No
sé cuando empecé, amigo mío,
a
encontrarte en el camino de mi vida,
sólo
sé que, desde entonces, ya no vivo,
sin
poder disfrutar de tu alegría.
Cuando
veo en el espejo, ya sin brío,
esa
imagen triste y vieja que me mira,
pienso
en ti, mi querido y viejo amigo,
con
mi lúgubre mente estremecida.
Si
el momento era injusto o era frío
y
mi alma de ternura, adolecía,
recogías
mis pedazos con cariño,
aplicando,
sutilmente, cirugía.
Es
por eso que a mis años, sonrío
recordando
esa vida compartida
que,
aunque lejos, no ha habido desatino
pues
Amistad es palabra uncida.
Presentado al Concurso Internacional de Poesía y Narrativa. Revista LetraNueva - Ediciones Botella al mar. 2014. Montevideo (Uruguay)
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