martes, 7 de junio de 2016

Querido amor


Si fuera adolescente, creería, que te andas escondiendo, entre la gente, con ánimo de pícaro diablillo o diablesa, dispuesto a ponerme a prueba; en juego secular, desde que el mundo es mundo, que se tiene a bien hacer cuando chocan y saltan chispas al cruzarse dos miradas juveniles.

Y te busco entre el tumulto, intentando descubrirte disfrazado en el carnaval más puro, el de la propia vida; exento de ropajes y abalorios que camuflen nuestra verdadera figura; nuestro ser.

Si fuera un zagal, correría campo arriba buscando el cielo en el que, seguro, estarías a hurtadillas, escrutando mis idas y venidas desde una nube juguetona a modo de almohadón para tus sueños.

Si aún tuviera años que permitieran gozar de esa ilusión, mucho más física y ausente de razón; intentaría meterte en un frasquito y conservarte en el tiempo, no un ratito. Para aquellos momentos que, inoportunos, terminan por llamar a nuestra puerta con un aldabonazo, mortal sablazo, que revela  al corazón el paso de la vida; y en mayor o menor cuantía, también de la ilusión.

Pero tranquilo; aún juego a tu juego; y aún persigo tu sombra, tu huella que marca mi camino...


Para el XV Concurso de Cartas de Amor de Mujeres, Santa Bárbara de Caudete.

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