Te alejas, sin remedio,
pernoctarás en camas de otros lares
visitarás, hastiado, otros bares
que no arrebatarán tu tedio.
Recorrerás, abstraído, sin notar
el aroma dulzón de las especias
que juegan, en salobres peripecias,
por las calles que concluyen en el
mar.
Dile a Ceuta mi nombre;
grítaselo a las olas, en noche oscura;
susúrraselo al Hacho con dulzura
¡Llora! No importa que seas hombre.
Y en el acantilado, cabizbajo,
verás
pasar veleros,
perpetuos compañeros
de quien busca un atajo.
Volverás a mí enseguida;
será una ilusión disparatada
entre ella y yo que soy tu amada;
y por ambas, lleva la cabeza erguida.
Para el XXI Certamen Poesía y
Narrativa Breve, Habla de mi, 2016. Casa de Ceuta en Barcelona.
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