Enrevesado leño, mástil torcido,
arrugada madera, policromada,
estructura fibrosa, en frío castrada,
desvestido de hojas; en el olvido.
Tu canto afónico, miserere fluido,
llora, desconsolado, tras la nevada
y no haber dado cobijo a la pollada
que entre tus ralas ramas, tenía nido.
Pero el derroche, en pos del
crecimiento,
de un Hombre equivocado y un tanto
idiota
provoca en ti deseos de nacimiento.
Y exasperada, tu savia riega y brota,
con aires de victoria, y de lamento,
una hermosa flor que, al suave aire,
flota.
Para el LI Concurso Literario,
La Flor del Almendro, 2016. Excmo.
Ayuntamiento de la Frejeneda. (Salamanca)
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