lunes, 21 de septiembre de 2015

Paseo dominguero




Caminaba entre aquellos rechonchos árboles del bosque cántabro, disfrutando de un día sin sol pero agradable para pasear por aquellos espectaculares lugares, mientras mis pensamientos volaban, acompañando, sin duda, al águila imperial que, sobre mi cabeza inspeccionaba su territorio, majestuosamente.
Algo pasó rozando mi cara y un manotazo al aire salió raudo de mis manos para quitarse de encima al inoportuno insecto. No acerté. Seguí unos pasos más y, otra vez, el insecto, rebotó en mi mejilla antes de estamparse contra mi nariz.
Y por segunda vez, no acerté. Iba a dar el siguiente paso cuando, mecánicamente, eché la vista al suelo y a pesar de mis carencias visuales, algo llamó mi atención. Me arrodillé y sobre una hoja seca caída del bosque caducifolio, el aparente insecto, permanecía aturdido. Pero me interesó su color azul turquesa y, con cuidado, lo acerqué para inspeccionarlo mejor.
A diez centímetros de mis ojos, contemplé cómo el bicho se desperezaba y se ponía de pie sobre la hoja. Elevó su cabeza hacía mí y con una dulce voz dijo: "¿Es que no se puede pasear a gusto por el bosque sin encontrarse con domingueros despistados?".

Y se fue volando. No sé si fue verdad.


Para el IV Concurso de Micro-relato Leonardo Barriada. Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre. (León).

No hay comentarios:

Publicar un comentario