domingo, 8 de junio de 2014

Recuerdos de... cuando yo era joven


Comienza el curso. Primeros de noviembre. La veo. ¿Qué me pasa que no pego ojo?. Navidades. Sale con otros. Soy invisible. Curso aburrido. Domingos de misa de once en los Carmelitas y gabardina larga para el paseo por el "tontódromo". ¡Hola!, ¡Adiós!. Semana Santa: Valladolid, procesiones. Vuelta a clase. Verano. Desastre académico. Clases con "Ulises". ¡Piscina!...

Dije ¡Piscina!. Me lo presentaron: José Ricardo, el hijo de "Ulises". Formamos un trío: José Ricardo, Tino (Tin, para Pili, su madre), y yo. Y venga piscina. Y me presentaron a "Marilín”, (que no era la perrita más lista del mundo, no). Y también a Marisa Izquierdo y a Pili Losantos... y, por supuesto, a Cristina Ramírez, aunque iba poco a la "pisci". Y a Isabel Biurrun y a Tito Barreno, y a la hija de Lafuente, ¡maldita memoria!. Y a Javier Roy, todavía "Manín" era pequeño. Y a Pili Parés. Ya conocía de ese invierno a Alfonso Lanza y su hermana Chus, así como a Javier y Mar, hermanos de Agustín, y todo el día en casa unos de otros. Y a Eliseo Pérez López "Eli", hermano de nuestro Edu. Y al resto de los Subrás "mayores": Beatriz y Joselo. Y cómo no, a Toño Maimón, fallecido ya hace años y a quien me encontré, por última vez en el Metro, en Madrid. ¡Y qué verano!. Y Javi Ascarza, personaje donde los haya, siempre de buen humor. Y Ómnibus de ida y trenes de vuelta. Ferrobús de las nueve; salto de vallas. Eterno verano, eterno Recajo. ¡Por cierto!. Era invisible.

Y llegó septiembre y mismo curso y nuevos compañeros; en general mejores o es porque uno era "mayor". El  insustituible  "Chechu", extraordinario compañero y amigo, con el único defecto de ser del Barça. Y "Chiqui" Santarén, ¿llegaría a alcanzar ser piloto de aviación?. No he vuelto a saber nada de ellos. Ni de Collado, ni del resto del equipo de fútbol, "Los Cañeros", con su camiseta, roja y negra. ¡Qué buenos éramos!. ¡A la altura de "Los Popeyes", que tenían a los Rituerto, Viguera, Labarga, Cenicero... ¡joder!. Mejor curso. Tino se fue al "Insti". Eso le hizo mayor. Fue mejor invierno. J.R. y yo continuamos saliendo todo el curso; poco a poco, Agustín se desvinculó. Es el curso 69-70. Domingos de misa en los Carmelitas y por las tardes, castañas asadas o churros de "Trevi", a veces, obleas con miel, de un sótano de la Avenida de Navarra, frente al colegio de las "chicas". Y Semana Santa...Valladolid...Preciosa Sangre...procesiones. Fin de curso. Grupo de reválida "colgado". Clases con "Ulises", todo un clásico...lo que le debo...

También estaba Ricardo Bustamante y como si fuera de aviación, Carlos Comunión, que, mira rima y todo. El Gran Carlos. Y de los "mayores" Las Roy, algunos Barreno, Ana Ramírez, un encanto; su hermana Marisa, "pelín" mayor que nosotros. Para quien lo entienda, el "Queayhola", jejeje; los Corujedo,  Losantos; Alonso - inciso- extraordinaria familia; Arturo y Robert y "Murillín", como alguien le llamaba; para mí "Murillón". Una auténtica buena persona. Y no desearía dejarme a nadie. Alrededor, pululaba, aunque poco y por la piscina, básicamente, Margarita, amiga de María Subrá y bastante "fea" (todo lo contrario), por cierto. Y ese ómnibus puntual a las doce, que nos trasladaba al Paraíso de Recajo y del cual salíamos de estampida al Pabellón de Oficiales, de verano, para terminar, antes de que llegaran nuestros padres, con los pinchos de tortilla de patatas. ¿Recordáis?. Y las partidas de ping-pong, y los "saltos de trampolín", y los baños y el "por allí resopla", que no comentaré por respeto; y "La vache qui rit" o "Il Natatore", que tampoco comento, pero que tenía un bañador color....¡mostaza!, si, si, es una pista. Y recuerdo a una señora, que no diré su nombre porque soy un caballero, que se ponía, a modo de pañuelo, unos gayumbos de uno de sus hijos... eso sí que era la España profunda... Y recuerdos... todo recuerdos. Y las canciones en el autobús. Tres, sobre todo, dirigidas por Javier Ascarza: "Per meterse el dediche..."; "...mosquitos trompeteros...." y "Epa, epa, epaipé..." o algo así. Genial. Javi, nos las tienes que escribir en el foro. Lo he soñado.

