jueves, 31 de julio de 2014

No somos distintos




Me encontraba ya afeitado y duchado en el balcón de la habitación del hotel. Era una madrugada de un doce de diciembre. No había una nube y, a esas horas, hacía aún fresco. Un almuédano canta, con el quedo soniquete la primera oración de la mañana. Su voz, rasga el aire claro y limpio de la aún noctámbula mañana.

Todo está quieto. El mundo, su mundo, se para. La poca gente que empieza a deambular por las calles escogen un lugar donde extender su estera y hacer la primera reflexión del día... casi todos. Hay quien, por mor del turismo, tiene que guardar sus conversaciones con Alá para otros momentos en los que la actividad mercantil, no choque con la de su fe.

En el hotel no se nota. Cada cual está centrado en la labor que, cotidianamente, tiene asignada. El personal de recepción o de cocina, cumplen, escrupulosamente, sus jornadas y quehaceres "a la europea".

En mis oídos queda grabada, para siempre, el compás con sonido metálico de altavoz, que surge de la garganta del pastor de almas, de otras almas... llamándolas a la oración... y logra que, algún europeo, creyente de otra fe, eleve sus ojos a ese cielo que se abre sobre él, pidiendo a Dios, el cristiano, que, aunque sea de vez en cuando, le eche una mano para poder ir capeando la vida...



Presentado al II Concurso de MIcrorrelatos de Casa de África. Purorelato.2014

lunes, 28 de julio de 2014

Las piruleta


Había una vez una piruleta, caída en un charco,  que no hacía más que llorar y llorar, porque quería ser lamida por su dueña, una pequeña y rubia niña. Se lamentaba de su mala suerte diciendo: ¡Qué desgraciada soy!...¡Qué desgra...!. Y ¡zas! se derritió...Y colorín, clorado....¡zas! me derre...



Presentado al II Concurso de MIcrocuentos "Érase una vez un Microcuento". Diversidad Literaria. Escogido para formar parte de la Antología "Érase una vez un Microcuento II".2014.



viernes, 25 de julio de 2014

Actriz


A la vista de todos, estaba ella.  Los paparazzi, ciegos, no la veían, ávidos por sacar las caras más conocidas de aquellas que, presagiaban sus descaros, declaraciones altisonantes y posturas y composturas que llenarían la rotativas de las editoriales panfletarias, que se dedicaban a lo que, en este país y en algunos otros, se ha convertido en el deporte nacional; saber más de los demás que de uno mismo; y, cuanto más ponzoñosa sea la noticia, más y más sacarán partido esos programas que "nadie vemos", pero que ocupan, en los sondeos, las primeras posiciones de las parrillas televisivas.
Alguna magia especial se había producido para que, en aquella alfombra roja, en la imaginación colectiva de los que estábamos allí, nadie se percatara de su presencia.
La prensa asaeteaba a actrices metidas a "princesas de nada" y populares del corazón, a cantantes de taberna de mala reputación a ganadoras de la vida a base de difamar, algunas confabuladas con sus difamados, otras, como en una lotería, sacando la bolita del muchacho o muchacha (¿inocentes?), recién llegados a esto y que no tardan, o por inexperiencia, los menos, o por la experiencia de sus representantes, los más, en formar parte de ese "circo de la vida", totalmente virtual, en el que nos quieren hacer pasar por "normal", cuan do en la realidad, lo "normal", está bastante cerca de los barrios periféricos de las macro-ciudades ; o, incluso, con los efectos de la crisis, en el segundo derecha de nuestro mismo edificio.
Seguía de pie; en medio de incesantes ráfagas de "flashes", ametrallándola, casi rozándola; y, sin embargo , pasando de ella, como si no la viesen, como si no estuviera.
Cualquier periodista con olfato de sabueso a la antigua usanza, al pasar la vista para elegir una cara, un plano, con aquellas máquinas fotográficas de rollo de película; en las que había que medir, muy bien, el enfoque, la postura, la luz, la expresión, la distancia...., porque un ¡click! a destiempo, suponía "tirar" una foto a la basura, Aquellos eran verdaderos artistas, psicólogos del momento, para que la foto fuera perfecta.
Uno de éstos, la hubiera visto al instante. Era relativamente pequeña, de mediana estatura; pelo corto color rubio, casi pajizo en algunas zonas; zapatos altos, altísimos, gabardina blanca, con el glamour de Audrey Hepburn en  Vacaciones en Roma y  gafas de sol ray ban de espejo color azul. Sus expresivos ojos verdes, escondidos tras los cristales, no podían servir como muestra interesante para un objetivo. Eso, pertenecía a su intimidad.
Pero los que pugnaban, entre ellos, por ver quién era el que más ¡clicks!, conseguía disparar por segundo, emulando a los pistoleros del más legendario oeste; no les importaba el arte de la plástica del momento, del instante mágico del disparo, meditado, de una cámara.
Sus dedos, sin duda acostumbrados a consolas desde niños, aporreaban, eso sí, con pericia, los botones de enfoque y de disparo a velocidades supersónicas. De eso se trataba. Cuanta más cantidad de fotos se sacaran por minuto, existía la posibilidad, casi estadística, de que una de ella mereciera la pena y llegara a ser portada de revista; que es lo que se paga bien y que, por otra parte, parece ser que es por lo que se "miden" los "duelistas" del momento.
Siempre hay alguien que se desmarca. Quizá aquél que tuvo un progenitor, o un mentor al uso, que le enseñara a ver tras el objetivo de la cámara, el interior de lo que enfocas; el alma de la cara a la que pretendes inmortalizar; tan fácil y tan difícil cuando pretendes plasmar algo distinto.
Y se fijó. Se fijó en aquella chica, al menos en apariencia, cuando ésta, en ese momento, abría su bolso, con elegancia genética, y sacaba uno de esos cigarrillos largos...eternos, que ella fumaba.
Calculó el tiempo contando para sus adentros: uno, dos, tres...¡click!....uno, dos tres...¡click!.
Comprobó, ventajas de las nuevas tecnologías, las instantáneas capturadas y, con una sonrisa llena de satisfacción, recorrió los metro que la separaban de ella, para, aprovechando el momento, afianzar el reportaje con algunos datos de aquella, hasta ahora, desconocida actriz.
Se presentó con la superioridad de quien cree saber algo íntimo de la otra persona. Fue directo.
-"¿Qué es en lo que estás trabajando ahora?"
La sofisticada estampa, a la que la estaban intentando entrevistar,  contestó con una sonrisa, sin inmutarse:
- "En lo que llevo trabajando los últimos veinte años"
Al periodista se le heló, la bobalicona sonrisa, poco a poco, de su cara.
-"¿Y...entonces...qué haces aquí?"
Ella, actriz no de profesión; sino formada por la vida, le contestó mientras esgrimía su más espectacular sonrisa:
-"Esperar a unos amigos, que hace muchos años que no nos vemos y hemos quedado aquí, en la Plaza del Milenium.

