No es preciso ser muy "lince", aunque en este caso
sea ibérico por aquello que nos toca más de cerca, para saber que una cultura
se mantiene en el tiempo con los cuidados del resto de la humanidad; no ya sólo
los oriundos vigilantes cuyo ancestros la formaron; sino el resto de los
mortales, visitando sus vestigios y colaborando económicamente, con los
programas de ayuda que se fomentan desde distintos organismos.
Pues vamos nosotros, o al menos una buena parte de nosotros,
y cual bárbaros de los albores de la Edad Media, nos dedicamos a minar los
alrededores de ciudades casi prehistóricas para cargárnoslas en un acto muy
anticuado y felizmente casi desterrado de hace años; aquello de ni para mi, ni
para nadie.
¡Qué animales! Es una epidemia con muy difícil vacuna. La
imbecilidad, atroz por otra parte, ha comenzado en Oriente Medio. Personalmente
no me extrañaría que un mal día un energúmeno en nombre de un Dios, que tiene
bigotes la cosa, prenda una mecha en Guiza y nuestra desnarigada esfinge salte
por los aires para no volverse a levantar.
¿Somos capaces de imaginarnos a un italiano o griego de
nuestros tiempos cargándose a martillo pilón el Circo Romano o el Partenón?
¡No, verdad! Pues algo falla en la cultura medio oriental si
son capaces de hacer y fomentar, cuando no consentir, estos actos vandálicos.
Apoyemos a los que se rebelan o serán fagocitados por esas
hordas.
Para el III Concurso de
Micro-relato Purorrelato Casa África. Consorcio
Casa África.
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