martes, 10 de junio de 2014

¿Tiempos modernos?



Acostumbraba a tomar un carajillo todas las mañanas antes de subir al autobús de la empresa donde trabajo, en un bar de los de "antes", con "bouquet" a antiguo; de los de barra alta, ventanas de madera y azulejo blanco; más cerca de una carnicería que de un café.

Pero el café era bueno. Y el carajillo formaba parte de una tradición. Había empezado al mismo tiempo que, un servidor, en la empresa.

Resultó que, el destino, y un chicle en el suelo, me tuvieran apartado dos meses, escayola en ristre, de mi puesto de trabajo; lo que empalmado a las vacaciones veraniegas, hizo que estuviera en dique seco tres meses largos.

Un uno de septiembre, añorado por otra parte para quitarme el hastío acumulado, volvía a doblar la esquina, mientras algo, a la altura de mis tripas, se revolvía ante el regocijo de poder volver a catar lo que, durante años, les había suministrado a diario.

¡Qué desconsuelo! No había bar. En su lugar, un impresionante librería abría  sus puertas con sonrisa burlona, desafiante.

¿Sería posible? ¡No habían permutado un bar por un Banco!. Estará cambiando algo...

Mis tripas, estupendamente.






Presentado al I Premio de Microrrelatos RNE. 2014

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