No te conozco y,
sin embargo, me atraes. La simple idea de que en tus inicio fueras preconcebida
para pajar, remembra a mi mente miles de historias de alegres chicuelos jugando
a cazar lagartijas entre los recovecos de unas piedras, siempre remisas a coger
calor, por mor del caprichoso clima que te envuelve. Y no es malo. Es el que
es. Sin más.
Los bosquedales,
ahítos de pigmentos tostado amarillentos amenizan tus otoños con raudales de coloridos que cartografían en
las retinas de los afortunados que te ven un paisaje para recordar siempre.
Cientos de leyendas
hablarán de tus inviernos nevados; cubiertos por el manto nivelador de tierras,
valles o incluso ríos, cuando el general invierno toca sus clarines de guerra
anunciando su ataque.
Enfrentamiento que
es acompañado como si en otras civilizaciones estuviéramos, de los
espectaculares aullidos de lobos que cabalgan a lomos del viento, sin poder ser
descubiertos en sus correrías; sólo después, sus huellas serán el testimonio de
su paso. Y el oso, más arriba y
prudente, alzará una oreja para comprobar si todo va bien y, si es así, echará
la última cabezada de su largo letargo hivernal.
Más siempre es así;
y, la primavera vuelve a sonreír y, poco a poco, derrite, perezosa, la capa
blanca hasta el horizonte y deja emerger
desde el interior los brotes verdes llenos de vida para los diversos
habitantes de tu entorno. Llega el verano. Noches ligeras que compensan el no
excesivo calos de las mañanas y los sapos, tenores de la noche, canturrean sus
croadas en libre competición por una hembra; mientras en el cielo, la luna
esplendorosa, proporciona la luz suficiente para configurar un paisaje que
parece extraído de las "mil y una noches"...
Y podría haber un
momento especial, allá por Pascua, si, al pairo de la caída lunar de la misma,
se pudiera disfrutar de la derrota del invierno o de una incipiente victoria de
la primavera, saboreando una rica y dulce "Colomba pasquale"
italiana, como colofón a una cena, mientras estirados sobre una manta de piel
de oso, saboreamos un buen vino frente a unos leños que, vigorosamente, se
consumen en la chimenea...
¿No está tan mal la
idea, no?
Para el I Concurso de Relato
Corto, Casa Colomba, Sembrando palabras. Santa
Colomba de Somoza. (León).
ya puedes volver a participar en nuestro segundo certamen "Sembrando Palabras" Esta vez te proponemos LA LEYENDA EN LA SOMOZA MARAGATA. ENTRA A VER LAS BASES EN: marypeace76.blogspot.com
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