Y el río se precipita, baja rápido, encabritado, saltando de peña en
peña, regando todos los prados que a su paso se exhiben verdes, intensos,
fecundos, dispuestos a dar forraje al ganado, ganado el de aquí, vacuno,
llenando de alfombra amarilla de color de manzanilla toda entera tu campiña.
Salta y resalta con aire de su sutil importancia, llevando a cabo esta
danza que, a los ojos del humano, parece tender la mano, franca, fuerte, con
nobleza de la que siempre presume el pueblo llano asturiano.
Brinca y repica en las rocas junto a las níveas cabritas locas que
apriscan en esas cumbres: altas, pétreas, roquedales, donde tus pastores duros
hacen lumbres otoñales antes de bajar , de nuevo, a sus casas a sus lares.
Sella con un beso ciego, tu nombre con el entorno que, más abajo, en lo
hondo, dejarás allí tu huella con descensos de canoas, piraguas y otras barcas
a donde competir vienen de éstas o aquellas ciudades, enormes, universales.
Treinta y siete pueblos forman, hermanados, apiñados, el Concejo que
arropa con pegamento, tu Sella, con buril y con garlopa, la perla de la Corona,
cercana de la Patrona, Covadonga de Asturias, de España. llegas ya más relajado
tras entrar por Fríes, Santianes, Omedina, con tu carrera felina, pura sangre,
cristalina, abrazas estos lugares por Pelayo protegidos, contra invasores
cetrinos, conocidos como árabes.
Dejas que, Llovio, te acoja con respeto, con cariño, como si fueras su
niño que juegas entre su vega, a arrullarte mientras pasas con nanas de
bisabuela.
Prosigues, siempre adelante, más pausado, más sin tregua, camino de la
vitola que cada año se asoma en los primeros de agosto, con forzudos campeones
que luchan contra tus aguas, por lograr ser los primeros en conquistar los
trofeos; trofeos de triunfadores.
Y es que estamos en Arriondas; salida tradicional de la prueba, sin
igual, de tu descenso, y pienso que en el mundo entero saben que ahí, en
Asturias tienen un río, un río Sella, que se asemeja a una estrella.
Llegamos al municipio, que es primordial, es principio visitar con mucha
calma, explorando así el alma de este bonito Concejo. La playa, el mar, los
paseos, sidrerías que deleitan al turista o viajero; al que le va "la
movida" u oír a un buen gaitero, que todo tiene un momento , en esta villa
de cuento.
Tu río abraza el agua, ahora envuelta, salobre, enriqueciendo, no pobre,
las especies de tus potes; se convierte en Ría, el río, y desde la orilla mira
mientras te adentras en olas que parecen banderolas de los juegos malabares que
rindes a tu Patrona.
Virgen de la Guía, auxilia a tu
gente pescadora y resguarda en tu manto a todo aquél peregrino, sea asturiano o
vecino, que pase por ahí de camino a visitar a otro santo.
No se puede uno negar, a buscar cualquier momento para volver al lugar,
en sí, todo un monumento, pero su gente lo es más.
Presentado al XII
Certamen de Relato Corto “Guilleromo González”, 2014. Asociación
Cultural Amigos de Ribadesella. Ribadesella (Asturias)
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