Y
apareció, de la nada, con una espléndida demostración de poderío y
tranquilidad; era inmenso; o al menos así se lo parecía a los que, con mirada
atónita, eran incapaces de articular
palabra alguna ante tan inesperado visitante.
Posiblemente,
había decidido merodear por el lugar desde el que, hacía un rato, partían
chapoteos y zumbidos de inmersiones, provenientes de los alborozados bañistas
que, una y otra vez, saltaban por la borda de su pequeño velero, disfrutando de
la soledad de esos baños en aguas tan
desafiantemente puras.
Ni
por asomo, se les había pasado por la cabeza que pudieran estar en peligro en
aquellas aguas; eran tan bellamente
cristalinas que, seguro, impedirían la presencia de cualquier elemento que
pudiera teñir de rojo su inmaculado manto azul verdoso.
Hacía
dos o tres minutos que la última bañista había sido izada al barco por popa,
cuando sin el menor indicio de revuelo, emergió junto al costado de estribor
con su poderoso y lento movimiento de su aleta caudal.
Mientras
nadaba en paralelo al barco, sacó ligeramente su cabeza del agua y, a medida
que le sobrepasaba barría con su ojo la cubierta, intentando descifrar quién había sido el
causante del chapoteo que le había perturbado minutos antes...
Los
cinco navegantes, contemplaban la escena sumergidos en el silencio que produce
lo insólito; incapaces de pensar y mucho menos de tener un atisbo de reacción posible
en tan primordial momento. Sólo una cosa
unió a la mayoría de las aletargadas
personas...el vacío que transmitía la mirada del globo ocular que les escrutaba
desde la superficie en calma, del mar.
El
excepcional escualo, contemplaba con desgana las figuras de los extraños que le
miraban desde la embarcación; sólo hubo un momento que algo le hizo casi
pararse en su nadar: fue al entrecruzar su mirada con la de una rubia que, con
cierto desdén desafiante, le observaba desde la proa del buque mientras
saboreaba un delicioso y fresco mojito, bajo el
amparo de un sombrero "Panamá".
Mientras
se alejaba del velero, majestuosamente, el tiburón, guardaba en lo más recóndito de su cerebro la imagen de
aquella rubia; haciéndose el firme propósito de volver más adelante a aquellos
parajes y poder, con algo de suerte, inspeccionar más de cerca aquella figura
que tan desinteresadamente le había mirado.
Presentado al XXV Certamen Literario "Villa de Almoradí", 2014. Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Almoradí. (Alicante).
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