viernes, 18 de diciembre de 2015

Me gustaría creer más


Que el sentido, mamado desde niño, de lo que es la Vida, alma mater de principios fundamentales y comunes a todo ser humano, coincide con, esos otros sentimientos, pomposamente llamados derechos universales y a los que yo, personalmente, soy reacio, por el sólo hecho del bombo y platillo que se les quiere dar desde los diferentes estamentos sociales, políticos o administrativos; por no hablar de los novedosos "movimientos ciudadanos".
Creo, sinceramente, que nos regodeamos en la suerte de buscar palabras rimbombantes a lo que es mucho más sencillo. Intentamos, es una manera de hablar, acaparar el protagonismo, egocéntrico, desde las diferentes instituciones, queriendo hacer prevalecer e incluso, dogmatizar, lo que pensamos o, aún peor, lo que nos viene mejor.

La ley, los principios, los amoldamos a lo que a nuestro bolsillo le viene bien.

Dicho todo esto y sin perder de vista los fundamentos aceptados por la Historia, la Prehistoria era otra cosa, esos organismos nacidos para socorrer y en muchos casos paliar las carencias que se dan en  algunos gobiernos o regímenes políticos, bajo mi modesto punto de vista, caen, con relativa frecuencia, en el error de tirar de la cuerda, más o menos, según "caiga bien" a la opinión reinante; léase clase política o social, la que una norma no sé por quién escrita, dictamina lo que es políticamente correcto o no. Casi siempre por modas.

La idea que da pie al nacimiento de estas organizaciones, está fuera de toda duda. La honestidad de querer luchar por unos ideales puros, inmaculados, incluso inocentes, es la razón fundamental de la existencia del ser humano. No conozco ninguna asociación, al menos de las comunes, que nazcan con un propósito funesto; cuyo fin sea "acabar con el mundo".

Es como en la  religión. Cualquiera de ellas se basan en principios morales que, con matices, vienen a ser los mismos.

Me gusta la coherencia en todos los órdenes de la vida; el equilibrio del mundo, incluso el físico, el material, el que pisamos todos los días, está configurado por la ligazón entre sus fuerzas naturales. Incluso subsiste a los propios ataques recibidos por quienes tenemos la obligación de protegerlo.

Y entre la ingente cantidad de asociaciones creadas para proteger esto, aquello y lo de más allá; me espanta la cantidad de cosas que sentimos necesidad de proteger y lo dispuestos que estamos a dar derechos de pernada a las cosas más insignificantes creadas por el hombre como herramientas para su uso; olvidándose, en muchos casos, del verdadero motor para quien están fabricadas las herramientas; el propio individuo.

Las actuaciones de las diferentes organizaciones que preconizan a "timbalazo" digno del emperador más célebre de la historia, sus luchas por los derechos del Hombre, o de la Mujer, para los picajosos, a veces parecen ser silbatos con sordina cuando el mencionado "emperador", se pone, cual vestidura talar, bandas de colores llamativos cruzándole el pecho; y digo yo, modesto hombre, con minúscula, de este planeta, que a igualdad de felonía la respuesta debe de ser pareja, independientemente del ejecutor del acto, sea de palabra, obra u omisión, como nos enseñaron nuestros maestros cuando éramos niños.

Y es muy poco político por mi parte, pero honesto, presentarme a un concurso que Amnistía Internacional auspicia, y darles el pequeño tirón de orejas correspondiente; pero soy así.

La innegable labor que desarrolláis en pos de garantizar, lo que en muchos regímenes es imposible garantizar más que con la denuncia y, al menos, darlo a conocer, y me refiero a los más elementales derechos, los humanos como es el Derecho a la Vida, en un afán de equilibrar balanzas que justifiquen la neutralidad que se os supone con buen criterio, denuncian situaciones, por ejemplo de presos, que si los comparamos con otros encerrados en países tercermundistas, aunque el calificativo no sea políticamente correcto, el referéndum  a favor de las cárceles de los Estados de primer nivel, iba a ganar por goleada y, aunque seguro que existen excepciones como en todos los ámbitos de la vida, hay una tendencia generalizada a ver la paja en el ojo ajeno y nuestra viga, la ideológica, que la descubra, léase vea otro...

La tortura, execrable por naturaleza, es practicada por todos los Estados del planeta, sin excepción; y, sin embargo, son mejores portadas las de un signo determinado que las de otros ¿Hay que callar unas y denunciar otras? ¡Por supuesto que no! Hay que denunciar todas las que se detecten. Pero eso; de  las que se tengan constancia; no aquellas como las del dicho: "aprovechando que pasa el Pisuerga..."

