jueves, 14 de enero de 2016

Te apagas



Amarilleas,
incapaz de que tus venas
alcancen tu punto cenital,
allá, en la cumbre;
esa faro que alumbre
con su vigor , cual fanal,
tus otoñales gangrenas
que capeas.

Más, tranquilo
a ese proceso anual
que, convulso, te recorre,
queriendo mecerte urgente;
es, preparar al paciente
forzando a que se le borre
cualquier recuerdo banal
y hacerlo con sigilo.

Volverás, granado mío,
a envolverte en tu belleza
allá, cuando la frescura
deje paso con templanza
a la bonanza,
con otra temperatura;
ella es la suprema fuerza.
No caerás en el hastío.



Para el III Certamen de Poesía Ayuntamiento Val de San Vicente. (Cantabria)

Celebrar



Sigo insistiendo en el trance
de que el propio aniversario
es el mejor relicario
a la hora de hacer balance.

Da hasta para un romance
malo, soso, de becario,
de poetilla corsario
de rimas faltas de avance.

Quizá ese día yo dance
con un buen vino, sicario,
amigo fiel, de diario
que me adula sin percance. 


Para el Certamen Literario, La Reina de los Mares. Biblioteca de la AECID. Madrid.

Descubrimiento


Resulta extraño, sin duda, la reflexión que hago en este texto; incluso puede parecer de "Perogrullo", pero no es menos cierto que debiera de ser muy frecuente que se dé este caso en la mayoría de  los seres humanos; sean o no conscientes de ello.

Un día gris y frío de los de la cuenca del Duero y de un mes que no por ser el más corto es menos frio que los que le anteceden, me encontraba sentado en la mesa de mi despacho antes, incluso, del propio horario de trabajo, adelantando parte del papeleo con el fin de poder atender a los clientes con más tiempo, sin premuras, cuando comenzaron a llegar algunos de mis compañeros en un devenir desperdigado, con calma, pensando la jornada que tenían aún por delante;  y me sorprendió que uno de ellos cuando ya había sobrepasado las cristaleras de mi despacho, se volvió y metiendo su cabeza por la entreabierta puerta, me espetó: ¡Buenos días y felicidades!

Se lo agradecí con una sonrisa de las que se esbozan cuando quieres quedar bien, correcto y, por otra parte, le estás mandando al cuerno, pues empiezas una década en la que dejas la juventud, alegre y un tanto loca y por el artículo treinta y tres, te metes en esos justos, treinta que te hacen, casi por Real Decreto, "ser mayor".

Es la edad en la que empiezas a perder a los amigos de los veinte que siguen solteros y no te hallas entre los de cuarenta, supuestamente asentados y en otros círculos.

Tuve varias felicitaciones seguidas a medida que iba afluyendo más gente al trabajo.

Tiré el bolígrafo sobre la mesa y mientras aspiraba una hermosa bocanada de humo de mi purito, eran otros tiempos, me di cuenta que realmente ese día era mi aniversario; y, por primera vez, no lo sentía sólo como eso; era mucho más importante de lo que yo jamás había pensado.

Era el notario que, año tras año, daba uno golpecitos en la puerta de mi ser, un toc-toc y entraba de puntillas a formar parte de mí; y hasta ese momento, no había sido consciente de lo que él  me proponía cada año: un momento de reflexión, de memoria "histórica" conmigo mismo. Un acto de fe y de contrición para ser capaz de sentirme bien con algunos de los episodios de ese intervalo y, a la vez, revisar aquellas acciones de las que mi subconsciente era totalmente consciente de que no habían estado a la altura de lo que se  esperaba.

Por eso digo que descubrí el aniversario más importante de mi vida; ese día que marcaba a golpe de mazo pilón un año más en mi vida; y que sin haberme parado a pensarlo, él había estado junto a mí, año tras año, silenciosamente; como el perro de compañía que se extiende todo lo grande que es, durante horas, al lado del sillón, sin más agradecimiento que una mirada, de vez en cuando, de su amo.

Me había cuidado. Había logrado, año tras año, darme uno más, como lo demostraba su toc-toc anual. Y qué poco caso lo había hecho hasta entonces. Siempre creí que cumplir años era simplemente una sucesión de días y que tras el trescientos sesenta y cinco acumulabas una muesca más en la cacha del revólver interno. Y en el externo, naturalmente, pero de eso me he ido dando cuenta con más años; cada mañana al afeitarme frente al espejo...

Entonces decidí que a partir de ese mismo instante, celebraría con más sentimiento cada cumpleaños.

