sábado, 8 de noviembre de 2014

Catarro



Comienza sin aviso; es traicionero; se instala en tus narices, sin tú saberlo. Te encuentras bien; tan sólo es un picor... es pasajero.
Sigues con tu actividad, queriendo no hacer caso del molestillo picoteo que, en las fosas nasales, sientes, cual escarabajeo. Te olvidas un buen rato; más vuelve, el picor, el "remusgueo".  Es más bien un retintín... un cachondeo.
No te centras en nada; no estás al loro, parece que tu mente, te ha dejado sólo ¡Caramba!¡Ya está bien! ¿Tendré que tomarme algo? ¿No estaré bien?
Aguantas, como puedes, la jornada a base de beber agua, comprobando, que cuánto más bebes, según recomendaciones, a ti no te arregla nada. Sí pasa, sí, ya lo creo, que el catarro va a más, hay más goteo.
En el trabajo, finges que no va contigo; te educaron para eso, mi buen amigo. Estás maltrecho y fastidiado; atiendes a tus jefes como "dopado". Con voz gangosa, los contestas, sin ganas, cualquier cosa.
Ellos te escuchan y como tisana, te recomiendan duchas de mala gana ¡A quién se le ocurre! Recomendar la ducha a gente pachucha y con agua fría ¿estarán intentando "una" ERE mía?. Les miras, como miran las vacas al tren, diciendo por lo bajo, musitando, un "que te den..."
Has logrado llegar al final de la jornada laboral, como quien se desliza con una figura muy fantasmal.
¡Las cataplasmas! son especiales, te recomienda algún compadre, "a mí me quitan todos los males".
No pienso hacerlo, ¡Por Dios, que inquina!, cuando llegue a casa, cafiaspirina.
Llegas baldado. Dices un "hola", medio asfixiado.
No estás para nadie, no quieres verlos, tomas medicamentos de "extraperlos"; todo te vale: tisanas, infusiones, cataplasmas, tabletas; pero que nadie te tire de los... tacones. El picorcillo ya es un recuerdo, estornudas a lo bestia, como un cerdo. La cabeza te estalla, es un suplicio, en tu mesilla tienes un autoservicio.
De todo tragas, entre estornudos, por si acaso falta algo, retortijones tienes muy testarudos ¡Con tanto brebaje!, la vejiga está hecha una salvaje. La cosa sigue mal, cuando haces horas, en el orinal.
¡Qué angustia, madre!, aquí no hay perrito que ya me ladre... cuando le agarre, al que me dijo:"toma de este brebaje", le diré que se lo meta, por donde cuadre.
La noche vence. El sueño viene. Ni se entretiene, me da alcance. Con somnolencia de tanta gragea, pides paciencia, con vehemencia, a quien te rodea.
Viene Morfeo, te abre sus brazos; no hagas un feo; no seas huevazos; ríndete al mazo de su mareo.
"Suda, que es bueno, las miasmas se alejan pronto de ese cuerpo". Así lo dicen ¿Será lo cierto?, el caso que es consejo y lo bendicen.
La aurora canta un nuevo día, tienes la sábana húmeda y está fría. Pero respiras, el tapón de la nariz no está ¡Qué buenos días! La cabeza no duele ¡Qué hermosura! ¿Será que he soñado ésta locura?
¡Si es imposible!, si un macho, como yo ¡es invencible!
Entras en la oficina con buena planta, retando a quien te aguanta, mirada inquina.
¡Soy como un roble! ¡Cómo voy a padecer, algo innoble!
Te volverá a pasar, estate seguro; y volverás a negarlo, juro que juro; que contigo no va eso que es para alguno; que tú eres deportista ¡por Dios! ¡por Juno!



Presentado al XIV Certamen de Relatos "Pilar Baigorri", 2014. M.I. Ayuntamiento de Murchante (Navarra).

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