Y, con andar resuelto, como quien sabe que es objeto de millones de miradas, de su público, se adentró en el restaurante.


Presentado al I Concurso de Relato Corto "Sierra del Pozo". Pozo Alcón (Jaén) 2014.

Pasión


Siete en punto, abre la puerta
catedral bendita
mira al cielo  y grita
que nuestra alma está ahora muerta.

Dos gruesos cirios velan
la Cruz, de plata, tirita
en una danza exquisita
que el repujado desvelan.

Cinco caballos pasean
su luto, y la cinta imita
a lo oscuro de la ermita
donde a Cristo le entierran.

Sagrada Cena primera,
nuestro corazón palpita
por una razón, no escrita,
al ver pasar tú bandera.

La Esperanza renaciera
con Cristo, comprometida
la Fe, el alma, la vida
que acompañarte quisiera.

Jesús con sus Doce, cena
todos comparten comida,
hay uno que no le mira
pues le hará traición postrera.

Detrás, El Huerto, requiera,
una Oración, como espita,
haciendo de nuestra cuita,
que el dolor se nos perdiera.

* El Prendimiento siguiera,
con Jesús y comitiva,
con Pedro, estampa emotiva,
que a Malco cortara oreja.

Las Lágrimas, aún le ciegan
a San Pedro, desgañitan
los cantos del gallo, irritan
pues de Jesús reniega.

En la Columna le llevan
y Atado le martirizan,
le insultan, ridiculizan,
ni por Barrabás canjean.

A Cristo nos le flagelan
y  sólo, desnudo, vibran
sus carnes, sus labios, pidan
por los sayones clemencia.

Azotado, le enseñan
al gentío que vomita,
dirigidos regurgitan,
palabras que odio llevan.

Ecce - Homo, carrasquean
las gargantas desgañitan,
¡Si eres Rey!, le explicitan
y con caña le abanderan.

Nazareno,  sobrellevas
la cruz y algunos evitan
tu mirada,  y así, editan
órdenes que otros les dieran.

Calvario acometieran,
su Camino lo transitan,
a Cirineo le citan,
a llevar la Cruz, rindieran.

