Una le decía a otra, que lloraba amargamente:
-"No te preocupes, hermana, qué mejor final que sirvamos
para alimentar a estas pequeñas boquitas que nos esperan con tanta
ansiedad"
Y la otra, arreciando en sus gemidos, contestaba:
- "Si lo sé. Me gusta este final. Sólo que preferiría en
vez de servir de patata frita, formar parte de un delicioso y dulce postre.
Sólo de pensarlo se me hace a mí misma, la boca agua".
Y desapareció en la ávida boca de aquél niño...
Para el Concurso Micro-cuentos para
Niños Editorial Verbum.
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