domingo, 10 de abril de 2016

Cunchillero


Me dio la mano fuerte y, la mía se perdió entre la suya, deglutida por su inmensidad. Sus ojos, azul intenso, le daban un matiz a su mirada de franqueza que despejaba cualquier duda sobre sus intenciones.

Me llamo Miguel, y soy de Cunchillos. ¿De dónde?  le espeté; ¿de Cuchillos?.  Su carcajada, larga y profunda, forjó una amistad bastante más allá del palo de la bandera que nos quedaba de "mili".


Para el I Certamen de Micro-relatos, Microcunchillos. Asociación de Vecinos “Virgen del Pilar” de Cunchillos y BlogCunchillos. Cunchillos (Zaragoza)

sábado, 9 de abril de 2016

Con el abuelo


Y la barca, a la deriva,
al "trán trán",  de la corriente,
se despide de la gente
sin,  siquiera,  una misiva,
 de aquella zona de asueto
en la que, el abuelo y nieto,
chapuzaron más el agua
que, propiamente, remar;
 se trataba de jugar
en simpático dueto
y sudar como en la fragua
mojados hasta el calceto
y reunirse, aquella tarde
de canícula piadosa,
y hacer carabela airosa
de una tabla que no arde
por la gran funda acuosa
que la hace sentir cobarde
en una siesta estival;
y, lo que quiere el chaval
es jugar... a cualquier cosa.


Para el IV Certamen de Poesía “Sentimientos de Poeta”. Siempre Poesía. Editado en Antología.



jueves, 7 de abril de 2016

Oro interior


Caminaban dos pollinos, a pares, como "civiles", cavilando si eran rucios equinos, o si serían gentiles alazanes nobles, que al compás de pasodobles, recorrían los caminos.

Se cruzaron con un potro enjaezado hasta el rabo; más pinturero que cualquier otro caballo; ¡rediez! era como un guayabo.

La acalorada disputa, de nuestro dúo de onagros,  fue de pronto disoluta, pues no cabían milagros; una cosa eran rocines, esos de los paladines, y otra muy distinta era aquella pareja extraña, tasajos en salmuera; cada cual una alimaña.

Mas la leyenda, oportuna, se trasmitía obsesiva; era como una vacuna en una sutil trastienda que la historia nunca archiva. Y así, los dos animosos pencos, recorrían las veredas versando sobre sus fuentes; sus "adeenes", sus genes, maldiciéndose entre dientes.

Y la crónica, demuestra, la nobleza de los burros junto a su fiel terquedad; jamás se piran del curro y carecen de maldad.


Para el I Concurso de Prosa Poética, Ojos Verdes Ediciones.

Tan solo yo


Soy yo  y estoy aquí. En una noche corriente, frente a un ordenador, intentando plasmar unas ideas con más o menos sesgo científico ¡Qué imprudencia y temeridad!. Con la de gente, verdaderamente preparada, que hay en el mundo para versar sobre el tema.

Pero yo estoy aquí. Existo. Soy una de las más simples representaciones de la ciencia. Qué bella arquitectura biológica, y complicada, se ha tenido que dar en un vientre materno para que una noche de un invierno que casi ya pierde su nombre, me incite a escribir sobre la ciencia. El teclado descifra, científicamente, mis simples pensamientos.


Para el Primer Concurso de Relatos de Ciencia en 100 Palabras. Proyecto Asociativo Regional, PAR EXPLORA Coquimbo de la Universidad Católica.  del Norte.  (Chile)

Anadón, el limosnero


Y tuvo a bien arribar a este mundo
al natural momento, ese lógico
purgatorio terreno; amor profundo.

Habitual ensayo biológico
que factura a santos o demonios
en rifa o sorteo paradójico.

Despertó a la luz, libre de meconios
en típica familia numerosa
y en la España llena de testimonios.

Será Imperial; será también gloriosa
la fase de su vida adolescente;
será pastor de ovejas...¿será prosa?

Bulliría por calles que, oralmente,
trasmitieron sus fijas correrías
por su pueblo, en Loscos, con su gente.

La orfandad prematura  trae latrías
y luchas, por lograr algún sustento
que mitigue una pizca en noches frías.

Y el niño aquél, de pronto, con el viento
izó velas internas; luego externas
ansioso de aprender; casi avariento.

Y se fue del lugar , a veinte leguas
contadas deprisa, a vuela pluma,
quizás en asnos; no lo fuera en yeguas.

Y aprendió cuanto pudo y algo más
que los textos no guardaban escrito:
palmatoria de fe, sin vuelta a atrás.