*Sin demora, en la madera
trabajan con faz altiva,
preparando, incisiva
la Cruz, que a ellos redimiera.

Despojado se lo  llevan
sin su túnica o levita,
todo su cuerpo tirita,
por las almas que le pegan.

De rodillas, en la arena,
Cristo perdona y concita
a quién su muerte tramita,
a quién de Él se riera.

En el madero le agregan, 
a la cabeza espinita
que clava con su puntita,
el alma, la vida entera.

Allí arriba, sentencia:
"Perdónalos su ignominia",
¡no saben!, los califica,
¡están perdidos!... paciencia.

Vaticina de indulgencia,
al ladrón llamado Dimas
que hoy mismo aquí te redimas,
del pasado de violencia.

Amor filial que venera
y a Juan en aquellas cimas,
participa de sus filias
y a su Madre le encomienda.

Desamparado,  creyera
que su Padre desestima
ayudarle en la colina...
pasar el trance, quisiera.

Sus labios ya se le agrietan,
hidratar, lo necesita,
con una lanza le aplica
hiel, el rencor silencian.

La muerte revolotea
y Él no niega ni escatima,
Consumada está la rima
de un alocado poeta.

Mirando al cielo dijera:
"Mi espíritu en tu vitrina"
y una niebla, niebla fina,
las tinieblas produjera.

Crucificado, confiera
Perdón, sin ninguna inquina,
 a sus verdugos anima
a que sus pecados mueran.

Clavado en la Cruz sufriera,
por las gentes, por sus vidas
y tiende,  su mano amiga,
a quien recogerla quiera.

De la Cruz le descendieran
con amor, su gente anima,
a las trompas con sordina,
su muerte nos transmitieran.

La Vera - Cruz, añadiera,
en su cara acusaría
el dolor, y pesaría
como a una madre cualquiera.

A este paso le siguiera
el de la Cruz a María
con Cristo que, presumía
de su Madre aquí en la Tierra.

La Quinta Angustia venera,
La Piedad, Cristo yacía
y su Madre retenía,
al Hijo qué más quisiera.

Desnudo, el madero, sepa
que el sufrimiento sorbía,
taponándole la herida,
con el lienzo como venda.

Yacente el Cristo, estuviera
solemne, erecto y la vida,
entre algodones cubría,
como si ¡por fin!, durmiera.

Un Sepulcro de madera,
con ángeles de vigías,
procesiona por las vías
con desolada manera.

La Angustia llega a su puerta,
la procesión ya termina,
la Salve se difumina
como la llama en la vela.

Entra el paso en su iglesia,
al son de una elegía,
Himno Nacional, sería
si no hubiera tanta amnesia.

Consumada está la escena
de La Pasión, en la Villa,
Valladolid es Castilla

y otro año ya la espera.



Presentado al VI Certamen "Leopoldo de Luis" de Poesía y Relato Corto. Ayuntamiento de Madrid. Distrito de Tetuán. 2014

miércoles, 23 de julio de 2014

Margarita silvestre



Margarita silvestre, que creces en mi jardín ¿qué azar del viento te trajo hacia a mí?  Por qué, entre los muchos prados en los que se pudo quedar tu semilla, decidiste, que se alojara entre el resto de las flores de este lugar.

¿Qué mano, a parte del viento, decidió que tu simiente se posara  entre estas hierbas? ¿ Qué abeja obrera, en su quehacer diario, espolvoreó con sus peludas patas el polvo amarillo que te daría vida?

Cómo tú, en labor colonizadora creciste, esparciendo en otras plantas el corpúsculo alimento que las hiciera crecer. Hoy es un manto blanco y amarillo que entre esas hierbas florecen, humildemente, como ocultándose de las primas mayores, esbeltas y no faltas de arrogancia.

Tú, diminuta chiribita, engrandeces los jardines tupiéndoles para que, en ese proceso interminable de la vida, los insectos encuentren alimento mientras se dedican, a la vez, a fecundar otras plantas y flores cercanas.

Margarita que cuando naces, adornas tus pétalos, con un fino reborde de color morado, como si quisieras unirte al dolor de la Pasión.


¿Será, acaso , la única razón encomendada a tu efímera existencia, alegrar el corazón de quien tiene la suerte de poderte ver?



Presentado al IV Certámen "Picapedreros" de Poesía, Microrrelato y Guión para escritores en Lengua Española. La Revista loca. 2014

martes, 22 de julio de 2014

La bailarina



La danzarina bailaba,
al compás del soniquete
que, en sus oídos, narraba
unos sones que le anclaba,
como si fuera un grillete.

