Margarita silvestre, que creces en mi jardín ¿qué azar del
viento te trajo hacia a mí? Por qué,
entre los muchos prados en los que se pudo quedar tu semilla, decidiste, que se
alojara entre el resto de las flores de este lugar.
¿Qué mano, a parte del viento, decidió que tu simiente se
posara entre estas hierbas? ¿ Qué abeja
obrera, en su quehacer diario, espolvoreó con sus peludas patas el polvo
amarillo que te daría vida?
Cómo tú, en labor colonizadora creciste, esparciendo en otras
plantas el corpúsculo alimento que las hiciera crecer. Hoy es un manto blanco y
amarillo que entre esas hierbas florecen, humildemente, como ocultándose de las
primas mayores, esbeltas y no faltas de arrogancia.
Tú, diminuta chiribita, engrandeces los jardines tupiéndoles
para que, en ese proceso interminable de la vida, los insectos encuentren
alimento mientras se dedican, a la vez, a fecundar otras plantas y flores
cercanas.
Margarita
que cuando naces, adornas tus pétalos, con un fino reborde de color morado,
como si quisieras unirte al dolor de la Pasión.
¿Será, acaso
, la única razón encomendada a tu efímera existencia, alegrar el corazón de
quien tiene la suerte de poderte ver?
Presentado al IV Certámen "Picapedreros" de Poesía, Microrrelato y Guión para escritores en Lengua Española. La Revista loca. 2014
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