebramos, cual peña del lugar,  un aniversario; un año más de soportarnos, ellos y yo, nuestras rarezas y extravagancias que, con la edad, se acentúan y emergen hacia la superficie faltos de oxígeno.

Ese oxígeno que impregna y envuelve las cubas y toneles milenarios o no y que os acunan con ternura maternal para lograr la calidez de sus vinos.

Vinos con los que, mis duendes y yo, estamos prestos a brindar por nuestros años de encuentro que, en este paraje, bodega singular, Viña de soberanos, en este tiempo, celebramos.


Para el Segundo Concurso de Micro-relatos ambientados en Viña Real. Bodega CVNE. Laguardia. (Álava).


Cinco rosas


Rosas rojas, en manojo,
ramillete en haz florido,
brotadas por un ceñido
de cinco, como un antojo.

Rojas, cinco,
para siempre,
en el alma y en la mente,
en las otoñales canas
de alguna gente.


Para el II Concurso Internacional de Micro Poesía, Homenaje al Poeta Mario Benedetti.  Cerezo Ediciones.

Partir de cero


Cuando nacemos, supuestamente, partimos de cero. Al menor tenemos un libro blanco, virgen, por delante para empezar a escribir nuestra particular historia. Y se da sólo una vez en la vida esa estampa. Eso suponiendo que el entorno que nos rodea, no influya de manera fehaciente sobre "esa manera" de empezar a vivir. Nacer en una u otra cuna, supone en la inmensa mayoría de los casos, que ya tengamos recorrido, antes de empezar a competir, un trecho más o menos largo de ese recorrido hacia una meta que desconocemos en qué kilómetro de nuestra vida se encuentra.

El que la Ciencia logre que cada generación viva más años, está bien para las estadísticas; pero los acasos de la vida, sirven para eso; para romper, de una manera unipersonal, las tendencias.

Por eso la frase con la que he titulado el relato, tiene su miga. Es verdad que siempre hay una primera vez para todo; y que es el nacimiento el punto de partida, simple y llanamente, para vivir. Y no es menos cierto que ese propio nacimiento es el punto en el que todos empezamos a morir. No es pesimismo; es ciencia que demuestra que nuestro organismo se empieza a deteriorar con el uso, que nosotros lo convertimos en abuso y , sobre todo, con el tiempo.

A veces hay que "resetear" nuestras vidas por una pura lógica de subsistencia. Cuando nos sentimos ahogados por el millón de problemas y contratiempos que nos rodean y que terminan por entrar a formar parte de  nuestras propias vidas, suele ser ese "punto cero" en el que un giro a nuestra existencia, permite, asumiendo naturalmente las experiencias adquiridas, dar el golpe de timón que nuestra propia existencia nos exige.

Ese punto de inflexión no tiene edad. No va encadenado a una etapa concreta de nuestra vida; y, ni tan siquiera es obligatorio que aparezca a lo largo de los años.

Los cambios, cuanto antes mejor; y son bienvenidos si lo son pensados; quien cambia permanentemente de rumbo puede que termine descalificado en la regata de la vida por haberse cruzado demasiado cerca del velero que se encuentra amurado a su estribor y entorpecerle, de esa manera,  su trazada.

Cambiar...o, simplemente, creer que se ha cambiado. Puede resultar un remedio que te permita, dentro de tu propia equivocación, seguir respirando.

Hay otra segunda vez que se parte de cero. Te cantan: "Dies irae..."


Para el Concurso de Relato Tema Libre, Palabras en Flor.


Sumisión


"Niño campesino andaluz". Pintor Amalio García del Moral.


Te espero;
con la templanza en mis ojos
que parecen ser rebojos
de un te quiero.

Más recelan,
no saben cohibir la duda,
hosca, silenciosa y muda
y ellos velan.

Centinelas
de una angustia, una congoja
que mi rostro se me antoja
duermevelas.

Estoy serio.
Esbozar una sonrisa
supone una cortapisa
al misterio.