Subida en ese poyete
¡pierna en alto!, bailarina,
dando vueltas al minuete,
que los años desafina,
en la cajita de China.



Presentado al II Concurso de Micropoemas TRANSpalabr@. Musa Cafeina. 2014

La partida de mus


Convencido de querer permanecer más tiempo en este mundo, decidí dar un uso, más provechoso de momento, al mausoleo que había heredado de mis antepasados.

Mi cuadrilla de amigos y yo mismo, estábamos hartos de deambular por los bares del barrio, abarrotados siempre, para poder echar unas partiditas de mus; nuestra "loca" pasión; y de la cual, por cierto, cada uno de nosotros somos el mejor jugador del mundo, mundial. Claro está, a nuestros propios ojos.

Y lo uno se juntó a lo otro y, respetando el horario municipalmente establecido para acceder a las instalaciones, adecentamos escoba y fregona en ristre, aquél espacio, ahora vacío, destinado, en un futuro, a ser el descanso de mis reumáticos huesos.
Lo estrenamos, una vez provisto de mesa y sillas, con una solemne, el lugar lo imponía, partida de mus. Y comenzamos:

- Paso.
- Hasta mi compañero.
- Adiós...
- ¡Se fue!.
- Paso.
-¡Envido!.
- ¡Órdago!.

Y antes de que el  compañero de juego pudiera contestar, desde lo más profundo de la ultratumba, una voz cavernosa contestó:

-¡ Quiero!.....¡Jajajaja!....



Presentado al II Concurso de Microrrelatos TRANSpalabr@. Musa Cafeína.2014


  

lunes, 21 de julio de 2014

Si sumamos



Querido niño, quiero enseñarte
que no es un higo, que sí es un arte
la sumatoria; has de fiarte,
te dará gloria, en vez de liarte.

Si sumas otro y agregas uno,
 no sea potro, no seas tuno,
sumarán dos, pues le aúno
¿son complicados? quizás alguno.

Cuando comienzas, pequeño infante,
todo son trenzas en que rizarte,
pero estas tablas, cuando las sepas,
no son diablas, no las discrepas.

Si uno le sumas, al dos de antes
y me les juntas, tal vez, tú cantes:
que tres tenemos, ¡eres gigante!,
pues seguiremos, paso adelante.

No te acobardes, no te reprimas,
no, no, ¡no tardes!, no, no, ¡no gimas!
mira que es fácil, ya te aproximas,
ya ves qué hábil, ¡no te deprimas!.

Con otro, ahora, tenemos cuatro,
ave cantora , en anfiteatro,
¡qué bien lo haces!, yo te idolatro
tal vez convenzas al chiquilicuatro.

Si tenaz sigues, como Pitágoras,
si lo consigues y te doctoras,
la vista vuelvas, a aquellas horas,

y nos absuelvas, de estas doloras.


Presentado al I Concurso de Poesía Matemática "Antonio Arroyo Valera. Ediciones entricíclopes. 2014
 

jueves, 17 de julio de 2014

El Caballero


Llovía intensamente; el andar cansino del jamelgo por la hambruna del camino, le hacía zarandearse en la silla de montar.

Calado hasta los huesos, cubría las últimas leguas camino de su punto de destino, en una ciudad castellana.

Paró en una Casa de Postas junto a la vía que le llevaba a la ciudad y  ya muy cercana a ella.

Prefirió  entrar a comer unas sopas de ajo, regadas con un buen "caldo" de la zona y reponer, un tanto, sus escasas fuerzas. De paso, tan necesitado como él o, incluso más, su flaco caballo podría desbrozar algunas brazadas de alfalfa con las que poder recubrir algo, la envoltura de sus huesos.

Había poca gente para comer. Mucho transeúnte suelto que se acercaba a por un cuartillo de vino y seguir con sus quehaceres diarios; jornaleros del campo o de la incipiente industria harinera.

Le sirvieron rápido y, con el calor reinante en la  fonda, tuvo que hacer grandes esfuerzos para no quedarse dormido sobre la propia banqueta en la que se sentaba. Los ronquidos de tres o cuatro comensales cerca de él, sonaban, cual canción de cuna, en su cansada cabeza.

Un par de ayudantes del alguacil de la ciudad, acababan de entrar en la posada a por su "cuota de vino reglamentaria" y   cruzaron una mirada, entre inquisitoria y hostil, con el caballero. Lo dejaron pasar;  no hacía un día como para recorrer las calles, encharcadas y llenas de barro de la ciudad, hasta el cuartelillo más próximo, con un detenido que denotaba cierto aire, en su mirada y en su porte, de poder ser de una casa noble; lo que, sin lugar a dudas, si le arrestaban les traerían problemas. Salieron, de nuevo, hacia el desapacible día.

