jueves, 5 de mayo de 2016

De fábulas


El Ogro, desde su torreón,
lanzó un silbido profundo,
más que dulce, iracundo,
que avisaba al elfo fino
dejar de hacer el cretino
y remirar al balcón
en el que se divisaba,
tras un visillo azulado,
y en sentido figurado,
el pernil muy excitante
de un especímen mutante,
o de una enana barbada
un pelín espeluznante;
pero al elfo, embelesado,
le parecía el exceso,
cual obseso,
de la más pura belleza,
aquella pieza,
culmen del encanto creado.


Para el VIII Certamen Internacional de Poesía Fantástica MiNatura, 2016. Revista Digital miNatura.

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