Vienes cuando quieres y te
vas cuando decides. Acaricias mi rostro con ternura, con la fuerza que, poco a
poco, pierdes en tu lucha contra la distancia. Pero no te dejas vencer
fácilmente; combates con firmeza sabiendo que perderás la pelea, pero me
prestas parte de tu escaso tiempo, para darme el tibio soplo de calor que mi
cuerpo, en el otoño de su vida, necesita con urgencia.
Te despides, cada día, con
un ¡hasta mañana! que no sabes si podrás cumplir y yo te miro y te contesto con
un ¡hasta luego! pensando si podré acudir a la cita.
Para el I Concurso de
Micro-Relatos, Sol de Otoño. Mar&Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario