En una esquina de una tasca de las
postrimerías del siglo XVI, con pretensiones de subir de categoría por la fama
que habían cogido los caldos allí servidos, una figura se debatía, cual
fantasma en la pared, animado por las oscilaciones de una lamparilla que servía
no sólo para que la jarra atinara en los viajes hacia su boca, sino para poder
entrever los definidos grafemas que iba
plasmando en el raído papel que se extendía sobre la tosca mesa.
La pluma volaba con la certeza del
dardo que se dirige, firme, al centro de la diana. De vez en cuando, levantaba
la cabeza y su mirada al vacío, distraída, como para ordenar las ideas que se
le amontonaban en la cabeza.
Una embozada silueta le observaba
apoyada sobre una rústica columna del tugurio.
El caballero manco, en voz alta, como
para dar la aprobación a la frase que se le acababa de venir a la cabeza dijo:
"Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces". La figura
mal acomodada en la columna, contestó: "Ser o no ser, ésa es la cuestión..."
Para el III Concurso de
Micro-relatos Concurso Adultos e Infantil, Ayuntamiento de Arroyo de la
Encomienda. (Valladolid).
No hay comentarios:
Publicar un comentario