Corrí a ciegas
horadando las tinieblas de la noche con el único afán de escabullirme de
aquella sombra que me acosaba sin desmayo. Me daba la sensación que cada vez se
hacía más pequeño el camino que nos separaba.
Unos instantes
antes, acaba de presenciar unas masacre. Y me habían pillado observando la
escena. En un santiamén una de aquellas
figuras salió en mi persecución. No podían consentir que viviera algún testigo
de lo acontecido.
La fatiga, ya
insoportable, me hizo abandonarme a mi suerte y volverme hacia mi perseguidor;
no con el ánimo de enfrentarme a él, sino aceptando un destino fatal. La sombra
debía estar envuelta en la oscuridad de la noche absoluta, presta a asestar su
golpe de gracia. La oscuridad era completa. Esperé, tenso, mi final.
Para el Concurso de
Micro-relatos de Terror. Librerío
de la Plata. Sabadell. (Barcelona)
No hay comentarios:
Publicar un comentario