martes, 21 de junio de 2016

La oruga


Zascandileaba, una oruga atípica, entre las vastas praderías que, para ella suponían, unos modestos metros cuadrados cubiertos de exquisitos tallos verdes de la variada gama de plantas que allí crecían; y, mientras masticaba, acompañando al ruido de sus potentes mandíbulas, entonaba entre dientes, como si fuera un motete, todos los conocimientos que, genéticamente, sus predecesores, durante muchas y muchas generaciones, le habían inculcado de manera automática.

Pero a nuestra oruga le iba la marcha; y, para no olvidarse de ninguno de los recuerdos heredados, constantemente entonaba aquellos misereres. Tanto, que se corrió la noticia del hecho y se la empezó a conocer como la oruga instruida.

Como todos sabemos, la vida de la oruga es efímera,  y pronto, como fase previa a la metamorfosis,  empezó a vestirse con un delicado manto de color índigo. Al mismo tiempo que se convertía en una hermosa oruga de color añil, creció la fama de su extenso conocimiento adquirido; era una devoradora, mental, de todo tipo de lecturas y estudios de cualquier materia.

Y en esa vida corta de oruga llegó su natural transformación; la mariposa voló un día en libertad, contemplando sus prados desde otra perspectiva geográfica mucho más completa y abarcadora; ¡volaba!

En sus últimos aleteos, preludio de su final, la esbelta mariposa recordó con cariño su etapa más primitiva; aquella en que fue conocida por todos por su interés en todos los temas relacionados con el arte y la cultura, como la Oruga Azul.


Para el III Certamen de Relato Breve Guadix en el Día del Libro. Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul". Guadix. (Granada).

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