Cayó a mis pies,
me agaché a recogerla
como si fuera una perla
abierta su concha al bies.
El ciempiés
pensó lo mismo;
puede que eso fuera un signo
o pensamiento burgués
pues ese bicho maligno
empezó a devorar la hoja,
esa, pequeñita y roja
que una primera ventisca
altanera, berberisca,
fuera de toda deshoja
arrancó a la pobre hoja
dejando a una rama coja,
tosca, fea y con arista.
Nació para ser comida
antes de desarrollar
su rol, como es el blindar
al árbol, con su actuar
de pulmón inteligente
que le aporte ese nutriente
y le haga respirar.
Presentado al VIII
Certamen de Poesía “Amigos de la Herradura”, 2014. Tenencia
de Alcaldía del Consistorio de Almunécar. (Granada).
No hay comentarios:
Publicar un comentario