Señor, elevo a tí mis ojos
con impaciencia;
para, en los tuyos, saber qué
descubrir.
Tus pupilas, extensas, hacen fluir
lágrimas vítreas de indulgencia
al contemplarme de hinojos.
Orar arrodillado, sin sonrojos,
es aceptar, libre de insolencia,
tu sabio instruir.
Y cumplir, a pie de letra, penitencia
que libera de rastrojos
a mi alma que codicia seguir.
Para el Certamen Literario
Jaume I El Conquistador. Asociación
Salou Calami. Salou. (Barcelona). Primer Premio.
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