Dominico fue el hábito suscrito;
mortaja de una vida dedicada
a dar limosna  al pobre y al proscrito.


Para la VIII Justa Poética en Honor del Venerable Anadón. Asociación Cultural Trassierra. Loscos. (Teruel)

Quimio


Llega la hora. Espera la pastilla, droga de vida; sorna macabra que mata de una manera más lenta, deontológica; de baile de salón.

Y la quimio en tableta ¡bendito ingenio!, santifica  y dignifica al sádico proceso de su hermanastra, la otra; la brutal...la despiadada...la deseada tabla de salvación de impacientes pacientes que bregan por su supervivencia.


Para el I Concurso de Micro-relatos, El Bunker Z.  Grupo Diversidad Literaria. Elegido para Antología.



Las Tabas


Que así el claustro se llama
por su suelo empedrado,
testigo mudo, ajedrezado,
de evaluaciones con drama;
en algunos casos dados,
en otros  ¡miel sobre hojuelas!
continuo dolor de muelas
entre estudiantes frustrados.

Colegio de postín serio,
hora mercantilizado,
espacio desaprovechado,
¡aquí nos falta criterio!
Y unos pies, en curvatura
intentan retomar un norte
que les transporte
en el tiempo,  como cura.

Se han vuelto a ver otro año
en la ciudad castellana,
donde siempre está la llama
de aquél cariño de antaño.


Para el XIX Certamen de Poesía Blas Infante. Centro Andaluz Blas Infante del Baix Llobregat. Cornellá de LLobregat. (Barcelona)


Mujer latina


Mosaico de color,
diáspora de tonos
conforman vuestra piel;
yendo desde la miel
a oscuros, de carbonos;
paleta de un pintor.

Sombras ya olvidadas
pues la Historia envejece
y lo archiva en su memoria;
superficie global, migratoria
y   hoy, marcáis el rumbo, sois el eje,
de dispares camadas.

Que, sin embargo,
hacéis piña genética
cuando el lenguaje,
a modo de peaje
expande vuestra ética
sin recargo.

Para el I Certamen de Poesía Identidad Latina, 2016. Seleccionada para Antología.


Princesa


Cuantas princesas,
Soraya, como tú,
habrán caído
e, incluso, sin  gemido;
ni un mísero cucú...
eran confesas.

De una tiranía,
¿varonil? sostenedora
de un marchamo
de otro ciclo, otro tramo
que, hoy, plañe una dolora,
tardía...

Hay que conseguir el reto
de ni una Soraya más;
personalizo el ultraje,
y te brindo un carruaje
para que nunca ¡jamás!
tu palacio sea un gueto.


Para el 6° Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer, 2016. El Bierzo. (León)

Atardecer en Castilla


El Cielo, resquebraja
la mantilla plomiza
que intenta ocultar su hermosura
y en esa reyerta dura,
envía un haz de luz, quizá rojiza,
y dorada, color paja.

Inventa un arco astral,
paleta de colores de este lienzo,
que, cautivo del momento,
se deja contemplar, aún sediento,
del denso chaparrón; un buen comienzo.
Rebrota el pedregal.


Para el Certamen de Poesía, Decimoquinto Aniversario de Centropético.  Centro de Estudios Poéticos.

El mundo animal


Estaba Su Majestad León, subido en su pedestal;  uno que le habían fabricado en un curioso palacio de cristal; para así hacerle ver que tenía de por vida, la misma solucionada y que sus poderosos rugidos bastarían para impartir justicia; la suya, naturalmente. Los súbditos, más o menos en su papel, obedecían a regañadientes las decisiones, caprichosas o no, que su monarca dictaba.

Éste, asesorado por un consejo variopinto de congéneres, hacía años que había decidido dar entrada en su foro a miembros de otras especies que , aún sin compartir su ideario, mantenían con sus discrepancias, la gobernabilidad de un pueblo que paulatinamente y cada cuatro u ocho años había cogido la costumbre de alternar a dos partidos para así poder seguir teniendo todos, me refiero a los dirigentes de esos dos partidos, prebendas que les hicieran las respectivas vidas más...placenteras.

La Historia se repetía, como en un bucle, durante años. Existían voces, testimoniales para unos , marginales para los interesados, que tímidamente, levantaban el hilo de voz con que les habían permitido quedarse. Vano intento más allá del de acallar sus conciencias.

