lunes, 6 de abril de 2015

De cine


Me senté en mi butaca,
estaba todo bien organizado
incluso, en mano, delicioso granizado
cual relajante hamaca
para pasar el trago de la tarde:
una peli de terror
de ésas de las que dan tal pavor
que el pobre acomodador
busca quien su puesto guarde
ante tan sangriento horror.

Y yo allí, tan feliz
dispuesto a pasar canutas
unas horas absolutas
viendo a mi admirada actriz;
deformada su belleza
por mor de su personaje
ojituerta, con un traje
desgarrado, con mal aje,
como si fuera una pieza
casi de bricolaje.
Granizado, Palomitas
¡no sabía a qué echar mano!
en un intento muy vano
de largarme de rositas
de las escenas dantescas
de película fantástica
muy drástica
y con su plástica
pero que me hacía muescas
no de manera entusiástica.

Y en pleno trance de escena
toma mi mano algo frío
¡sí, mi mano, algo mío!
y una risa de hiena
que me hace temblar de espanto
y poco a poco me giro
y la veo y la miro
y casi, casi me piro
y de paso me atraganto
al creer que yo deliro.

Y allí, a mi lado, está ella
la que estaba en la pantalla
con esa especie de malla
que todo, toda la sella;
 y me encojo
¡menudo susto me llevo!
de mi asiento, ni me muevo,
no me atrevo;
más, de pronto, abro un ojo
y ha sido un sueño malevo.


Presentado al  VII Certamen de Poesía Fantástica Miniatura 2015. Revista Digital miNatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario