Esos dulces pequeños,
de casi un metro,
gobiernan nuestra vida,
son como un cetro
nos acompañan siempre
con sus sonrisas
o implicándonos a todos,
con sus desdichas.
En sus caritas blancas,
hospitalarias,
advierten, sin pudor,
con sus plegarias
cabecitas pelonas
¿con pensamiento?
nos dejan aturdidos,
en el momento.
Producen tales cambios,
en un instante
que nos hacen quererlos,
allí... delante
encorsetadas prendas,
lindas camisas,
las monjitas les ponen,
sin muchas prisas
por el orden preciso,
es necesario
tenerlo abotonado,
aún sea un calvario.
Los nenes enrojecen
¡tantos botones!
¡desabrochadlos, pronto!
esos blusones
Los individuos miran,
con gran alivio,
la mano salvadora
de su martirio
y, bostezando, giran
sus cabecitas
al tic-tac del cristal
que tú suscitas
fijan, en ti, su vista
¡qué subidón!
"el nene te conoce",
dice un guasón
Hay siete u ocho cabezas
tras los cristales,
haciendo al unísono,
mil ademanes
las caras, un poema,
dignas de retratar,
nadie reconocemos,
la forma de mirar
si alguna foto vemos
de tal momento,
sutiles, avisamos,
de otro careto.
Pero no engañemos,
las babas gustan;
decir que son tus hijos,
nos reajusta
más allá de los puros
y los convites,
están esas risitas
¡y te derrites!
a papá se parece,
si es un niño,
te lo dicen confiados
y añaden guiño.
Tú, convicto completo
a tal lisonja,
te crees, a pies puntillas,
lo de la monja
si miradas impías
se entretejen,
"esos ojos azules",
a ti asemejen.
A medida que crecen
son exigentes;
que mandan sobre ti,
son muy conscientes
Los educas con mimo,
con mucho tiento,
quieres que sean la envidia
de ese "convento"
y cuando mucho crecen,
del metro pasan,
a pantalones largos
se les reemplazan
ya visten todos juntos,
van al colegio,
se han hecho mayores,
por sortilegio.
Las chicas que antes eran
sus más amigas,
pasan, de pronto, a ser
casi enemigas
y es que la pubertad
atrae los granos
que acumulan su rojez
por todos lados
cuando las miras, sientes
con gran deseo,
derretirte allí mismo,
en un goteo.
Es la vida, es así
y coquetea
con chicos y chicas de
igual manera
nos encontramos varados
por doce años
y un día, de repente,
son como extraños
no nos consultan nada,
ya son mayores,
el tímido bigote,
les da razones.
Siempre estaremos juntos,
queridos hijos,
sabed que estamos prestos,
¡que somos fijos!
Presentado al XXIX Concurso de Poesía "Poeta Pastor Aicart" 2014. M.I.
Ajuntament de Beneixama.(Alicante)
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