jueves, 6 de agosto de 2015

Mirar


No hace falta esfuerzo
mayor, que pasear los ojos con candor
para sentir poesía
en todos los estadios
de la vida.

Hace falta
tan sólo ver  con un mirar trasparente
traslúcido, inocente,
que percibas los sentidos
de otros lugares distantes
lejos de personalismos
que evoquen siempre a tu ego
para el que se dedica un pliego
sin pudicia
obviando lo que nos rodea,
sea miseria u opulencia,
belleza sutil o fea
o pobreza que avergüenza.

Escapar  de las ciudades
conlleva paz en el alma
y una variedad cromática
sin desdén de la aromática
que resucita en nosotros
experiencias ya vividas, quizás en aquellas vidas
de ancestros muy alejados
de nuestros novedosos males.

Y ver a la mariposa
zigzaguear en el aire
con tu sombra, con la suya,
es recrear la conciencia
de renovadas pasiones
que están en los corazones
calladas, sin argumentos
para competir con normas
que damos por consentidas
sin rebelarnos ¡cobardes!
y plantar cara a cada día
y que una mirada mía
pueda servir de sonrisa
al músico de la esquina,
a la estatua o bailarina
que en  la calle, a  la intemperie,
juguetea con su arte
y que contigo comparte
con suerte, por una moneda
que con disimulo apático
desliza a esa cajita de latón
o de un simple cartón
que les sirve de cartera.

Mirar es mucho más que todo eso
es querer no perder pautas,
conductas que no se estilan
es ver cómo se perfilan
las vidas de los que importan,
ésas, las más allegadas,
libres de la algaradas
que la sociedad impone
de etiqueta, encorsetadas.

Mirar es revolver nuestro interior
y rebuscar sin temor,
aquellos primeros pasos que aprendimos
con  amor
cuando , incluso el pudor,
nos impedía ser libres
y llorar ante una flor
al contemplar su belleza o el canto de un ruiseñor.

Mirar... es mucho mirar...



Para el Premio de Poesía "José Antonio Torres".  Excmo. Ayuntamiento de Tomelloso. (Ciudad Real).

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