miércoles, 28 de septiembre de 2016

Remembering


Cual hordas de otros siglos, ya pasados; olvidados si no fuera por la Historia que les guarda esculpidos en sus hojas, vuelven hoy, en nuestros días, a invadir otra vez el Occidente, abandonando su llanuras o montañas, ríos , valles, sus hogares en pos, esta vez, de una palabra que atenaza sus gargantas: ¡vivir!

Y esta vez no vienen, a priori, a conquistarnos; llegan a impulsos de los pinchazos que unas afiladas cimitarras les procuran en sus espaldas haciéndoles huir, desesperadamente, hacia la simple libertad de subsistir.

Ahora, hay que pedir, que el Atila de turno, figurado por supuesto, no esté a este lado del Danubio. De la misma manera, hay que aprender de los errores y tamizar, en un sutil combinado de celo y dosis de generosidad, que nos entren los menos posibles bárbaros de allende los mares...o desiertos.


Para la Primavera de Micro-relatos Indignados, 2016. La colina naranja.

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