martes, 27 de octubre de 2015

Desvencijado



En un rincón en penumbra de un antiquísimo desván, entre una variada gama de cachivaches de muchas épocas entremezcladas que no conservaban en absoluto su pasado resplandeciente, asomaba tímidamente su dislocada cabeza de hojalata por la que salían, de una manera desordenada, muelles y contramuelles en todas las direcciones imaginables; haciendo difícil ser reconocido por quien, en aquellos momentos, revolvía ese trastero.

El propio montón de chatarra hacía lo "humanamente" posible por mantenerse fuera de la mirada del inoportuno husmeador.

Las manos de éste terminaron por apartar los últimos trastos dejando al descubierto, sin amparo posible, al desdichado montón de chapa.

Se ruborizó, a su manera, al ser descubierto en su estado lamentable. Recordó cuando, unas décadas atrás, sus servicios eran esenciales para el buen desarrollo diario de aquella casa; la suya.

Ahora, arrinconado por otros elementos mucho más evolucionados de su especie, para él, faltos de su propia naturaleza, languidecía en aquél escondite.

Los ojos del visitante se detuvieron un instante observando aquel arsenal de láminas metálicas y tornillos con herrumbre. Sintió un amago de misericordia y lo tapó con un rebojo de papeles de periódico.

Apartó rápidamente los papeles para echar un último vistazo al objeto y lo volvió a tapar, creyendo, por un momento, haber visto algo anómalo. Se fue.

En la penumbra ¿es posible que una pequeña lágrima se escapara de aquél ser arrinconado?



Para el I Concurso de Relatos de Ciencia Ficción Bajo la piel. Carpa de Sueños. Editado en Antología.


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