Luchaba, encapsulada
entre sus pliegues ebúrneos
por crecer, día tras día,
como quien se desafía
a sí misma, con hercúleos
tironcillos de chiflada.
No era tiempo, aferrada
a su existencia no nacida,
poco a poco un camino se abría,
alimentada del vigor que ella ponía,
como embrión que aún no tiene vida
a aquél tallo espinoso atada.
Era tarde, agarrotada
consiguió emerger, casi abatida,
y mirando al sol, que sonreía,
le enseñó su tisú de lencería
ofreciéndole su fluida
y fugaz perla mimada.
Llegó la noche calada
negra, tremenda y bandida
y la rosa injería
el licor que la hundiría,
desalentada y hundida
en el sopor de La Nada.
Para el XII Concurso Literario “Gonzalo Rojas Pizarro” 2014. (Chile)
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