Para el I Concurso de Poesía, Pintor Amalio, cantor del pueblo andaluz. Sevilla.

miércoles, 1 de junio de 2016

La Atalaya del retiro (La Peña de Francia)


Escarpada
y en tu parte final casi desnuda
exhibes, con orgullo,
en calma, sin barullo,
sin ápice de duda
tu abadía ilustrada.

Allá en lo alto
pudiera estar encima de las nubes,
allí, donde el espacio,
semeja ser prefacio
con voces de querubes
y dúo de contralto.

Más también es tangible;
pecado a las miradas
lascivas de las gentes
que suben tus pendientes
a fin de ver recreadas
sus visiones, de forma creíble.

Y si los frailes auxilian
el corazón de un alma peregrina
no es menor el amparo
que la hospedería, con descaro,
alberga una cocina
que al pecado y virtud, reconcilian.


Para el II Certamen Literario, Sierra de Francia, de Poesía, Relato y Teatro. Fundación Stmo. Cristo de Arroyomuerto . (Salamanca).

Refugio del alma


La carretera tiró de mí obligándome a bajarme del vehículo tras unas horas al volante.

Mi cabeza y mi alma, buscaban un rincón en el que poder descansar de una vida azarosa, tremendamente desordenada y aburrida, que amenazaba con ahogarme cual anillo estrangulador abrazando mi tráquea.

Sin interés, deambulé un rato, sin rumbo fijo como mi vida, por las diferentes instalaciones del posible alojamiento de aquella noche.

Me asomé a la terraza y te vi, Cantábrico; enardecido por una marea viva, rebosante de fuerza; orgullosa de su poder y demostrándolo contra el canijo cabo que se erguía, en el otro extremo de la provocadora playa.

Mi corazón dio un tímido latido ¡Volvía a vivir!

Desde aquella noche de tinieblas en mi alma, busco la ocasión para volverme a pasar por un Refugio, propio, totalmente mío, que me inyecta, con sólo mi estancia, la dosis suficiente de antídoto para seguir respirando.


Para el Concurso de Micro-relatos Hotel El Refugio, 45 Aniversario. Cóbreces. (Cantabria).

Bonita, milana


Acudes a mí, con tu ala rota,
 desvencijada en un combate
entre rivales de negro mate,
metalizado si al viento flota.

¿Qué quieres "milana" que yo te haga ?
Sanar tu herida es cosa sencilla,
más no lo es tanto si se mancilla
y entra en el alma una fina daga.

Tu queja llorona en mi regazo
me evoca mi más suave ternura,
observando tu enorme hermosura
"bonita", acuso un mudo flechazo.


Para el I Concurso Literario, La  Milana Bonita. Revista Literaria La Milana Bonita.

Mala fama


Ganada a pulso, año a año, desde nuestros ancestros; al menos los que empezaron a saborear el vocablo "vacaciones". El mes de asueto por excelencia, agosto, se despide en treinta y uno y señala a los tostados veraneantes de playa o montaña, ciudad o pueblo la Línea Maginot entre la holganza y el curro.

Pensar sólo que está ahí produce desazón. Cuando, por una consecuencia lógica como es disfrutar el mes se acerca, la zozobra deviene en culebrillas danzarinas a nivel de intestinos de mayor o menor...calado.

Y es natural; quien más quien menos, dentro de los afortunados a los que una crisis de elefante haya respetado sus empleos, se han pasado trabajando once mesecitos, para tener uno de lo que vulgarmente se viene a llamar de "pata aquí, pata allá" y, a medida que la "pata" se encoge por mor del tiempo de recreo, las tripas lo hacen al unísono en un concepto intachable de camaradería con su casero.

Sería preciso, tal vez, hacer un estudio serio de la venta en las farmacias del denostado Tanagel o el más en boga Fortasec, durante la segunda quincena de agosto; puede que éstas, las farmacias, hagan su propio ídem durante estos días.

De cualquier modo, no disgusta tanto pasar unos días de diarrea, incluso mental, si la perspectiva es seguir teniendo un sitio en el que aunque te expriman, te permita mantener ocupados, de vez en cuando, a esos intestinos y mantenerlos, algo más tranquilos, el resto del año.


Para el I Concurso Literario, La  Milana Bonita. Revista Literaria La Milana Bonita.