El frío hasta hacía
un rato penetrante, se desvaneció en un instante cogido por la mano de la
espesa niebla que reinaba en el paraje.
Los rivales
obligaban a sus músculos a dar una zancada más y unos cuantos me
adelantaban seguros de su victoria y
otros, los más, por tener a otro compañero de fatigas por detrás de él en la
meta.
Alguno que había
comenzado el cross con demasiadas ínfulas, zanganeaba boquiabierto al tratar de
exigir a sus piernas lo que su cabeza, optimista, le pedía.
Un casi anciano, me pasó con cierta facilidad e
hirió mi ego profundamente; al tanto que mi despiste me hizo tropezar y caer de
bruces en un pequeño lodazal del circuito. Cabreado y dolorido empecé a
levantarme intentando maldecir a quien, sin quererlo, había provocado mi caída.
No pude completar el exabrupto; a media altura una mano tendida apareció frente
a mis ojos brindándose a mi auxilio. La así con fuerza y ambos caminamos ya
hacia la meta con la sensación de haber incorporado cada uno un amigo más en su
vida.
Para el VI Certamen
Internacional de Micro-relatos Cross de Atapuerca, 2015. Instituto Provincial para el Deporte y Juventud-
Excma. Diputación Provincial de Burgos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario