Y en el remanso otoñal,
el río se recreaba
recordando, cuando aún era
apenas un hilo fino,
cual vitrofil cristalino;
casi, incluso, sin ribera
entre guijarros danzaba
unido, sin ningún brazal.
Ahora, más reposado,
remolón, con dejadez,
se permite, perezoso,
quedarse en un vericueto,
disfrutando de un dueto
entre un cuco escandaloso
y un gorrión sin timidez,
que deja al bosque pasmado.
Como un espejo,
permite verse en su lecho
al andarín que transita
y bebe su jugo fresco
como un licor frailesco,
de monasterio o ermita,
para seguir otro trecho
descansado; ya está viejo...
Para el XXI Certamen Literario
Manuel Oreste Rodríguez López. Ayuntamiento
de Paradela. (Lugo).
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