Seamos sinceros;
trabajar gusta a cuatro chalados que, presumiblemente, no tienen ninguna manera
mejor de pasar el tiempo; ni rascándose la barriga, refrendo de la imagen que
se está dando, por la mayoría de los políticos,
actualmente en todo el Estado, antes llamado España; a secas.
Si englobamos al
tejido sindicalista, pues apaga y vámonos. He sido miembro un porrón de años de
un comité de empresa, como independiente, y he constatado que, con las
oportunas excepciones, buena parte de los componentes de ese
"tejido", sólo se preocupaban de generar reuniones en horas
laborales, faltaría más, y lo único que les inquietaba era que, esas reuniones,
no durarán más allá del horario de trabajo; esto es... al toque de sirena
salían zumbando sin preocuparse si se habían o no estudiado los puntos que aún
quedaban en el inservible, "orden del día".
Es por esto que
tienen la fortuna, los que no estén jubilados y tengan un trabajo dado los
tiempos que corren, de que nuestro sindicalistas, no hayan leído el panorama
vacacional que existía en la Roma de los Césares. Viene a decir el estudio que
por cada día de trabajo, había dos de juergas y cachondeos. No está nada mal la
cosa.
Seguro que algún
político avispado, lo incorpora a su programa electoral; y, lo que es peor, sea el punto motivador de
sus votantes.
Que los
sindicalistas lo lean... difícil. Sólo se leen así mismos...y poquito. Repiten
máximas arcaicas, demodés por una sociedad que necesita, imperiosamente, mover
el culo para volver a poner a esta nación donde le corresponde.
Saturnales,
Lupercales, Quirinalia, Sol Invictus, Bacanales o los Juegos de Apolo, son
excusas suficientes para que unas mentes cuadriculadas y,
algunas, incluso usuarias
de guantazos pedagógicos, al grito de: "todo el monte es orégano", en
esta maltrecha España, se tumbe a la Bartola, en el sentido más literal de la
frase, todo quisque; y esperen a que nuestros nietos vengan a intentar arreglar
lo que nosotros, por vagos o peor aún, por hacernos los egipcios y mirar al
tendido, no hemos querido solucionar.
Para el Séptimo Concurso de
Relatos Breves de Diari de Terrassa. (Barcelona).
No hay comentarios:
Publicar un comentario