sábado, 21 de mayo de 2016

Viejo lobo


El viejo marinero, canturreaba
una canción con regusto a guayaba.

El ron que había metido en su organismo
llenaba el corazón de un optimismo
que no iba más allá de un espejismo,
disfrazando su ordinario mutismo.

La mar, enarbolada, le servía
de agregado seguro, de vigía.

El marinero viejo, se arropaba
evitando un intensivo bautismo
de aquél agua, rayano a la lejía.


Para el V Certamen Poético Internacional Rima Jotabé.

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