Abandonada a su suerte, en un rincón
del jardín, esperaba pacientemente su momento. Y éste era el día; su día.
Un manguerazo no demasiado generoso,
seguido de un secado con esmero, marcaron su punto de inflexión...y de partida.
Las sardinas llegaban...
Para el V Concurso de
Micro-relatos ACEN. Seleccionado en una Antología.
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