Cuando logró desperezarse de la modorra adquirida tras la comida, salió de la fonda, se acercó al cobertizo que había servido de protección a su caballo, le acarició un par de veces y, con renovadas energías, saltó sobre su grupa, le mantuvo al paso y le condujo, otra vez , a seguir la ruta marcada.

En un movimiento reflejo, se llevó la mano al pecho, bajo la cota de malla y palpó un pequeño bulto que llevaba colgando de una fina tira de cuero. Seguía allí.

A medida que se acercaba a la villa, el trasiego de carros, dificultaba más y más su avance; teniendo que sortearlos constantemente. La larga cola era motivada porque todos los transeúntes foráneos debían de pagar por entrar en la ciudad.

Se fue acercando, lentamente hacia la entrada, sin forzar la marcha de su caballería.

Pagó su moneda en el portón y, sin prisa pero sin pausa, recorrió las calles de la ciudad casi anocheciendo y con menos luz por el cielo plomizo que no dejaba de derramar agua.

Llegó a su destino. Frente a él apareció la coqueta iglesia de pasado románico, pero que, por  seguir en construcción, empezaban ya a usarse piedras y arcos del más inicial estilo gótico: Santa María La Antigua.


Descabalgó. Ató  al caballo en una argolla clavada en un tocón para tal efecto y entró en la iglesia. Se inclinó, levemente, al cruzar frente al altar y en el otro extremo buscó, en la penumbra, la tumba que rastreaba. Su padre había fallecido mientras él guerreaba contra los moriscos y, de vuelta a casa, en el saquito que le colgaba del cuello, se encontraba el sello nobiliario familiar que, según su tradición, debía ser bendecido en la iglesia donde, desde tiempos ancestrales, se había hecho en su familia.



Presentado al II Concurso de Relatos Románico Digital. Fundación Santa María la Real. Aguilar de Campoo. (Palencia)

martes, 15 de julio de 2014

Dieta



Comenzamos a sentir cuando nacemos
que el camino que nos queda por delante
deberíamos tomar con buen talante
si queremos llegar donde debemos.

Los primeros instantes absorbemos
la leche maternal tonificante
que engorda nuestro cuerpo incesante
siendo el único manjar que beberemos.

A medida que, en los meses, engordemos
nuestra dieta se hará más expectante
con papilla de frutas exultante
que será lo principal que comeremos.

Pronto cambia esta dieta y tragaremos
buena carne y pescado mordisqueante
por los dientes, aún pequeños de delante
y verduras que nos hacen, no hacemos.

Así vamos, a lo largo del sendero,
ampliando nuestro espectro manducante
con tiento o sin tino inquietante
por cuidar nuestra figura con esmero.

Los años se concentran en distraernos
con continuo despilfarro y, muy constante
la salud se resquebraja y en menguante,
por no seguir, del médico, el consejo.

Al final, como ángel, volveremos
a verduras y papillas aplastantes
pues, los dientes no serán ya como antes
y postizos, casi siempre, los tendremos.



Presentado al II Premio de Poesía "Andrés Mirón". Ayuntamiento de Guadalcanal (Sevilla)

viernes, 11 de julio de 2014

En la sangre


Se puede o no estar de acuerdo. Allá cada cual. Sólo respeto. Cohete al aire, toriles, pastores que espolean, mansos que marcan camino con sus grandes esquilones sobre sus gargantas; toros que empujan y corren con fuerza diciendo: "aquí estamos". Mozos que se arremolinas sobre ellos, buscando el hueco apropiado, para hacer su corta pero explosiva carrera; empujones, codazos caídas; resbalones de los toros, montoneras, más caídas, puntazos...sangre.
Periódicos que encelan al toro reconduciéndole en el sentido de la marcha; despistados, insensatos...valientes. Voces de angustia que salen desde las talanqueras; madres que no miran; novias que lloran, calladamente;  es lo que les corre por las venas a sus mozos... silencios. Callejón; explosión al entrar en el coso. Dobladores que, con maestría, llevan a los morlacos a sus toriles... a otros toriles... a los de la espera de la hora de la verdad. Ha sido rápido el encierro; no hay heridas por cornadas; algún pequeño puntazo.

Hoy, las madres, novias y esposas, ríen...hoy, algún mozo también. Hasta mañana.


Presentado al XI Concurso de Microrrelatos sobre "El Encierro" 2014. Asociación Cultural El Encierro. San Sebastián de los Reyes. (Madrid)