Pasan
las tardes lentas, cansinas; como si tuvieran la intención de jorobar a uno la vida; como con mala leche. Te miran
y te dicen que ya has comido; lo cual hoy en día, es tener suerte en muchos
casos. Y ahora, que anochece tarde, tienes tiempo para poder aburrirte hasta la
saciedad...
Y
entonces tú que utilizas lo que buenamente puedes y sabes tus escasas células
grises, dispones un plan; y éste no es otro que echarte la siesta ¡Una
magnífica idea!, si no fuera porque basta que quieras una de esas que llamamos
"de pijama y orinal", por aquello de "quemar" el mayor
tiempo posible y te acuestas en la cama esperando ese punto de inflexión en el
que, una vez traspasado, ya no existe nada más durante un tiempo moderadamente
aceptable.
Y
lo esperas, como de costumbre; y resulta que el azar, ese día dispone de otro objetivo para ti; y no es
otro que en ese momento, al destino, le importas un carajo y, simplemente, no
acude a su cita.
Das
una vuelta y esperas. Otra y otra más y sigues esperando con paciencia ése
momento plácido de abandono total. Pero no llega. Simplemente, no ha querido
acudir a su cita contigo. ¿Se habrá largado con otro?
¡Mala
suerte! Una ducha te devuelve a una tarde perezosa que, sin una ocupación
concreta, se hará eterna...
Atardece;
lo cual es una buena nueva para quien su mayor ocupación es intentar planificar
las largas horas de asueto de las que tiene al día...e intentar rellenarlas de
actividad, con lo que sea...
La
cena marca un "impasse"... ¿Qué
ocurrirá mañana a la hora de la siesta?
Para el XI Concurso Literario
Bonaventuriano de Poesía y Cuento Corto, 2015. Universidad de San Buenaventura
Calí y Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Escénica (CINOE). Calí. (Colombia)
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