Los graneros del Rey León se vieron mermados drásticamente,  por lo que sus consejeros y otros padres de la economía, tildaron a esa desdicha como  "crisis", y esto provocó medidas que los que por narices tenían que estar frente a él y discrepar de sus acciones por Real Decreto, nunca mejor expresado el término, comenzaron a alzar voces sin recordar, la fragilidad de la memoria histórica que deviene en histérica, que el término crisis se había dado durante una alternancia suya con el  del gobierno del Rey León.

El pueblo, jurado poco comprometido en nada que no sea cuando le tocan el bolsillo o el estómago, permanecía pasivo ante aciertos y desaciertos de la corte leonina.

Una especie de arcángel San Gabriel al uso del siglo XXI, surgió de entre la masa inconformista con la situación creada. Su inocente melena seráfica  había devenido, por mor de los tiempos que corren, en una larga cabellera recogida en una higiénica coleta. Y pregonó, cual Jesús en sus desiertos; sólo como Jesús;  no demos pie a "salvapatrias" que engolados por cuatro frases oportunas y un coro vocinglero que sabe jugar muy bien sus bazas, auguraron la Tierra Prometida a quienes les siguieran por los tortuosos caminos de servir al prójimo.

Más "El Enviado", tenía amigos. Allende los mares. Y no eran, precisamente, reyes leones; más bien hienas taimadas que, a semejanza de las de las sabanas, se alimentaban con la carroña que su correspondiente estamento propagandístico, muy propio de los partidos de su perfil, tildaban a todos de "totalitarios", sin ser capaces de mirarse su peculiar ombligo...o igual, sí...

Después el pueblo votó. Y repartió, a diestro y siniestro,  escaños que convergieron en una diáspora tal, que hacía muy difícil la gobernabilidad de aquél reino; hasta entonces el del el Rey León.

La Historia se escribe minuto a minuto y, por tanto, no sé lo que una vez acabado este relato, habrá decidido grabar en sus páginas. El reino se tambalea. Unos convidados "no de piedra", se han estado moviendo con el sigilo de los bribones, sin necesidad de utilizar la noche oscura. La debilidad y las disputas, casi de patio de colegio, de los cortesanos profesionales del territorio del león, han permitido que a plena luz, unos pocos intenten sobreponer sus pensamientos a los de la mayoría de un pueblo; es un golpe de estado sin ruido de sables, aún...

Y mientras tanto, un pueblo mira sobrecogido hacia esos cortesanos que por los pasillos de sus respectivos palacios, recorren sus estancias rasgándose las vestiduras e incrédulos de que se haya llegado a tal situación.

El abuelo, cargado de años, cuya cara compite con los surcos que durante decenios ha dibujado él con el arado por su terruño, mira hacia el infinito con sus ojos entrecerrados mientras saborea la colilla de un tabaco que "no fuma" y se pregunta a sí mismo ¿cómo nadie no lo ha visto venir?

Un chavalín en edad todavía de llevar pantalón corto, quizá alguno de vosotros, queridos mozalbetes, si fueran otros tiempos, le cogería su áspera mano y tirando suavemente de él hacia adelante, le invitaría a seguir el camino de retorno a su hogar, con los suyos;  y el viejo, pues él quiere que le llamen así, sin eufemismos, mira hoy a su nieto con los ojos nublados por una fina capa acuosa, que no es más que la esperanza puesta en esa generación que llegará, la Historia se repite, y hará de un reino que ama porque no le gusta, la patria añorada y ejemplar de sus mejores tiempos...

Y colorín colorado, nunca mejor utilizado el calificativo, aquí termina este cuento que, sin duda, continuará aunque no sea yo quien lo relate; queridos niños, coged el boli, un papel y tened el valor y la inocencia de escribir un final con aroma de perdices...


Para el XIV Concurso de Cuentos Infantiles Sin Fronteras de Otxarkoaga. Colectivo Txirula Kultur Taldea. Bilbao. (Vizcaya)

¡Qué tiempos!



Con la perspectiva larga de estar a más de quince días de las blancas Navidades, Javier, exhalaba unos raquíticos hilos de humo por la bocana de su cachimba, con la esperanza, vana ilusión pues nacía muerta, de que por fin aquél maldito instrumento que pendía entre sus dientes, arrancara y le proporcionara esos mínimos segundos de placer, llamados por otros de sumisión, a algo que un señor que descubrió "las Américas", además,  sin querer, había instaurado al mismo tiempo, el uso en el mundo universal conocido, de las mismas costumbres o ¿por qué no decirlo?...moda.

