Siete
en punto, abre la puerta
catedral
bendita
mira
al cielo y grita
que
nuestra alma está ahora muerta.
Dos
gruesos cirios velan
la
Cruz, de plata, tirita
en
una danza exquisita
que
el repujado desvelan.
Cinco
caballos pasean
su
luto, y la cinta imita
a
lo oscuro de la ermita
donde
a Cristo le entierran.
Sagrada
Cena primera,
nuestro
corazón palpita
por
una razón, no escrita,
al
ver pasar tú bandera.
La
Esperanza renaciera
con
Cristo, comprometida
la
Fe, el alma, la vida
que
acompañarte quisiera.
Jesús
con sus Doce, cena
todos
comparten comida,
hay
uno que no le mira
pues
le hará traición postrera.
Detrás,
El Huerto, requiera,
una
Oración, como espita,
haciendo
de nuestra cuita,
que
el dolor se nos perdiera.
* El Prendimiento siguiera,
con Jesús y comitiva,
con Pedro, estampa emotiva,
que a Malco cortara oreja.
Las
Lágrimas, aún le ciegan
a
San Pedro, desgañitan
los
cantos del gallo, irritan
pues
de Jesús reniega.
En
la Columna le llevan
y
Atado le martirizan,
le
insultan, ridiculizan,
ni
por Barrabás canjean.
A
Cristo nos le flagelan
y sólo, desnudo, vibran
sus
carnes, sus labios, pidan
por
los sayones clemencia.
Azotado,
le enseñan
al
gentío que vomita,
dirigidos
regurgitan,
palabras
que odio llevan.
Ecce
- Homo, carrasquean
las
gargantas desgañitan,
¡Si
eres Rey!, le explicitan
y
con caña le abanderan.
Nazareno,
sobrellevas
la
cruz y algunos evitan
tu
mirada, y así, editan
órdenes
que otros les dieran.
Calvario
acometieran,
su
Camino lo transitan,
a
Cirineo le citan,
a
llevar la Cruz, rindieran.
*Sin
demora, en la madera
trabajan
con faz altiva,
preparando,
incisiva
la
Cruz, que a ellos redimiera.
Despojado
se lo llevan
sin
su túnica o levita,
todo
su cuerpo tirita,
por
las almas que le pegan.
De
rodillas, en la arena,
Cristo
perdona y concita
a
quién su muerte tramita,
a
quién de Él se riera.
En
el madero le agregan,
a
la cabeza espinita
que
clava con su puntita,
el
alma, la vida entera.
Allí
arriba, sentencia:
"Perdónalos
su ignominia",
¡no
saben!, los califica,
¡están
perdidos!... paciencia.
Vaticina
de indulgencia,
al
ladrón llamado Dimas
que
hoy mismo aquí te redimas,
del
pasado de violencia.
Amor
filial que venera
y
a Juan en aquellas cimas,
participa
de sus filias
y
a su Madre le encomienda.
Desamparado, creyera
que
su Padre desestima
ayudarle
en la colina...
pasar
el trance, quisiera.
Sus
labios ya se le agrietan,
hidratar,
lo necesita,
con
una lanza le aplica
hiel,
el rencor silencian.
La
muerte revolotea
y
Él no niega ni escatima,
Consumada
está la rima
de
un alocado poeta.
Mirando
al cielo dijera:
"Mi
espíritu en tu vitrina"
y
una niebla, niebla fina,
las
tinieblas produjera.
Crucificado,
confiera
Perdón,
sin ninguna inquina,
a sus verdugos anima
a
que sus pecados mueran.
Clavado
en la Cruz sufriera,
por
las gentes, por sus vidas
y
tiende, su mano amiga,
a
quien recogerla quiera.
De
la Cruz le descendieran
con
amor, su gente anima,
a
las trompas con sordina,
su
muerte nos transmitieran.
La
Vera - Cruz, añadiera,
en
su cara acusaría
el
dolor, y pesaría
como
a una madre cualquiera.
A
este paso le siguiera
el
de la Cruz a María
con
Cristo que, presumía
de
su Madre aquí en la Tierra.
La
Quinta Angustia venera,
La
Piedad, Cristo yacía
y
su Madre retenía,
al
Hijo qué más quisiera.
Desnudo,
el madero, sepa
que
el sufrimiento sorbía,
taponándole
la herida,
con
el lienzo como venda.
Yacente
el Cristo, estuviera
solemne,
erecto y la vida,
entre
algodones cubría,
como
si ¡por fin!, durmiera.
Un
Sepulcro de madera,
con
ángeles de vigías,
procesiona
por las vías
con
desolada manera.
La
Angustia llega a su puerta,
la
procesión ya termina,
la
Salve se difumina
como
la llama en la vela.
Entra
el paso en su iglesia,
al
son de una elegía,
Himno
Nacional, sería
si
no hubiera tanta amnesia.
Consumada
está la escena
de
La Pasión, en la Villa,
Valladolid
es Castilla
y
otro año ya la espera.
Presentado al VI Certamen "Leopoldo de Luis" de Poesía y Relato Corto. Ayuntamiento de Madrid. Distrito de Tetuán. 2014