viernes, 28 de noviembre de 2014

El ojo sin vida



Y apareció, de la nada, con una espléndida demostración de poderío y tranquilidad; era inmenso; o al menos así se lo parecía a los que, con mirada atónita,  eran incapaces de articular palabra alguna ante tan inesperado visitante.
Posiblemente, había decidido merodear por el lugar desde el que, hacía un rato, partían chapoteos y zumbidos de inmersiones, provenientes de los alborozados bañistas que, una y otra vez, saltaban por la borda de su pequeño velero, disfrutando de la soledad  de esos baños en aguas tan desafiantemente puras.
Ni por asomo, se les había pasado por la cabeza que pudieran estar en peligro en aquellas aguas; eran  tan bellamente cristalinas que, seguro, impedirían la presencia de cualquier elemento que pudiera teñir de rojo su inmaculado manto azul verdoso.
Hacía dos o tres minutos que la última bañista había sido izada al barco por popa, cuando sin el menor indicio de revuelo, emergió junto al costado de estribor con su poderoso y lento movimiento de su aleta caudal.
Mientras nadaba en paralelo al barco, sacó ligeramente su cabeza del agua y, a medida que le sobrepasaba barría con su ojo la cubierta,  intentando descifrar quién había sido el causante del chapoteo que le había perturbado minutos antes...
Los cinco navegantes, contemplaban la escena sumergidos en el silencio que produce lo insólito; incapaces de pensar y mucho menos de tener un atisbo de reacción posible en tan  primordial momento. Sólo una cosa unió a la mayoría de  las aletargadas personas...el vacío que transmitía la mirada del globo ocular que les escrutaba desde la superficie en calma,  del mar.
El excepcional escualo, contemplaba con desgana las figuras de los extraños que le miraban desde la embarcación; sólo hubo un momento que algo le hizo casi pararse en su nadar: fue al entrecruzar su mirada con la de una rubia que, con cierto desdén desafiante, le observaba desde la proa del buque mientras saboreaba un delicioso y fresco mojito, bajo el  amparo de un sombrero "Panamá".

Mientras se alejaba del velero, majestuosamente, el tiburón, guardaba en  lo más recóndito de su cerebro la imagen de aquella rubia; haciéndose el firme propósito de volver más adelante a aquellos parajes y poder, con algo de suerte, inspeccionar más de cerca aquella figura que tan desinteresadamente le había mirado.



Presentado al XXV Certamen Literario "Villa de Almoradí", 2014. Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Almoradí. (Alicante).

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