Y de las peleas en la piscina chicos, contra chicas; y el "momento cambio" de bañador en el vestuario de los chicos y a alguien, normalmente Manín, en el momento crítico se le ocurría cantar aquello de "Como dijo Salomón....", y así, había que ir botando hasta el agua.... Y, por supuesto, los partidos de fútbol, frontenis, pelota, etc. en aquél "polideportivo privado". Pero sobre todo, aquellas encantadoras tardes de Recajo, "solos", hasta la hora del ferrobús. Y los momentos Ebro, tanto internos, como los de nuestras "incursiones" a la granja, como externos, cuando pretendíamos hacer aquellas cabañas en las choperas del rio. Y la avioneta, del "Exquisito", lamento no acordarme ya de su nombre. Y de Álvarez y Pereira, extraordinarios profesores de educación física, de los que aprendí, la diferencia entre Gimnasia y Educación Física. ¡Querido Recajo, cuántos recuerdos!. Un verano, hasta nos contrataron para recoger zanahorias; nos comimos, muchas; trabajamos, más bien poco, y nos pagaron bien. ¿Qué más se puede pedir?. Y las maniobras con los paracaidistas franceses. Agustín y yo en la Torre de Mando, como intérpretes; menos mal que el cabo francés parecía del mismísimo Valladolid. Últimamente....sueño mucho.

Y seguimos domingo, tras domingo, entre misas, castañas, churros, obleas, algún emparedado del Cibeles o del bar de Sindicatos; tontódromo arriba, tontódromo abajo. Y Navidades...y el belén al lado de La Redonda y una voz cantando villancicos por la megafonía, que me ponía los pelos de punta... Paquito... Y otra Semana Santa...Valladolid... procesiones y vuelta... y primavera, y nervios por todo... Yo ya era consciente que, de alguna manera, siempre sería invisible... Puede que fuera el curso 70-71. Si fuera así, nos esperaba un verano movidito...
Y el verano se avecinó, ¡vaya, si se avecinó!; vino de Venezuela y era "la Prima Angélica! o “angelica”, que prima; se llamaba  Yahaira. Y, con ella, llegó el escándalo. "Las fieras de mis niñas", se levantaron en pie de guerra, ante tal bellezón, y, sobre todo, al derroche de babas que había a su alrededor. Tuvo hasta una canción que algún "juglar" o "juglares" la compusieron con la música del "Tú y Yo", de Karina.... que también son ganas....

Empezó con una simple pregunta... ¿Tú llegaste a ir al Borgia? ...me dormí... soñé... Fuimos una tarde de sábado creo que de comienzos de verano. Era la primera vez que yo iba a una "discoteca". "J.R.", tenía algo más de experiencia pues, alguna vez, había ido al famoso "J&J", en Madrid. Creo, si no recuerdo mal, que era de un primo suyo... Por supuesto que también estaban "nuestras chicas"... y bailamos... suelto... Ante mis ojos apareció un ser absurdo, ridículo, torpe, soso y con todos los calificativos habidos y por haber...y....me dio la risa... lo siento... "JR" que bailaba, muy propiamente y poniéndole gran entusiasmo, situado casi frente a mí, al verme reír se acercó y, casi a gritos, preguntó el por qué de mi risa. Le señalé el sujeto semi- acalambrado, objeto de mi mofa y al bueno de José Ricardo casi le da un patatús; muy cerca de tener que ser atendido médicamente, pues el cubata decidió irse por el camino equivocado. Cuando, el pobre se recuperaba, en un hilo de voz, me dijo: ¡pero si eres tú!. Era un espejo que las luces disimulaban. Me senté. Hasta hoy. No sé si podré volver a conciliar el sueño...

