Cualquier sentido que falta, se extraña; incluso de
nacimiento; ya que nuestro ADN está diseñado para alojarlos a todos.
Cada cual, echará en falta alguno si no lo tiene. Tengo
suerte, desde el sentido biológico de la perfección. Les conservo todos.
Algunos más averiados que otros, pero sin que llegue la sangre al río.
Hay uno, en mi caso, del que me resultaría difícil de
prescindir y, desde luego, no voluntariamente: la vista.
La vista es muda y lo dice, un servidor que tiende a ser un
parlanchín u orador, según quién lo diga; pero la vista enriquece; interpreta
lo que, quizás muchas veces por timidez, o corto vocabulario, transmite a
nuestro interior; más de lo que podríamos decir con palabras.
No expresa con voz lo que advierte; es un paso más, rozando
el misticismo. Sólo así nos podemos
acercar a comprender, desde la razón, la espiritualidad de lo sentido.
Para el Concurso
"Microrrelatos de los sentidos" - Quinta edición: "El sentido de
la vista". El
portal de internet Manchonería.
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