Marcamos nuestros espacios
desde que el mundo es mundo
en un proceso rotundo,
queremos que el estornudo
que se produce a menudo,
no le sacuda al vecino,
pues sería un desatino
y además, muchos contagios.
Lo hacemos con voluntad
altruista, generosa
que nadie crea otra cosa
y en marcar un territorio,
un poquito disuasorio,
que define libertades
esas, las de cada cuales
en bien de la humanidad.
Éstas áreas reservadas
tan pulcramente pulidas;
preservan nuestras propias vidas;
son como grandes bodegas
antiguas, egregias, legas,
que crían caldos añejos,
esos tan ricos, y viejos
¡bebámoslos en veladas,
finamente planeadas
con gentes bien allegadas!
Presentado a la Convocatoria de Cuento y Poesía para la Antología Frontera. Grullita
Cartonera. (Chile).
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