Y recuerdo las personas...  "Tolo", un icono de las salidas de clase del colegio o del Espolón. Y los domingos de fútbol en Las Gaunas. Preferente, primera fila, fondo; con "Chechu" y Luis Collado, entre otros. Y las iglesias: La Redonda, Santiago, San Bartolomé... el Corpus Christi, que cada año, alternativo, desfilaba Artillería o Aviación, cubriendo la carrera a lo largo de la procesión, el Arma que no desfilaba... pero eso es para saberlo... Y los bares, los nuestros : Cibeles, Amazonas, Armstrong.... Duaso, qué tortillas picantes más ricas...Mari Carmen era amiga de mi hermana Paloma. Y los sitios... esos que son especiales por los recuerdos y sentimientos percibidos en ellos, y que se quedan, imborrables, en la retina y en el alma. Somos privilegiados... vosotros más porque lo habéis seguido disfrutando.

Pues Señor,... resulta que en verano, y el resto del año también, puesto que forma parte del protocolo militar diario, a la una y media del mediodía se pasaba a la autoridad establecida, normalmente el Coronel, o, en su defecto, Teniente Coronel, una muestra de lo que la Tropa iba a degustar en la comida de ese día. Ni que decir tiene que, lo habitual, era que media o una cucharadita fuera suficiente para degustar el primer plato y que tanto el segundo como el postre, quedaran intactos... Oigan... a veces ni llegaba de vuelta al Pabellón de oficiales. El pobre "ordenanza", como se denominaban a los soldados destinados a estos servicios, era materialmente asaltado en el trayecto por una banda de bestias pardas que venían de dos horas de ejercicio pisciníl y a quienes les duraba aquella "Prueba", menos que a un "Gran Blanco", una triste gaviota...o pececillo... Eso, cuando no se oía por parte de la mujer de determinado oficial canario, igual que ella, diciendo: "¡Ordenansssaaaa, una cusssarillaaaa!", dándose "La Prueba"  por jo...  concluida.

Y me acordé, de repente, cual era, realmente el "himno del autobús". Que no era "se van las montañeras, se van, se van...", que, cual Escolanía Mariana, cantaban las chicas. No. ¿Qué extraño sortilegio hacía que. al ponerse en marcha el ómnibus, todo los chicos, al unísono empezáramos con "La cabra, la cabra, la p... de la cabra...", cual grito de guerra motilón?. Misterio. Eso sí, respetando con un murmullo el momento "p..."; aunque siempre había algún espabilado que lo soltaba y, automáticamente doscientas cabezas con sus respectivos cuatrocientos ojos se volvían hacia el pobre despistado, asesinándole... También recuerdo, digo sueño, con una de las múltiples excursiones al "polvorín", que Artillería tenía en una zona frente por frente con Recajo; aunque en el otro margen de la carretera a Zaragoza y metido entre lomas con sotobosque de encinas y pinos... Las excursiones consistían en ir andando desde Logroño, llegar , comer y bajarnos a "la base". Y comimos...y bebimos.... ¿cómo se puede acompañar un bocata de tortilla de patatas con ginebra y Larios....Yo tenía sed, por lo visto, y bebí....¡vaya si bebí!... No fui el único, de hecho hay documentos gráficos de otros y otras amigas. Sentado y a la sombra de los pinos.... como dice la popular sevillana, no se notaba , no; pero hubo que ponerse de pie. y madre... ¡aquellos pinos se movían!, ¡no paraban quietos!. No recuerdo a quién, bienintencionado, se le ocurrió la idea de atajar colina abajo y bajamos, bueno, algunos más bien rodamos, toda la colina. Al margen de las magulladuras y contusiones múltiples de las que no fui consciente hasta dos horas después, más o menos, el resultado fue la pérdida de mi querida armónica de doble cambio,  para alegría de mis martirizados amigos y de unas "Ray Ban" de espejo, a lo pijo, como era natural. ¡Qué cosas!. Como soy un caballero español... no cuento otras "merluzas"; entre otras cosas, porque esto...es sólo un sueño...

Tuvimos nuestros momentos "ilustrados". Recuerdo aquél verano que, por iniciativa de Tino, en este caso se dice el pecado y el pecador, nos dio por la mineralogía primero y allí nos tenía por la vía del tren recogiendo muestras de minerales del lugar, las cuales no eran oriundas, sino que se caían de las cargas transportadas en los vagones de los mercancías. Pero "jarto" ya de piedrecitas, decidió "evolucionar" hacia la arqueología. Decidimos, decidió, ir más allá; pero en el más estricto sentido de la palabra, o sea, llegar a Agoncillo, unos kilómetros "pallá palante", a investigar. Las investigaciones tuvieron un éxito inmediato: encontramos trozos de vasijas y enseguida las clasificamos; no había duda: ¡eran romanas!. Y lo dijimos en Recajo a nuestros padres, mientras tomaban su "piscolabis" después de terminar sus quehaceres mañaneros en el aeródromo. Había caras para todos los gustos. La mayoría nos miraron como las vacas miran al tren... rumiando. Llegó Barreno y una vez enterado del asunto, lanzó su lacónico veredicto.. Y decís... si... final de pista... una vaguada... a la izquierda... "Son los restos de la macetas con las que me entreno en mis prácticas de tiro". Aún me duelen en los oídos las carcajadas; los pómulos más colorados que los que, alguna niña del lugar, solía tener... y unas ganas locas de querer asesinar a alguien... "pa los restos"...


Íbamos de paseo, los tres impecables con nuestras gabardinas largas, a la moda "Intocables" con nuestra "burberrys". La de J.R. de color vede oscuro; no hacía mucho frío, aunque si niebla. Nos encontramos con Eliseo Pérez López "Eli" y Javier Vargas (García de Madariaga). Eran unos dos años mayores que nosotros y mucho más empollones, cosa que tampoco había que serlo en exceso, salvo en el caso de J.R. Charlamos un buen rato y Javier, si, si Javier, el serio, cabal, empollón, modelo para todos nuestros padres, de repente nos dijo: ¡Oye, escuchad! ¿y por qué no en una de estas carboneras no hacemos un club?... (?).... nos mirábamos... "sí, para oír música""...pensábamos (la Traviata)...pero, efectivamente, era Javier el que nos hablaba así.... "Incluso, podíamos poner unas luces de colores"... las lucecitas estaban en nuestros cerebros, flipando... en colores... "¿No os parece?... lo que nos parecía es que el modelo de nuestros padres habíase decidido a probar un "porro"... Volvimos de un sopapo al presente. Y era real... ahí estaba él como si tal cosa. Y Agustín le seguía la marcha....el del eterno guante recogido en la otra mano enfundada... A J.R., le fue el rollo desde el primer momento....Lo dejamos ahí, faltaban tres días para las "vacas" de navidad. El veintisiete, más o menos, estaba el tío pintando las paredes de la hasta entonces carbonera de José Ricardo y, no contento con eso, su hermano Tino, empeñado en que se tenía que llamar "El Cabrón Rojo", por decreto. Menos mal, que le convencieron y al final quedó en un cartelito muy sutil que decía:" Discoteque El C..... Rojo". Él, Javier, NO volvió a aparecer por el Putre, y su hermano Agustín, cada vez retrasando sus visitas hasta que prefirió quedarse en su carbonera pintando maquetas de aviones e intoxicándose con el plomo de las pinturas....¡Señor...Señor!... Si no fue así, ¿por qué no pudo haberlo sido?. 





Presentado al Concurso XV concurso de Narraciones "Cuando yo era joven". Ayuntamiento de Leioa. (Vizcaya) 2014.

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