Terminé rápidamente los papeles que tenía sobre la mesa; revisé mi agenda y comprobé que tan sólo tenía que entrevistarme con un par de clientes. Hablé con un compañero y me encaminé hacia el despacho del director que, puntual, estaba ya hacía rato también trabajando.


Hice una seña a su secretaria y ésta asintió, confirmándome que estaba sólo.  Entré y simple y llanamente, le dije que me tomaba el día libre. Me miró a los ojos un rato sin responder; fue esbozando una sonrisa cada vez más intensa y me dijo: ¡Al fin te has dado cuenta!¡Más vale tarde que nunca! ¡Anda, lárgate y que lo disfrutes!... Por cierto, feliz cumpleaños ...mayor...


Para el Certamen Literario, La Reina de los Mares. Biblioteca de la AECID. Madrid

Sentido de la vocación


En mi vida, me he topado con sujetos camuflados bajo diferentes aspectos. No es habitual que la gente vaya dando la cara, so pena de que se la partan.

Y en esta vida, de por sí ajetreada y que nos empeñamos concienzudamente en complicárnosla más, hay personajes, ganado a pulso el nombre, que no tienen tiempo para nada. Te los encuentras y, aunque amigos, no se pueden parar debido a la apretura de su vida profesional sanitaria.

Quedar para tomar unas cañas, es contemplar cómo las levaduras cerveceras adquieren vida propia mientras esperas; eso sí una oportuna llamada al móvil no te revela que les ha surgido una urgencia.


Las vacaciones para ellos y  cambiar a aires veraniegos es irse a tomar la brisa marina del Sáhara y poner sus conocimientos oftalmológicos al servicio de quien es ciego por falta de atención médica; no por grandes enfermedades. Simplemente por la ausencia de cuidados que aquí consideramos "normales" desde la infancia ¡Qué poco lo valoramos! Ya tomaremos las cañas.


Para el I Concurso de Micro-relatos Solidarios Iluminafrica. Heraldo de Aragón Editora S.L. Zaragoza.

Ocio


El Mediterráneo mostraba su cara más hermosa y apacible en una noche de estrellas, y, misericordioso, enviaba una ligera brisa que mitigaba el tórrido calor que el sol de agosto había precipitado, durante todo el día, sobre la acogedora playa del hotel.

En mi mano, una copa larga, eterna y cristalina, contenía un vino espumoso, casi al punto de la congelación, que ayudaba a refrescar lo que la brisa no podía; mis entrañas; convenientemente exigidas durante la cena, en familia, con la gastronomía del lugar. Por otra parte, deliciosa.

Los estragos del cálido verano y, sobre todo, los años, comenzaban a hacer mella en un cuerpo más preparado para la rutina sedentaria de oficina y casa que al ejercicio inherente que conlleva el viajar a un lugar por primera vez... Quizá, también, el licor que, regularmente, bajaba por mi garganta, arrimara el hombro al punto de notar que, los párpados,  me parecían losas de acero.

No sé cuando perdí la noción del tiempo; no sé si, tan siquiera, la llegué a perder; sólo puedo decir que en algún instante algo interno creyó lo que mis ojos querían creer; lo que veían.

Definitivamente, me dormía...unas palabras, cada vez más y más lejanas que contaban números se entremezclaban con conversaciones que mi raciocinio no podía seguir; era como retazos, restos de relates que, a toda costa, mi cabeza quería coser como fuera para lograr componer algo con sentido. Tres, dos, uno...

¡Qué sopor! Abrí, tímidamente un ojo, inmediatamente cegado por un foco que, a pesar del fresco que mi cuerpo notaba, la lámpara sobre mi cabeza, a modo de sol de luz fría, además de cegarme me enviaba potentes rayos de calor. Intenté moverme. Algo me dolía.

Una cabeza enmascarada apareció sobre el único ojo que conseguía, a duras penas, mantener abierto y me dijo que qué tal estaba. Que todo había ido bien y que enseguida me sacarían del quirófano.

¿Quirófano? ¡Quirófano! Pegué un descomunal respingo y rompí a sudar profusamente ¡Me habían operado! ¡A mí! ¿Por qué?¿Pero, de qué?

Poco a poco la humedad del sudor me fue despertado. Comprobé que estaba mojado casi de arriba a abajo. Palpé, sin atreverme a abrir los ojos, cada parte de mi cuerpo con cuidado, para ver si éste me delataba al palpar mediante algún quejido, dónde me habían abierto. No encontré respuesta. Me atreví y abrí los dos ojos.


Seguía en aquél cenador, bajo las mismas estrellas al borde del Mediterráneo...la fina copa, hecha trizas en el suelo finamente decorado; el delicioso licor coloreaba indecorosamente mis pantalones...


Para el II Concurso de Micro-relatos Hotel Meridional. Hotel Meridional de Guardamar del Segura (Alicante).

martes, 5 de enero de 2016

Rivales


El frío hasta hacía un rato penetrante, se desvaneció en un instante cogido por la mano de la espesa niebla que reinaba en el paraje.

Los rivales obligaban a sus músculos a dar una zancada más y unos cuantos me adelantaban  seguros de su victoria y otros, los más, por tener a otro compañero de fatigas por detrás de él en la meta.

Alguno que había comenzado el cross con demasiadas ínfulas, zanganeaba boquiabierto al tratar de exigir a sus piernas lo que su cabeza, optimista, le pedía.


Un  casi anciano, me pasó con cierta facilidad e hirió mi ego profundamente; al tanto que mi despiste me hizo tropezar y caer de bruces en un pequeño lodazal del circuito. Cabreado y dolorido empecé a levantarme intentando maldecir a quien, sin quererlo, había provocado mi caída. No pude completar el exabrupto; a media altura una mano tendida apareció frente a mis ojos brindándose a mi auxilio. La así con fuerza y ambos caminamos ya hacia la meta con la sensación de haber incorporado cada uno un amigo más en su vida.


Para el VI Certamen Internacional de Micro-relatos Cross de Atapuerca, 2015. Instituto Provincial para el Deporte y Juventud- Excma. Diputación Provincial de Burgos. 

Tomarlo en serio



De las cavernas,
hasta ahora,
la Humanidad agoniza,
en una liza
que devora
nuestras tendencias fraternas,
sin un objetivo claro
que corte un acto maldito:
tratar al género opuesto,
escrito en otro contexto,
tal como es; un delito
por causa del desamparo:
el de una sociedad entera
que se golpea el pecho
sabiendo dónde está el mal;
pues lo sabe, es muy cabal,
pero el recodo es estrecho
y la mente besuguera;
semejante a la de un pez
que escapa de su enemigo
en un instante preciso,
más, el pescado, narciso
de su propio ego amigo,
retorna a su estupidez.
Y lo que enerva la mente,
tras la noticia ocurrida
y conocerse la acción,
nos remueve el corazón
al perderse una vida
así, de pronto, en caliente,
y tras la respuesta airada
que nos estrangula el alma,
es necesario, con calma,
acabar con la crueldad
cual es esta salvajada:
finiquitar a tu afín;
aquél que un día carmín,
prometiste que sería
con quien tendrías familia
que hoy conviertes en vigilia
para esa chiquillería.


Para la III Edición Certamen Poético, Violencia, la Consecuencia. Asociación de Mujeres Eleanor Roosevelt. 

¿Libre circulación?


Si al refugiado político. Al perseguido a causa de un pensamiento leal, honesto, que "luche" por una causa justa; por dignidad humana y una justicia social; por terminar con sanguinarios tiranos, no importa su tendencia política; ni la del perseguido ni la del perseguidor.

No al libre albedrío; al todo vale. Para ayudar a los demás, entendiendo ese término por los de extramuros de esta piel de toro, primero tendremos que tener la seguridad de que ninguno de los de dentro pasa hambre; tiene empleo y no es perseguido por sus ideas...si no son las de un sanguinario terrorista en nombre de un dios, el que sea, o una segregación de un territorio que también es del resto de los componentes de esta Nación, aunque moleste el término.

No son distintas reglas de juego de las que se han fijado a lo largo de la Historia, con mayúsculas; e, incluso, se nos han aplicado a nosotros mismos, no hace tantos años, cuando tuvimos que salir a ganarnos el pan fuera de nuestras fronteras. Por cierto, no nos regalaron nada... ni tan siquiera la "Seguridad Social"; entre otras razones porque fuimos pioneros en ese modelo de sanidad; que no se nos olvide.

Nos tiene que servir para abrir la mano y tenderla, extendida, en señal de ayuda...al verdaderamente necesitado.

Esto no quita ni un ápice, a que los gobiernos, sigan atentos a la entrada masiva de "emigrantes"; algo insostenible para nuestra maltrecha economía.


Hagámonos fuertes y luego ayudemos sin desmayo.


Para el Segundo Concurso de Micro-relatos: Migrantes: En busca de Pan,  Refugio y Libertad. Amnistía Internacional. Madrid. 

Ayuda



Soñar es seguir viviendo;
es un valor añadido,
un relato concebido
mientras se está durmiendo.

