domingo, 7 de agosto de 2016

Río Tajo


Eres grande, bello. Mantienes con tus empapamientos el enorme granero que supone tu cuenca; y, generosamente, cedes parte de tu caudal hacia otra vega, fecunda, fuerte pero insuficiente, a pesar de su poder, para alimentar la excepcional voracidad de su huerta.

Tú, Tajo, desde la sencillez propia del lugar de tu nacimiento y de las tierras que, sinuosamente, recorres en tu viaje en busca del ansiado océano, remojas el adobe campesino que servirá para que sus moradores, cobijados bajo ese engrudo, puedan levantarse un día más y,  azada en mano, intentar herir la tierra dura, mesetaria, para lograr, por tu imprescindible mediación, que la semilla allí depositada de un fruto que alimente a los paisanos que pueblan tus orillas.

Y yo, modestamente, un mesetario como los que tú reconoces, pero de una meseta más al norte y regada por otro gran río, te reclamo como mío; pues eres parte de una tierra, la misma que durante generaciones luchó, hombro con hombro, por un bien común llamado las Españas.


Me permito desde estas tierras, como el más  vulgar conquistador de los siglos XV ó XVI, reclamar para mí y para el resto de este territorio ibérico tu nombre como mío; que forme parte del patrimonio ancestral que hereden nuestros descendientes entreverado en los propios genes.


Para el II Certamen de Micro-relatos, Javier Tomeo. Asociación Literaria Poiesis. Alcañiz. (Teruel).

No hay comentarios:

Publicar un comentario