Cuántas cosas a lo largo de la vida,
se presentan primorosas, en principio y, con el tiempo, en su ida, lo que
antaño fuera rosas, hoy parecen tan sólo una espina.
En sentido lo más amplio lo prodigo,
sin intento de achacarlo a algo concreto; más bien en general, no es
petulancia, lo digo sin jactancia que otra opinión también yo la respeto, sea
de quien sea, amigo.
Hay conceptos generales, mandamientos
que dicen los cabales que no cambias, son eternos; escritos están en los
cuadernos que heredamos entre tantos arsenales, desde tiempos ancestros,
inmemoriales.
Juventud, divino momento, llena de
ardorosa ingenuidad; aprovisionadora de un sabor avariento de emociones, sin
lamento, con gran curiosidad.
El despertar a la vida, sintiendo sus
emociones, trae consigo, encontrar a un amigo, trepar a unos balcones y vivir
sin una brida.
Nos creemos poseedores de la verdad
absoluta; discutir con padres, curas, profesores, es una razón muy bruta que
nos llena de atenciones. Es la juvenil etapa de rebelión, de alzamiento
¡creedme, por Dios, no miento! no quiero daros la chapa.
Arremetemos lecciones, antes dadas
con paciencia por nuestros progenitores, con absoluta demencia, pretendemos sin
paciencia, hacer el mundo jirones.
Noble "brutez" ¡valga el
cielo! intentar cambiar las cosas. después de tantas estrofas, escritas como un
libelo a lo largo de la historia, sin más pena sin más gloria, por generaciones
"fofas".
No atienden, luchan, escarban; no
paran, quizá ofenden ¿será porque no desbarban?, apenas sus pelos penden en el
mentón de la vida, en la barbilla
querida de panfletarias misivas, lo más probable paridas, por ideólogos de
tasca.
¡Que no! ¡Que no! ¡Que no rasca! es
la edad, son las hormonas que a todo cuerpo le atasca con sus maneras ladronas.
Son pensamientos noveles ¡Qué sabrán esos viejales! ¡Ya veis, con esas
edades!...derrocar sus fundamentos, es de personas cabales...
Más los jóvenes maduran, cayéndose de
sus ojos, las vendas que no perduran pues están un poco flojos.
Consustancial al humano: cuando la
barriga expande, es un dicho diluviano que mojarla, no demande, un esfuerzo
sobrehumano.
Cuando las sienes platean con la suma
de los años, los principios cacarean una revisión o apaño; que donde antes
decía digo, queriendo decir Diego, pues debía estar muy ciego, ya que, ahora,
me contradigo.
No hay forma de cambiar, lo que
originariamente, los genes llevan en mente, como es... patalear.
Presentado a la X Edición del Certamen Literario "Villa de Montánchez". Excmo. Ayuntamiento de Montánchez. 2014. (Cáceres)
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