Necesitamos un vuelco en nuestras escalas de valores. Inciso, no al estilo de las nuevas banderías, muy en boga en estos últimos años; en serio. Necesitamos, a la usanza de aquellos ejercicios espirituales que hacíamos de chavales, mirar nuestro interior descarnadamente, como cada uno sólo podemos mirarnos a nosotros mismos y definir lo que verdaderamente enriquecerá nuestro macuto en la trayectoria de nuestra vida.

Y vosotras, organizaciones totalmente válidas para aquellos casos que, como decía al principio, se escapen de la formal diplomacia entre los Estados, tendréis que desarrollar la imaginación hasta límites insospechados para denunciar y mediar en las situaciones realmente ubicadas en la divisoria de la vida o la muerte.

Me tenéis que convencer, sabiendo de antemano, que vuestros puntos programáticos son nobles; es un poco y vuelvo a las frases hechas, aquello de..."qué buen vasallo si hubiera buen señor..." Y de eso se trata. Sobre todo asepsia.

Igual que no es de recibo que un ex ministro a reglón seguido, o no, ocupe un sillón del consejo de administración de la empresa estatal de turno; será recomendable que en vuestras organizaciones, hablo genéricamente, no me gusta el término "oenegé", demasiado mediatizado y sirviendo de paraguas a grupos incontrolados y con fines, por desgracia crematísticos, se depurara, miedo me da la  palabra, puede que os resulte "facha", se evitaría el reclutamiento de esos mismos políticos, naturalmente de otros bandos, pues, sin querer, quiero pensarlo así, hacen el mismo efecto de enlodamiento si hay que luchar por causas que, mientras estaban de ministros, hacían la vista gorda con tal o cual Estado, fueran cuales fueran los intereses por los que callaban.

Conocéis los nombres y los casos mucho mejor que yo. No es un ataque frontal a Amnistía Internacional. Sí me han sorprendido, a lo largo de vuestra ya extensa historia, actuaciones incluso con reos confesos y convictos en esta vieja antes llamada Patria, nombre que ahora...tampoco es políticamente correcto.

Hablo de casos de acercamiento a criminales, sin paliativos, un centenar de kilómetros para que sus familiares les tengan cerca... suena a chascarrillo de sainete de Jardiel Poncela si no fuera tan serio el tema.

Por cierto. Existen en las hemerotecas, puntuales documentos fotográficos, de destacados miembros de estas organizaciones, me refiero a las que velan tan "celosamente" por los derechos humanos, en manifestaciones "patrioteras" pidiendo a gritos la libertad de un individuo que, sólo, había descerrajado un tiro en la nuca de otro; seguramente por pensar de distinta forma que él.

No he visto a ningún defensor de estos derechos, sobre todo el primordial, el de la vida, junto a una viuda o hijo de un asesinado por cualquiera de las banderías que, durante décadas,  han campado con la mayor impunidad por este país;  eso sí, faltaba tiempo para pedir que se les alojara dos portales más allá del que vivían sus familias...

Algo falla ¿no os parece?

Sigo creyendo que sois necesarios; imprescindibles tal vez; entre otras razones por las propias imperfecciones de los actuales sistemas políticos; pero necesitáis dar un paso al frente. Necesitáis desprenderos de  las rémoras que os chupan la sangre con cantos de sirena que saben a rancios y que sirvan para la nostalgia, pero para nada más. Y seamos honestos, con los aires de esos cantos de libertad, se han llenado muchas fosas comunes en nuestra vieja y civilizada Europa. Hay, por tanto,  demasiados ejemplos en nuestra reciente historia. La europea, no quiero a caer en localismos.

Doy por sentado  que trabajáis intensamente, la inmensa mayoría, no todos,  altruistamente, sin desmayo, sin horas; de manera entusiasta; sé lo que son los ideales; es lo único capaz de mover a un pueblo. Quizá tengáis que replantearos si una única dirección es la correcta; es posible que haya otras vías que merezcan ser dignas de explorar. Puede que os llevéis, los no maleados,  sorpresas agradables. Los hombres desde nuestra propia existencia, tenemos la extraña manía de morir por ideales nobles, sin atender a credos ni al color de piel.


Es una opinión honesta y fuera de cualquier odio ¡Faltaría más!


Para el I Certamen de Relatos Cortos, Derechos Humanos. Amnistía Internacional Andalucía.

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