Ganada a pulso, año a año, desde
nuestros ancestros; al menos los que empezaron a saborear el vocablo
"vacaciones". El mes de asueto por excelencia, agosto, se despide en
treinta y uno y señala a los tostados veraneantes de playa o montaña, ciudad o
pueblo la Línea Maginot entre la holganza y el curro.
Pensar sólo que está ahí produce
desazón. Cuando, por una consecuencia lógica como es disfrutar el mes se
acerca, la zozobra deviene en culebrillas danzarinas a nivel de intestinos de
mayor o menor...calado.
Y es natural; quien más quien menos,
dentro de los afortunados a los que una crisis de elefante haya respetado sus
empleos, se han pasado trabajando once mesecitos, para tener uno de lo que
vulgarmente se viene a llamar de "pata aquí, pata allá" y, a medida
que la "pata" se encoge por mor del tiempo de recreo, las tripas lo
hacen al unísono en un concepto intachable de camaradería con su casero.
Sería preciso, tal vez, hacer un
estudio serio de la venta en las farmacias del denostado Tanagel o el más en
boga Fortasec, durante la segunda quincena de agosto; puede que éstas, las
farmacias, hagan su propio ídem durante estos días.
Para el I Concurso Literario,
La Milana Bonita. Revista Literaria La Milana Bonita.
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