La tierra en sus entrañas, creó el
fuego, fuente de vida para que la
superficie se llenara de plantas que sirvieran de sustento natural a una cadena alimentaria de vida.
El aire avivó la avidez del dominio
del fuego propagándole por la tierra.
Cuándo éste, indómito,
atravesó el umbral de la superficie el agua tuvo que aplacar su ardor
apagando las brasa que había ido desperdigando en su afán de dominio
exterminador.
La Tierra, en su cordura, retornó el equilibrio natural establecido.
Presentado al IV Concurso de Microrrelatos Fuego, Aire, Agua y Tierra. Letrasconarte. Editado en la Antología: "Fuego, Aire, Agua y Tierra"
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