viernes, 25 de julio de 2014

Actriz


A la vista de todos, estaba ella.  Los paparazzi, ciegos, no la veían, ávidos por sacar las caras más conocidas de aquellas que, presagiaban sus descaros, declaraciones altisonantes y posturas y composturas que llenarían la rotativas de las editoriales panfletarias, que se dedicaban a lo que, en este país y en algunos otros, se ha convertido en el deporte nacional; saber más de los demás que de uno mismo; y, cuanto más ponzoñosa sea la noticia, más y más sacarán partido esos programas que "nadie vemos", pero que ocupan, en los sondeos, las primeras posiciones de las parrillas televisivas.
Alguna magia especial se había producido para que, en aquella alfombra roja, en la imaginación colectiva de los que estábamos allí, nadie se percatara de su presencia.
La prensa asaeteaba a actrices metidas a "princesas de nada" y populares del corazón, a cantantes de taberna de mala reputación a ganadoras de la vida a base de difamar, algunas confabuladas con sus difamados, otras, como en una lotería, sacando la bolita del muchacho o muchacha (¿inocentes?), recién llegados a esto y que no tardan, o por inexperiencia, los menos, o por la experiencia de sus representantes, los más, en formar parte de ese "circo de la vida", totalmente virtual, en el que nos quieren hacer pasar por "normal", cuan do en la realidad, lo "normal", está bastante cerca de los barrios periféricos de las macro-ciudades ; o, incluso, con los efectos de la crisis, en el segundo derecha de nuestro mismo edificio.
Seguía de pie; en medio de incesantes ráfagas de "flashes", ametrallándola, casi rozándola; y, sin embargo , pasando de ella, como si no la viesen, como si no estuviera.
Cualquier periodista con olfato de sabueso a la antigua usanza, al pasar la vista para elegir una cara, un plano, con aquellas máquinas fotográficas de rollo de película; en las que había que medir, muy bien, el enfoque, la postura, la luz, la expresión, la distancia...., porque un ¡click! a destiempo, suponía "tirar" una foto a la basura, Aquellos eran verdaderos artistas, psicólogos del momento, para que la foto fuera perfecta.
Uno de éstos, la hubiera visto al instante. Era relativamente pequeña, de mediana estatura; pelo corto color rubio, casi pajizo en algunas zonas; zapatos altos, altísimos, gabardina blanca, con el glamour de Audrey Hepburn en  Vacaciones en Roma y  gafas de sol ray ban de espejo color azul. Sus expresivos ojos verdes, escondidos tras los cristales, no podían servir como muestra interesante para un objetivo. Eso, pertenecía a su intimidad.
Pero los que pugnaban, entre ellos, por ver quién era el que más ¡clicks!, conseguía disparar por segundo, emulando a los pistoleros del más legendario oeste; no les importaba el arte de la plástica del momento, del instante mágico del disparo, meditado, de una cámara.
Sus dedos, sin duda acostumbrados a consolas desde niños, aporreaban, eso sí, con pericia, los botones de enfoque y de disparo a velocidades supersónicas. De eso se trataba. Cuanta más cantidad de fotos se sacaran por minuto, existía la posibilidad, casi estadística, de que una de ella mereciera la pena y llegara a ser portada de revista; que es lo que se paga bien y que, por otra parte, parece ser que es por lo que se "miden" los "duelistas" del momento.
Siempre hay alguien que se desmarca. Quizá aquél que tuvo un progenitor, o un mentor al uso, que le enseñara a ver tras el objetivo de la cámara, el interior de lo que enfocas; el alma de la cara a la que pretendes inmortalizar; tan fácil y tan difícil cuando pretendes plasmar algo distinto.
Y se fijó. Se fijó en aquella chica, al menos en apariencia, cuando ésta, en ese momento, abría su bolso, con elegancia genética, y sacaba uno de esos cigarrillos largos...eternos, que ella fumaba.
Calculó el tiempo contando para sus adentros: uno, dos, tres...¡click!....uno, dos tres...¡click!.
Comprobó, ventajas de las nuevas tecnologías, las instantáneas capturadas y, con una sonrisa llena de satisfacción, recorrió los metro que la separaban de ella, para, aprovechando el momento, afianzar el reportaje con algunos datos de aquella, hasta ahora, desconocida actriz.
Se presentó con la superioridad de quien cree saber algo íntimo de la otra persona. Fue directo.
-"¿Qué es en lo que estás trabajando ahora?"
La sofisticada estampa, a la que la estaban intentando entrevistar,  contestó con una sonrisa, sin inmutarse:
- "En lo que llevo trabajando los últimos veinte años"
Al periodista se le heló, la bobalicona sonrisa, poco a poco, de su cara.
-"¿Y...entonces...qué haces aquí?"
Ella, actriz no de profesión; sino formada por la vida, le contestó mientras esgrimía su más espectacular sonrisa:
-"Esperar a unos amigos, que hace muchos años que no nos vemos y hemos quedado aquí, en la Plaza del Milenium.

Y, con andar resuelto, como quien sabe que es objeto de millones de miradas, de su público, se adentró en el restaurante.


Presentado al I Concurso de Relato Corto "Sierra del Pozo". Pozo Alcón (Jaén) 2014.

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