domingo, 7 de agosto de 2016

Desnudez


He aquí este vocablo
que iguala desde el principio
en la vida, no en el ripio,
desde aquél célebre establo.
Y es lo común, lo ordinario
venir al mundo, parido,
con algún que otro quejido
por el cambio arbitrario.

La diferencia estriba
cuando al lamento acompaña
pegado cual alimaña,
a su espalda, en la giba.
El hambre, la escasez,
la miseria, el infortunio,
en noches de plenilunio
o de nueva palidez.

Y así, individuos, distintos
tienen rasero ordinario,
más allá de ese Calvario
sellado con mil precintos.
Y le une la igualdad,
dicho con verbos mayores,
no con esas falsas flores
de estadista sin piedad
que  esgrime con impudicia
lo que él sabe que es legal
en campaña electoral,
más cuando pasa...presbicia.

Pues este globo mundano
olvida sus compromisos
y hacemos casos omisos
si la acción no deja grano.
Las bases están sentadas,
escritas en manifiestos
¡que no sólo sean gestos!
que estén, las leyes, cargadas
de respaldo, por igual,
sin ver el color de piel:
roja, blanca o color miel
y sea cual sea el aval.

Puesto que nacemos libres
pensadores, según zona,
empuñemos, cual Tizona,
esos principios, calibres
de lo mucho aprendido
desde que un primer amigo,
carente total de ombligo,
estableció aquí su nido.

Y es necesario volver
a aquellos puros albores,
prescindiendo de colores,
y repasar y releer
a nuestra historia habitual;
cuando una sierpe ladina,
según la costumbre opina,
cambió manzana por mal.
Es , seguro, una ficción,
pero tomemos modelo
y hagamos que en este suelo
aprendamos la lección.


Para el VI Certamen Nacional y Provincial, Espejos de Agua.  Asociación Manantial. Linares. (Jaén).

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