Y
tuvo a bien arribar a este mundo
al
natural momento, ese lógico
purgatorio
terreno; amor profundo.
Habitual
ensayo biológico
que
factura a santos o demonios
en
rifa o sorteo paradójico.
Despertó
a la luz, libre de meconios
en
típica familia numerosa
y
en la España llena de testimonios.
Será
Imperial; será también gloriosa
la
fase de su vida adolescente;
será
pastor de ovejas...¿será prosa?
Bulliría
por calles que, oralmente,
trasmitieron
sus fijas correrías
por
su pueblo, en Loscos, con su gente.
La
orfandad prematura trae latrías
y
luchas, por lograr algún sustento
que
mitigue una pizca en noches frías.
Y
el niño aquél, de pronto, con el viento
izó
velas internas; luego externas
ansioso
de aprender; casi avariento.
Y
se fue del lugar , a veinte leguas
contadas
deprisa, a vuela pluma,
quizás
en asnos; no lo fuera en yeguas.
Y
aprendió cuanto pudo y algo más
que
los textos no guardaban escrito:
palmatoria
de fe, sin vuelta a atrás.
Dominico
fue el hábito suscrito;
mortaja
de una vida dedicada
a
dar limosna al pobre y al proscrito.
Para la VIII Justa Poética en
Honor del Venerable Anadón. Asociación Cultural Trassierra. Loscos. (Teruel)
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