La pipa no tiraba. Era muy evidente por  los continuos chupetones que se veía forzado a hacer a modo de un tiro natural. Se empezaba a congestionar de tanto chupeteo innecesario y un molesto dolor y escozor le ocupaba toda su garganta por los esfuerzos; pero no la abandonó a su suerte, pues sin ese objeto entre sus labios, su imagen de sibarita se hubiera resquebrajado abismalmente.

Sus ojos escrutaban desde el ventanal intentando atisbar, entre la neblina que el espeso manto de nieve que caía, algún indicio de vida exterior, más allá de las pesadas puertas de bronce que delimitaban, a unas decenas de metros, lo que su voluntad controlaba...o lo intentaba.

Una densa humareda, proveniente de la chimenea que proveía una salida natural al humo de los cuatro troncos de encina dispuestos en el vientre de la misma y que desprendía un calos más que generoso sobre la amplia sala, se desmayaba desde las alturas ayudando, con ello, a envolver el ambiente en una burbuja que pareciera sacado de nuestros infantiles cuentos.

Supuso el hilo conductor para que Javier, nostálgico de sus años juveniles en su tierra natal, aunque feliz por su desarrollo profesional cotidiano y enamorado de su familia, elevara los ojos a un cielo que se le suponía que estaría donde cada mañana, despejada, se exteriorizaba en todo su esplendor. Y en un bucle, mitad evocado por el entorno, mitad promovido por ese deseo interior, Javier no pudo, por menos, que echar la vista atrás hacia otro sitio, con otra nieve... y con unos cuantos años menos...

Y oía las voces a su alrededor de hermanas histéricas con los preparativos de la cena de Nochebuena, azuzando a los "chicos" para que cooperaran en unos trances que, en aquellos tiempos, eran difícil que sucedieran; y arreciaban las riñas de esas hermanas mayores sabiamente espoleadas por la madre, atrincherada, espumadera en ristre, en una cocina cuyos aromas casi eran suficientes para pasar de la cena.

Y su padre y hermanos, entretanto, capeaban el vendaval como podían argumentando un último retoque de esta o aquella figurita del Belén que no estaba puesta en el lugar adecuado... o cualquier otro invento que se terciara y que les sirviera para pasar lo más inadvertidos posible. Estéril intento ante la capacidad de control que, de una manera natural, se desarrollaba especialmente en las madres en tales fechas.

Pasado el Rubicón; Javier ya sabía lo que significaba aquella frase pues hacía unos pocos día que se lo habían contado en clase de Historia, llegaba el momento de cierto relax un rato antes de la cena; ese en el  que la anfitriona, líder innegable de esa noche, se sentía dominadora de la situación; y era la coyuntura propicia para que cada cual se relajara del estrés, palabra que entonces ni se conocía, entreteniéndose en sus propios menesteres; los chicos más pequeños y rebeldes a lo Zipi y Zape de la época, no obstante, merodeaban la cocina con las insanas intenciones de catar alguno de los manjares antes del momento propicio; lo que les valía, además de algún grito subido de tono, alguna caricia de refilón y despistada de un diestramente blandido cucharón...

Y turrones, capón, sopa de almendras; mil manjares rebosaban una mesa incapaz de engullir el gran repertorio expuesto. Ni los más afamados chefs eran capaces de mantener una carta tan variada como la que su madre; y las de todos independientemente de sus "posibles", conseguían presentar para esa cena.

Y mazapanes, guirnaldas, confetis, copita de champán para los "mayores", sidra a los niños y risas ingenuas, blancas, que recorrían la mesa de extremo a extremo.

Y siempre alguno más nostálgico o una madre que sin aquello parecía que la cena simplemente era una de cumpleaños venida arriba, al final, entonaba con una dulce voz, pues las madres siempre cantaban bien, unas notas de un "Noche de Paz" que, no por muy escuchadas, nos dejan de seguir evocando recuerdos de nuestros ancestros... de aquellos que hoy, muchos años después, siguen con nosotros de una manera espiritual en el tuétano de nuestros huesos.

¡Ah, estás aquí! La voz, conocida, había sonado a sus espaldas y Javier, con la mirada aún perdida entre la brumosa nieve que formaba una tupida cortina ante sus ojos, tuvo que carraspear un par de veces y maldecir, a modo de excusa, a una asquerosa cachimba que aquella mañana no quería "tirar" de ninguna de las maneras posibles...sería la humedad.


Para el III Concurso La Agenda Compacta FM, Historias de Navidad. La Agenda Compacta FM y Cuadernos del Laberinto.

Principio


Sustancia clara,
vítrea, resbaladiza,
materia en liza,
según la vara
que la utiliza.

El agua aclara
la sucia briza,
casi cobriza,
que en la jícara
nada y desliza.

Más, desertiza;
si ella emigrara
y no bastara.
Sería una nodriza
que a nadie ya criara.


Para el III Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El Mejor Poema del Mundo. Ediciones Nobel.

Brindis al sol


Alzó la copa dispuesto
a brindar por sus hazañas,
sin reparar en la mañas
que utilizó el muy cesto.
No percibió o no quiso
comprender que su victoria
era Pírrica, sin gloria,
pero hizo caso omiso.
Difundió  con gran descaro
un liderazgo mohíno
cual lastimero michino
maullando por desamparo.
¿Será capaz, por ventura,
arrinconar sus deseos
envueltos en turbios velos
y abrir la legislatura?
Las ambiciones groseras
son deporte nacional;
esta tierra es un berzal
¡urge lúcidas seseras!


Para el Concurso de Poesía, Lobón 2015. Centro de Ocio de Lobón. (Badajoz)

Paseo



Salió de su chalé a dar su paseo matutino diario. Acostumbraba a recorrer el par de cientos de metros que separaban su vivienda de las estribaciones del cercano e inmenso pinar que casi llegaba a envolver en su regazo su pueblo. Pueblo que estaba a punto de dejar atrás ésa condición; pues había crecido vorazmente.

Caminaba ensimismada en sus pensamientos; esos que cada madre tiene y que forman parte de un corporativismo que nosotros, los hombres, no podemos llegar a entender porque, simple y llanamente, no somos madres.

Y a la par rezaba; o cómo solía decir, hablaba con Dios, que parece ser una manera menos protocolaria, más de “andar por casa”, con Él.

Y a ratos, se entretenía en canturrear, entre dientes, algún estribillo de alguna de las zarzuelas que la gustaban tanto; o repasaba, calladamente y para su propio deleite, los innumerables libretos que tenía almacenados en su memoria, de los Álvarez Quintero, tantas veces representados, sus personajes,  por ella.

En esas estaba cuando un débil sonido le devolvió al mundo real. Acababa de rebasar unas matas bajas y densas que brotaban al pie de un esquelético arbolito, cuando un tímido quejido requirió su atención.

Le costó tiempo descubrir, entre el follaje, el montoncito de pelo blanco que, a duras penas, delimitaba el contorno de un cachorrito de algo que todavía resultaba prematuro llamarlo perro.

Le dio igual. Se agachó, apartando la maleza y recogió, con sumo cuidado,  el cuerpo, macilento, del infortunado y débil animal.

Le habían abandonado a su suerte; su mala suerte, sin duda. Pero alguien quiso que aquél proyecto de chucho, en su más literal expresión, tuviera aún la fuerza necesaria para lanzar, quizá en un último “aye”; un lamento lastimero demandando ayuda. Ocurrió en el momento oportuno.

Fue recogido, el ya a partir de ese instante afortunado animal, por la persona, sin duda, elegida por alguien que dirige la Orquesta de la Vida, para cambiar la suerte de aquella perrita; porque sí, era perrita; casi patito feo tan cuajada de garrapatas que la hacían incompatible con la propia vida.Pero salió adelante gracias a los mimos y desvelos de aquella  “madre amantísima” protectora, por naturaleza, de animales de dos y más patas.

La perrita pasó a formar parte de la familia, complementada por dos especímenes de su misma rama biológica. Se convirtió, en poco tiempo, en una fina, delicada y ligera galguita blanca con graciosas motas diseminadas  y medio escondidas, por su esbelto cuerpo y con unos ojazos envidia de las mismísimas estrellas de cine. Finamente maquillados, parecían tener dibujados a su alrededor los trazos perfectamente definidos del Rímel y que a uno, modesto admirador del Antiguo Egipto, le parecía como entresacada de algún papiro de aquella época. La llamaron Gina…

Fue feliz e hizo feliz a una dueña, familia y amigos…


Para el Concurso Literario Biblioteca Popular del Paraná, 2015. (Argentina)

Haikus


¡Oh!, mariposas,
el vuelo multicolor
os embellece.

Relámpagos, ved
las oscuras tinieblas
de la tormenta.

Tras la vendimia
rebosan los canastos
por San Mateo.


Para el I Certamen Haikunversaciones. Grupo Haikunversaciones  y la Biblioteca Pamplona - Yamaguchi. Pamplona. (Navarra)