Si fuera adolescente, creería, que te
andas escondiendo, entre la gente, con ánimo de pícaro diablillo o diablesa,
dispuesto a ponerme a prueba; en juego secular, desde que el mundo es mundo,
que se tiene a bien hacer cuando chocan y saltan chispas al cruzarse dos
miradas juveniles.
Y te busco entre el tumulto,
intentando descubrirte disfrazado en el carnaval más puro, el de la propia
vida; exento de ropajes y abalorios que camuflen nuestra verdadera figura;
nuestro ser.
Si fuera un zagal, correría campo
arriba buscando el cielo en el que, seguro, estarías a hurtadillas, escrutando
mis idas y venidas desde una nube juguetona a modo de almohadón para tus
sueños.
Si aún tuviera años que permitieran
gozar de esa ilusión, mucho más física y ausente de razón; intentaría meterte
en un frasquito y conservarte en el tiempo, no un ratito. Para aquellos
momentos que, inoportunos, terminan por llamar a nuestra puerta con un
aldabonazo, mortal sablazo, que revela
al corazón el paso de la vida; y en mayor o menor cuantía, también de la
ilusión.
Para el XV Concurso de Cartas
de Amor de Mujeres, Santa Bárbara de Caudete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario