En la
nocturnidad de lo absoluto
trabajas sin
descanso, sin reposo,
trenzando,
en un trabajo muy costoso
la
arquitectura mágica, tributo,
a la tenaz
paciencia y, cuyo fruto,
al estilo de
un grano asaz sabroso
gravita del
tallo pulcro y sedoso,
o bola de
Noel, casi de luto.
Sólo las
lamparillas de un planeta,
aclaran la
ceguera de la noche
en un mar
estrellado sin reproche,
donde yace
el soldado, tras retreta;
es la triste
canción para un poeta
petulante,
osado, quizás fantoche,
intentando
plasmar, vano derroche,
lo que el crepúsculo, en su abrazo, aprieta.
Y cual
guirnaldas de fiesta vecinal
encendéis y
apagáis vuestras candelas
en claro
coqueteo con las rielas
de la negra
y oscura tiniebla estival;
y en tu
quehacer diario, casi claustral,
entretejes
los hilos como telas
de araña,
que transcriben sus novelas
con
caracteres de aurora boreal.
Para el III Certamen
Internacional Umbral de la Poesía en Valladolid. Asociación Cultural Habla, Excmo. Ayuntamiento de
Valladolid, el Norte de Castilla y Editorial PiEdiciones. Valladolid.
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