Un precepto primordial
es necesario al principio,
que el sopor haga ripio
en un celestial umbral.

Pórtico de distracciones
de nuestro Yo interior,
es, sacar al exterior,
nuestras mejores acciones.

Para llegar a ese estado:
 fundamental respirar
aire puro; y, por tanto, procurar
que a los pulmones arribe
lo que el galeno prescribe
si eso no ha lugar,
y un artilugio adosado
cerca de tu cama, al lado,
cual botellón colosal
te hará de tuna nocturna
 y en la camita, cual urna
te acunará, sin dudar,
con una nana o un fado.



Para los LX Juegos Florales Sahuayenses. Asociación Propulsora del Arte, La Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, El H. Ayuntamiento Municipal de Sahuayo, El Club de Leones, Campo Alegre y Alimentos, S.A. de C.V. y el Patronato de los Juegos Florales Sahuayenses. (México). 

Invisibles


Nieva. No tendría más importancia si no fuera porque el subconsciente le dice que aquello es África; y los estereotipos proyectan en su memoria las imágenes tórridas de un árido desierto o de una sabana exuberante.

Pero en ésta África hace frío. Hiela. El raído abrigo, someramente sirve para guarecer un cuerpo macerado por las penurias del frío reinante.

Unas notas le conmueven; lo justo. Juan no es de lágrima fácil; mucho menos de cara a un público que, aunque él sabe de sobra que su figura es invisible para ellos; su propio Yo, le obliga a comportarse como a toda una generación se les  ha inculcado: ..."llorar no es cosa de hombres..."y Juan lo lleva tatuado, como un morlaco en sus carnes, desde su niñez. Las notas, mal canturreadas anuncian: ..."Noche de Paz..."

Desde el rincón de aquél pasaje sin la menor intención de optar a ser calle ni siquiera de poca monta, Juan contempla el panorama típico de esas fechas. Todo pasa deprisa. Nadie se para con nadie. Los saludos entre conocidos o los marcados por las propia etiqueta, son rápidos; cortantes; con ganas de pasar página rápidamente. Todo el mundo tiene impaciencia. Premura por llegar a sus hogares y estar protegidos, entre sus cuatro paredes, de la miseria, del hambre... del mendigo que, en su esquina, apura con gula adictiva los últimos tragos de un vino peleón adulterado por el tiempo que lleva abierto.

Desde el otro extremo del callejón, una mano negra y no sólo sombreada por la noche, se alarga hacia él, pidiendo un sorbo de aquél líquido que pueda regalarle , al menos, unos minutos de calor.


Juan es consciente de que hay otros muchos que necesitan lo qué él ya está a punto de tirar. De fondo, se sigue oyendo un..."noche de amor..."



Para los Certámenes Internacionales Ciudad de Melilla, 2015. Ciudad Autónoma de Melilla, a través de la Viceconsejería de Festejos, y con la colaboración de la Unión de Escritores de España. 

Anhelo



Estamos en esas fechas,
marcadas en calendario
a modo de diccionario
de frases "requete" hechas.

Parabienes que aprovechas
y sacas de ese armario,
guardarropa de un glosario
de voces, tal vez, maltrechas.

Tonadas insatisfechas
por un tiempo cavernario
que cantan  más, un calvario,
que épocas sin sospechas.

Pitanzas que crean brechas
injustas, en el dietario
de un niño, cuyo horario,
le asaetea con flechas.

La Navidad quiero qué
dure, entera, todo un ciclo,
quiero ver en un triciclo,
al niño que antes cité.


Para los Certámenes Internacionales Ciudad de Melilla, 2015. Ciudad Autónoma de Melilla, a través de la Viceconsejería de Festejos, y con la colaboración de la Unión de Escritores de España.



¡Alegría, fiesta en rúa!


A fin de dar un golpe de timón, quizá más efectista que otra cosa, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, dicho y hecho literal en este caso, mi familia decidió, para quitarse las miasmas adheridas en estos últimos tiempos, echar una cana al aire; esto no de manera literal.

Y así, como casi todos los años, vinieron a casa a pasar unos poquitos día unos familiares de allende La Mancha.

Bienvenidos. Y para corroborar la sentencia geográfica e hidrográfica del comienzo del relato y coincidiendo con el veintinueve cumpleaños del sobrino viajero, decidimos montar la de Dios es Cristo, con perdón, y hacer una barbacoa...más bien La Barbacoa.

Y en una familia exagerada por naturaleza en todos los rasgos de su vida; y que, naturalmente, todo termina por pegarse según el principio mundano,  comenzamos a aprovisionarnos de viandas para tal acontecimiento.

"The Family", tiene buen yantar de origen. Los años, en algunos casos, y los incipientes achaques en otros, merman su capacidad de "jalar"; con lo que el cálculo inicial del pensamiento: "que no falte de nada", o lo que es lo mismo, aprovisionar al regimiento invitado, fue un error del "Alto Mando" en sus pronósticos. Se equivocó al no darse cuenta que aunque por número resultaba ser un regimiento, lo mermado de sus fuerzas  por pensamiento, palabra, obra y omisión, mucho de lo último, hacía que no sobrepasara su efectividad en una compañía y media, como mucho.

Las vituallas compradas para tanto soldado, algunos como un servidor escasos de dientes, sobrepasaron con mucho el apetito de la tropa. La conclusión es simple: el exceso de sustento nos lo vamos a tener que ir zampando...entre cuatro... Terminarán saliéndonos por las orejas...sin comentarios.

Pero lo fundamental estaba cubierto. El acontecimiento sirvió para limpiarnos las pegajosas telarañas adosadas a nuestras almas y, al menos, las frescas risas que se oyeron sirvieron para sentir en nuestras cabezas y corazones que hay que seguir, mal que nos pese...

Los niños zascandileando entre las sillas de los mayores, compitiendo en carreras sin meta, sus bullicios y sus ganas de vivir son el contrapunto necesario para el mundo un tanto raído de los mayores.

Eso sí, con mesura. Con el tempo que vamos necesitando los que recordamos la niñez con cierta nostalgia pero sin querer volver a ella, que para eso hemos tenido que recorrer este largo camino hasta llegar donde nos encontramos.

Es ley de vida. Invariable. Y sólo tenemos una.

Que el título de este escrito sirva de frase lapidaria a guisa de la que pronunciaba el Patrón de esta familia cuando aún gobernaba el timón de esta carabela: ¡Alegría, fiesta en rúa!


Para el I Concurso Literario de Relatos RSC. Revista RSC.

Cirro poético



Cual pluma cervantina
de ganso; blanca,
cierto matiz de cristalina,
alfombra de algodón
del Éter luminoso
añil o azul Mahón;
algodonoso,
luces nube, pomposa,
como una diosa
sabedora de su encanto
en ese ático
majestuoso, enigmático
al que treparemos todos
en escalada,
con más o menos modos,
pero sin vuelta;
¡nadie lamenta!
llegar a la última parada
si, nube hermosa,
sales a recibirnos
y a inscribirnos
en un pequeño cuaderno
del Cielo Eterno.


Para el I Concurso Literario de Poesías RSC. Revista RSC. 

Sosiego


Me habían hablado bien de aquél sitio. No de grandes lujos, pero muy digno y tranquilo. Lo que yo buscaba tras un año de vorágine constante debido al éxito de mi último libro.

La ciudad, turística por naturaleza, no era precisamente lo más apropiado para un descanso; pero como me lo recomendaron muy vehementemente personas de mi total confianza; preferí perder un poco de libertad al deambular por las transitadas avenidas del lugar a cambio de una vida tranquila dentro de las bien nutridas instalaciones del albergue.

Una copa con "misterio" a última hora de aquella noche veraniega no exenta de calor como mandan los cánones, me relajaba en la provocadora paz de un cenador en el extremo opuesto del jardín lindante con la playa. Oía derrumbarse las olas, extenuadas, en las finas arenas de la playa, a las que llegaban en calma por la marea baja reinante.

Una conversación en voz baja, sacada del pozo del silencio, ininteligible al principio, me fue trayendo de ese otro mundo en el que mi ser había empezado a instalarse; el del sueño.

Las voces, se acercaban susurrando; en solidaridad con el silencio reinante.


Una carraspeó; y cuando mi ojo derecho, en un guiño, se abrió para comprobar lo que sucedía, la voz que me pareció no ser, absolutamente, nada angelical, me espetó:¡Señor Gutiérrez! ¿Al bacalao le pone usted dos días a remojo, o menos tiempo?. Mi paz se había ido por el mismo camino que aquellas dos personas habían llegado hasta mi...



Para el I Concurso de Micro-relatos Hotel Montreal. Hotel Montreal de Benicasim. (Castellón).

Terruño



Diáspora de tierra,
tierra marina;
marina y Argentina,
tras una guerra,
guerra que el alma arruina,
guerra que entierra
la ilusión genuina
en el joven que grita: ¡es Argentina!


Para el Concurso Literario, Malvinas, Ayer, Hoy y Siempre. Centro Cultural Kem Kem. (Argentina).